¡Alabado sea Al-lah!, Señor de los mundos. Testifico que nadie merece ser alabado excepto Al-lah, y que Muhammad, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, es Su siervo y mensajero.
Lo relacionado a los muertos y sus tumbas pertenece a lo oculto, y en ello no hay opinión decisiva a menos que exista un texto revelado (Corán o Sunnah) demostrado a este respecto.
Aun así, los eruditos exhortan, como afirman Al-Qurtubi y Al-Manawi, que Dios tenga misericordia de ellos, a enterar a los muertos al lado de los piadosos. Esto se apoya en lo que está narrado en un hadiz auténtico del Mensajero de Al-lah, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, de que, cuando él enterró a ‘Uzmaan ibn Madh‘un, que Dios esté complacido con él, puso una piedra cerca de su cabeza y dijo: "Con esto reconoceré la tumba de mi hermano, y enterraré a su lado a quienes mueran de mi familia." [Abu Daawud; Al-Albani: Hasan]
También está reportado que cuando Zainab, la hija del Mensajero de Al-lah, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, murió, él dijo: "Entiérrenla al lado de una persona buena, uno que nos precedió en la muerte, ‘Uthmaan Ibn Math‘oon." [Al-Hakim]
Y Al-lah sabe más.