Un creyente que espera el perdón de Al-lah, el Todopoderoso, debe saber que de ninguna forma puede alcanzar este perdón a través del sueño, la vacilación y la pereza. El perdón sólo puede alcanzarse haciendo esfuerzos acordes con él. Al-lah, Alabado y Glorificado sea, acepta incluso una cantidad pequeña de trabajo siempre y cuando se haga con amor y devoción sinceros hacia Él. A la vez, Él rechaza una gran cantidad de trabajo cuando se hace con indiferencia y rencor, con el deseo de que termine para que la persona pueda salir de la presencia de Al-lah. A ese deberíamos decirle: “¿A quién acudirás? ¿Hacia quién volverás tu cara, quién es mejor que Al-lah, el Todopoderoso?”
Una persona aprende a luchar protegiéndose a sí mismo contra la negligencia con el recuerdo de Al-lah, el Altísimo, acercándose al Corán sin descanso para recibir guía, iluminar su camino, curar su corazón y bendecir su tiempo y sus esfuerzos. Gastará generosamente su tiempo, su esfuerzo, sus bienes, su salud, su sueño, entregará su alma, encomendará a sus hijos y demás en la causa de Al-lah, el Omnipotente. Se dedicará, en cualquier estado que esté, a la causa de la generosidad que quisiera recibir de Al-lah Todopoderoso, quizás Él sea más Generoso con él y le dé una recompensa mayor y mejor, como declara cuando dice (lo que se interpreta en español): {Él responde las súplicas de quienes creen y obran rectamente, y les acrecienta Sus gracias. En cambio, los incrédulos tendrán un castigo severo.} [Corán 42:26]
El siguiente paso es seguir con los objetivos de la lucha. ¿Cómo una persona debería esforzarse contra sí misma? Debe organizar sus deberes de ayuno, oración, recuerdo de Al-lah, y todos los actos de fe, esforzándose en cumplirlos para agradar a Al-lah, el Todopoderoso. Debe luchar contra sí misma para practicar el autoajuste de cuentas y vigilar que su alma no escape de él. Cada vez que se desvía o se encuentra a sí misma inclinada hacia la pereza o el cansancio, debe recriminarse y obligarse a la obediencia una vez más. Cuando llega al estado en el que dice: “Mañana, si Al-lah quiere (haré esto y aquello)”, debe saber que ha sido dominada por su propio ser, sus malas inclinaciones y los susurros del demonio. Mañana llegará y no hará nada. Los días pasarán uno tras otro y no hará nada. Así que, a menos que decida el asunto consigo misma desde el primer día (se perderá): ¿Debe rezar? Por supuesto, debe, inevitablemente, rezar bajo cualquier circunstancia, y sin importar los obstáculos que se le puedan presentar. Cuando llega a la oración y dice: “Si Al-lah quiere, comenzaré a rezar desde esta noche, e incluso desde la primera parte de ella”, el demonio y sus propias malas inclinaciones le pueden decir: “Duerme una hora para ser capaz de pararte a rezar. Duerme una hora, si Al-lah quiere, y retrasa la oración para tal y tal hora. Duerme una hora, si Al-lah quiere, para ser capaz de ayunar”, y así hasta que la noche pasa en vano, y duerme la mitad o incluso toda la noche, perdiendo con ello la oración.
El paso siguiente es tomar su decisión para que cuando se le pida dormir, responda: “No, me he comprometido con Al-lah a rezar”. Cuando se le pide cumplir cierta necesidad o un asunto de su propio interés, como el demonio nunca le permite hacer el bien, dice con prontitud: “No, nos hemos comprometido con Al-lah a rezar”.
¿Alguien cree que el demonio se le acercará en persona para decirle: “Eres una buena persona pues te has comprometido con Al-lah a rezar, y te ayudaré en tu oración, recordando (a Al-lah) y rezando. Ve mi hermano, ve y reza, y te ayudaré a rezar. Ven a la oración, ven al recuerdo de Al-lah, el Todopoderoso”?
¡Por supuesto que no! Esto es porque Satanás ha dicho, como ha declarado Al-lah, Alabado y Glorificado sea (lo que se interpreta en español): {Por haberme descarriado acecharé a los hombres para apartarlos de Tu sendero recto.} [Corán 7:16]
Que Al-lah, el Altísimo, nos mantenga libres de las maquinaciones del demonio y firmes en el camino recto.