¡Alabado sea Al-lah!, Señor de los mundos. Testifico que nadie merece ser alabado excepto Al-lah, y que Muhammad, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, es Su siervo y mensajero.
El musulmán ha sido asesinado, se espera que esté entre los mártires en el Más Allá, y que reciba la recompensa de los mártires, debido a que fue asesinado opresivamente. Omar, que Dios esté complacido con él, suplicó: "¡Oh, Al-lah! Te pido el martirio en Tu Camino y morir en la tierra de Tu Mensajero, sallallaahu ‘alayhi wa sallam."
Ibn ‘Abd Al-Bar dijo: "Y este hadiz indica que aquel que es muerto por la tiranía, es un mártir, ya sea que caiga en combate o no, sea en zona de guerra o de otro modo."
Está establecido que el Profeta, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, testificó que Omar y ‘Uzman lograrían ambos el martirio, y se sabe que ellos fueron asesinados por la opresión. Al-Munawi, que Dios esté complacido con él, dijo:
Quien es asesinado, sus pecados serán perdonados, tal como fue reportado y autenticado por Ibn Hibban y otros: "De cierto que la espada borra los pecados." Ibn Mas‘ud dijo: "Ser asesinado borra los pecados." [At-Tabarani; él relató algo similar de Al-Hasan ibn ‘Ali]. ‘A’ishah dijo: "El asesinato no pasa por un pecado sin destruirlo"; de modo que si no fuera por ser asesinado, sus pecados podrían no ser perdonados.
Esta norma es en relación a quien es asesinado por opresión en un sentido general. En cuanto a la persona en particular, se espera que haya recibido lo que Al-lah prometió, pero no se puede determinar de manera completa que es un mártir. No estamos en capacidad de juzgar que una persona en particular irá al Paraíso o al Infierno a menos que la revelación lo indique (por ejemplo, una persona específica que haya sido mencionada en el Corán o la Sunnah).
Y Al-lah sabe más.