La diferencia entre encomendarse a Al-lah y ser arrogante
Ibn Al Qaiem, que Al-lah lo tenga en Su misericordia, dijo: “Quien se encomienda a Al-lah Todopoderoso hace lo que Él le manda y tiene certeza que Él le hará probar los frutos de sus obras. Es como alguien que planta un árbol o cultiva la tierra esperando la inevitable cosecha. Por otro lado, el arrogante es quien desdeña los mandamientos de Al-lah Todopoderoso pero alega encomendarse a Él, siendo que, de hecho, esta confianza es solo aceptable después de ejercer un esfuerzo suficiente”.
Luego añadió: “La confianza es una sensación de tranquilidad que se basa en signos y pistas que el corazón acepta. Mientras más fuertes son estas señales más firme será la fe en Al-lah, especialmente si hay anteriores experiencias similares y un razonamiento certero”.
La arrogancia, por otro lado, es una combinación entre engañarse a sí mismo, los susurros del demonio, los caprichos y la falsa esperanza de ser perdonado por Al-lah en toda circunstancia. Esto hace que una persona se dedique a perseguir el placer y caiga en la ilusión del exceso de confianza.
Más aún, la arrogancia lleva a depositar la confianza en quienes no son confiables, a sentirse cómodo con los que no son de fiar y esperar el bien de aquellos que no pueden beneficiar en nada, como alguien que es engañado por un espejismo. La más seria manifestación de este comportamiento es cuando la persona insiste en hacer lo que Al-lah detesta a pesar de las bendiciones que recibe de Él.
El engaño es el arma del demonio y la arrogancia es el comportamiento de aquel que tiene la tendencia de incurrir en malas acciones constantemente. Por eso, cuando se juntan los caprichos, la transgresión, la desviación maligna y una personalidad arrogante, el ser humano se hace arrogante y se desvía. De hecho, el demonio engaña a los que tienen una creencia errada sobre Al-lah y los hace tener esperanzas de obtener Su indulgencia y clemencia a pesar de su insistencia en hacer lo que Él detesta.
Para sedar los corazones de los pecadores, los demonios introducen una sensación de arrepentimiento en ellos pero les impiden arrepentirse realmente insistiéndoles que posterguen el verdadero arrepentimiento (procrastinación) hasta que les sobreviene la muerte en la peor situación. Al-lah todopoderoso dice: {Se dejaron seducir por las falsas esperanzas hasta que les llegó la orden de Dios. Finalmente el Seductor los engañó acerca de Dios} [Corán 57:14].
Respecto a los más arrogantes y los que tienen un peor concepto acerca de su Señor, ellos son los que, cuando Al-lah es Misericordioso con ellos o les concede Su gracia, dicen lo que se menciona en esta aleya coránica: {Esto es lo que me merecía} [Corán 41:50], creyendo que sus méritos obligan la gracia o indulgencia de Al-lah. La aleya continúa diciendo: {y no creo que la Hora del Juicio llegue jamás}, así la persona incurre en la contradicción de considerarse merecedor de la gracia de Al-lah a pesar de no creer en Él. Luego prosigue con su engaño respecto a Al-la cuando dice: {pero si compareciera ante mi Señor, seguro que Él me concedería lo más bello que existe}, es decir, el Paraíso y el máximo honor. ¿Hasta qué punto puede una persona engañarse sobre Al-lah?
Tal persona está bajo el influjo de Satán y es engañada por sus propios caprichos e ilusiones, que además son enfatizados por su atracción ilusa por los placeres mundanos y sus pasiones. Esta persona queda en un estado de parálisis hasta que le llega la muerte.
¡Siervo insignificante! Al-lah todopoderoso nos advirtió contra caer en este estado de inconsciencia y nos informó que pronto estaremos ante él para ser juzgados y retribuidos en un día tan terrible que hasta a un recién nacido le va a sacar canas. Al-lah dice: {¡Oh, gente! Teman a su Señor y [teman] el día en el que ningún padre pueda cargar las faltas de su hijo y ningún hijo pueda cargar las faltas de su padre. Lo que Dios promete se cumple. Que no los seduzcan los placeres de la vida mundanal ni los engañe el Seductor [el demonio], alejándolos de Dios} [Corán 31:33]. Por lo tanto, cuídate de no engañarte respecto a tu Señor y recuerda las palabras de Abdul-lah Ibn Mas’ud, que Al-lah esté complacido con él: “Cada uno de ustedes estará a solas ante Al-lah y Él los cuestionará: ‘¡Humano! ¿Qué te ha engañado respecto a Mí? ¿Qué has hecho respecto a lo que sabías?’”.
Le pedimos a Al-lah que nos dote de criterio, que nos reforme por dentro y por fuera, y nos proteja del mal de la arrogancia.