El Imam Ash-Shafi’i: el gran jurista de la Sunnah (Parte 2 de 2)

24/09/2017| IslamWeb

 Mientras aún estudiaba en Meca, Ash-Shafi’i, que Al-lah lo tenga en Su misericordia, escuchó sobre un erudito renombrado de Medina, el Imam Malik ibn Anas, que Al-lah lo tenga en Su misericordia. Quiso hacerse estudiante del Imam Malik, sin embargo, vio con su agudo intelecto que no debía acudir a él vacío y sin preparación. Memorizó el famoso libro de Málik, Al Muwatta’, en sólo 9 días. Después, fue a ver al Imam Malik, que Al-lah lo tenga en Su misericordia, a su casa en Medina. Ash-Shafi’i, que Al-lah lo tenga en Su misericordia, habló con elocuencia y amabilidad con el Imam y le dijo que deseaba ser su estudiante. El Imam miró al muchacho por un buen rato mientras él le contaba la historia de cómo buscaba el conocimiento hasta ahora. El Imam tenía una fisonomía impresionante y una mirada penetrante; le dijo: ¡Hijo mío! Por Voluntad de Al-lah tienes un gran futuro. Mañana ven a verme y trae contigo a alguien que pueda bien leer el Muwatta’ pues temo que no estás en capacidad de leerlo por ti mismo”. Ash-Shafi’i, que Al-lah lo tenga en Su misericordia, respondió con la misma cortesía: “Imam, lo voy a leer yo mismo de memoria, sin libro”.
Ash-Shafi’i, que Al-lah lo tenga en Su misericordia, permaneció en compañía del Imam Malik, que Al-lah lo tenga en Su misericordia, por mucho tiempo. El Imam lo amó mucho, y en el año 179 H., después de que el Imam Malik murió, Ash-Shafi’i, que Al-lah lo tenga en Su misericordia, regresó a Meca desde Medina, armado con una gran carga de conocimientos que habían influenciado su vida. En Meca se casó con Hamidah bint Nafí, una nieta del Califa ‘Uzman ibn Afan, que Al-lah esté complacido con él, y tuvo con ella dos niños y una niña.
En el patio del pozo de Zamzam y junto al Maqaam del Profeta Abraham (la piedra sobre la que se paraba para colocar los ladrillos de la Ka’ba), el Imam Ash-Shafi’i, que Al-lah lo tenga en Su misericordia, se sentaba a enseñar a la gente y a su alrededor se reunían muchos estudiantes provenientes de todas partes. Su círculo se hizo muy destacado en la sagrada Mezquita de Meca, y también llegó a ser bien conocido fuera de Meca, incluso en Irak. Abdur-Rahman ibn Mahdi, uno de los eruditos de Irak, le envió una carta pidiéndole que escribiera un libro sobre las evidencias de la legislación del Corán, la Sunnah y el consenso de los eruditos religiosos, así como otros temas sobre los que estaba constituida la ciencia del Fiqh (Jurisprudencia Islámica).
Ash-Shafi’i, que Al-lah lo tenga en Su misericordia, escribió el libro y lo llamó Ar-Risalah (El Tratado), que se convirtió en el primero libro que dio origen a lo que se denomina Ilm Usul Al Fiqh (La ciencia de las fuentes de la Jurisprudencia Islámica), de cuyos temas Ash-Shafi’i, que Al-lah lo tenga en Su misericordia, fue el organizador, clasificador e inventor.
En el año 195 H., el Imam Ash-Shafi’i, que Al-lah lo tenga en Su misericordia, viajó a Bagdad por segunda vez y continuó enseñando allí por dos años. Muchos estudiaron bajo su supervisión, incluyendo al Imam Ahmad ibn Hambal, quien dijo más tarde: “Si no hubiera sido por Ash-Shafi’i, que Al-lah lo tenga en Su misericordia, no habríamos conocido la comprensión del Hadiz". Antes de irse de Irak, terminó de escribir su extenso libro Al Huyah (La Prueba), en el que dejó la esencia de su nueva escuela de jurisprudencia.
En el año 199 H., el Imam viajó a Egipto, donde se quedó para difundir su conocimiento entre los egipcios, que lo amaron mucho. Muchos estudiantes lo buscaron desde todas partes del mundo. Hacia el final de su vida, el Imam se enfermó mucho. Su enfermedad continuó por 4 años y, sin embargo, él no dejó de enseñar y dictar charlas. Cuando regresaba a su casa después de enseñar, solía obligarse a olvidar los dolores de la enfermedad y se entregaba por completo a escribir, editar y revisar el libro Huyah que escribió en Irak. Después de la edición y corrección, renombró el libro editado como Al Umm (La Madre). El Imán continuó esta rutina diaria hasta que la enfermedad lo obligó a retirarse y dejar de enseñar. Sus estudiantes solían visitarlo para consolarlo en su enfermedad. Un día, uno de sus estudiantes entró a su habitación y le preguntó: “¿Cómo se siente esta mañana, Imam?” Ash-Shafi’i, que Al-lah lo tenga en Su misericordia le contestó: “Siento que estoy viajando fuera de este mundo, lejos de mis hermanos, bebiendo la copa de la muerte y aproximándome a Al-lah, el Glorioso. Por Al-lah, que no sé si mi alma irá al Paraíso y debo alegrarme, o al Infierno y debo lamentarme”. Entonces comenzó a llorar. El viernes, el último día de Rayab del año 204 H., su alma pura fue al encuentro de su Proveedor y Cuidador. Fue enterrado en el cementerio de Qurashiyin en medio de los cementerios de Banu Al-Hakam en Egipto. Que Al-lah bendiga el alma del Imam Ash-Shafi’i y lo admita en Su amplio Paraíso.

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Leer la primera parte:

El Imam Ash-Shafi’: Sus inicios (Parte 1 de 2)

 

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