¡Alabado sea Al-lah!, Señor de los mundos. Testifico que nadie merece ser alabado excepto Al-lah, y que Muhammad, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, es Su siervo y mensajero.
La muerte durante el Hayy es una señal del buen fin de la vida de una persona. Un hombre se detuvo en ‘Arafah durante el Hayy con el Mensajero de Al-laah, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, y en eso, cayó de su montura y se rompió el cuello. El hombre estaba en estado de Ihraam, entonces el Profeta, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, les dijo a sus compañeros que lo enterraran con sus dos prendas, sin perfumarlo ni cubrir su cabeza. Él, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, dijo: "Él será resucitado el Día del Juicio haciendo la Talbiyah (proclamaciones que se hacen durante la peregrinación)" [Bujari y Muslim].
Sin duda alguna, esta es una gran recompensa y un grado excelente, pues el Hayy se cuenta entre las mejores obras. Pero, en nuestro conocimiento, no hay indicación de que será un mártir.
Y Al-lah sabe más.