Los reinos de Saba y Himyar, además de otros estados de Yemen, eran de los imperios más grandes que cruzaron los países del Oriente y del Occidente. También, fue dicho que rivalizaron con los antiguos faraones en su influencia en el norte y centro de África, en el Creciente fértil, en el Mar Arábigo y en el Golfo Pérsico. Los yemeníes, a lo largo de la historia, adquirieron una gran fama en el campo del comercio, a tal punto que se dijo que son los hombres más hábiles en el comercio, y tienen la capacidad de viajar por todo el mundo y acostumbrarse a cualquier ambiente nuevo, con el fin de difundir su comercio. Y esto es lo que vamos a confirmar en las narraciones que citaremos en este artículo.
Cuando el Islam entró en Yemen gracias a ‘Ali ibn Abi Talib, Mu‘adh ibn Yabal y Abu Musa Al Ash‘ari, que Al-lah esté complacido con ellos, encontró tierra fértil en un pueblo que creció con la agricultura y el comercio. Éste pueblo era uno de los más pacientes en cuanto a lo que pide la agricultura de fatiga, paciencia y afán, además de la paciencia que exige el comercio para desarrollar el capital y ganar.
Por supuesto, el Mensajero de Al-lah, sallAl-lahu ‘alayhi wa sallam, describió a los yemeníes como gente de sabiduría y fe, y ellos disfrutaron de gran parte de este noble testimonio profético. Los yemeníes no eran un pueblo que dependía de las ayudas del Éstado Islámico, sino que estaba en la vanguardia de los pueblos que cruzaron los países de Oriente y Occidente, para luchar contra los incrédulos y emigrar a los países liberados. Fue confirmado que algunas tribus de Yemen fueron a Medina durante la época de la Revelación, como la tribu de los Ash’aríes. Luego, muchas tribus fueron a Irak, Égipto y los países de Al-Sham durante el período de las conquistas en la época de los Califas Éjemplares.
Él pueblo yemení no se quedó atrás cuando se emigró al extremo de la tierra conocida, como a Al-Ándalus cuando fue liberada en la época de los Omeyas. Y aun cuando las conquistas terminaron, las legiones de los yemeníes no dejaron de explorar la tierra del este al oeste. Pero, eso no ocurrió por medio de los ejércitos tremendos que conquistaban las llanuras y ciudades, sino que fue a través de caravanas comerciales que no dejaban mercancía sin viajar para venderla, comprarla o traerla. Además de esas expediciones comerciales hay algunos que se asentaron en países distantes y lejanos, y se quedaron en ellos hasta nuestros días.
No hay ningún registro histórico preciso que cuenta los viajes del comercio yemení en el mundo, pero lo confirmado es que la mayoría de las expediciones de los yemeníes se establecieron en el sureste de Asia, y algunas de ellas llegaron a la India, Sind y la China. Sin embargo, no hay evidencias que indiquen que hay aún colonias yemeníes establecidas en esos países. Por lo tanto, esto indica que el comercio de los yemeníes en esos países (China, India y Sind) consistía en viajes pasajeros, y que no fueron migraciones masivas. Por otra parte, Indonesia, Tailandia, Birmania y Malasia recibieron a la mayoría de las migraciones yemeníes. Hasta hoy hay grandes colonias de su descendencia con claros apellidos árabes yemeníes, que tomaron esos países como hogar y lugar de residencia.
Algunas fuentes históricas indican que las emigraciones yemeníes hacia el sureste de Asia empezaron a aumentar en las épocas de inestabilidad y debilidad que experimentó el califato islámico, y cuando las conquistas islámicas en las cuales los yemeníes formaban gran parte del ejército árabe, cesaron. Luego, cuando el califato islámico empezó a recurrir a los turcos y persas, la influencia de los yemeníes empezó a decaer, hasta que alcanzó el su punto más bajo durante el califato Otomano que no permitió a los árabes desempeñar ningún papel en las conquistas que realizaron.
Los yemeníes no encontraron otra forma de dejar su marca en la historia mundial sino por medio de su oficio ancestral, el que aprendieron de sus abuelos uno después del otro; es decir, el comercio. Las primeras vanguardias comerciales que quisieron emigrar a los países del este, empezaron precisamente en el octavo siglo de la hégira (Hiyrah), cuando las influencias de los musulmanes se ampliaron en la India, Sind y China. Pero luego, los yemeníes iniciaron a penetrar en los países que no fueron alcanzados por las conquistas islámicas.
Así también, los marineros yemeníes eran conocidos como los navegantes más hábiles en la exploración de los mares; a tal punto que fue dicho que Cristóbal Colón (aquel que descubrió América, como se dice en Occidente) fue acompañado por navegantes yemeníes que conocían el camino marítimo oriental que pasa a través del océano pacífico y de él a América por la parte occidental. Nunca Cristóbal Colón habría corrido el peligro de esos mares que jamás la mano de un hombre blanco había tocado, si no fuera por la ayuda de los navegantes árabes, yemeníes y el recurso de sus viejos mapas, como indican las propias fuentes occidentales.