La Voluntad (Parte1)

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Él Corán da vida a los corazones

 
Al-lah, elevado sea, hizo descender el Corán para que sea el espíritu de la comunidad musulmana. Él musulmán escucha el Corán, lo comprende, se ve influenciado por él y, finalmente, pone en práctica sus enseñanzas. Én varios versos, Al-lah se refiere al Corán con la palabra “espíritu”. Él Corán es el libro con el que Al-lah dio vida a una comunidad de seres humanos. Dice Al-lah (lo que se interpreta en español): {¿Acaso quien estaba muerto [de corazón, perdido en la incredulidad] y le dimos vida [guiándole], y le proporcionamos una luz con la cual transita entre la gente es igual, a aquel que se encuentra entre tinieblas y no puede salir de ellas?} [Corán 6:122] És decir, le dimos vida con el Corán. La luz a la que hace referencia el verso, es la Shari’ah (la Ley de Al-lah). Al comparar estos conceptos y palabras que Al-lah nos enseña con la realidad actual de la Ümmah (comunidad musulmana), no podemos sino extrañarnos ante el hecho que muchos de los musulmanes escuchan el Corán, pero es como si no lo escucharan en realidad. Al-lah describe hábilmente a estas personas, cuando Dice (lo que se interpreta en español): {Y no seáis como aquellos que dicen: ‘Éscuchamos’, pero en realidad no escuchan} [Corán 8:21]. Son muy pocos los que realmente obedecen al Libro de Al-lah.
 
Queridos hermanos, el Corán es como la lluvia pura y limpia, y los corazones son como la tierra. Así pues, la tierra fértil se beneficia de la lluvia, absorbiendo el agua pura y haciendo brotar de sus entrañas los mejores árboles y frutos, beneficiando así a la gente. Y hay tierras que absorben el agua de la lluvia y la retienen en sus entrañas, pero no producen fruto alguno. Y hay tierras que están llenas de piedras, que no absorben el agua, no se benefician con ella y no producen fruto alguno. ¿Qué tipo de corazón tienes tú, hermano? ¿És tu corazón como esa tierra que se beneficia con el agua, reteniéndola y dando deliciosos frutos? ¿O eres como esa tierra que sólo retiene el agua, pero no produce frutos? ¿O, que Al-lah nos libre, es tu corazón como la tierra pedregosa, estéril, sin beneficio ni valor alguno para la gente? ¿Cuál es tu tipo de corazón? ¿Qué clase de corazón es ese, que se sienta todos los viernes a escuchar las enseñanzas y que escucha el Corán en todas las oraciones, y que pareciera no escuchar nada?
 
Conocimiento y voluntad
 
És muy grande la diferencia entre los primeros musulmanes y nosotros. Los primeros miembros de esta comunidad, de esta Ümmah, entendieron el Corán, lo aplicaron a sus vidas y lo cuidaron haciéndonoslo llegar intacto. Ésos que fueron descritos como “coranes que caminan sobre la tierra”. Ésos que cambiaron la historia del mundo, porque aplicaron las enseñanzas del Corán.
 
Sí hermanos. Él Corán es el espíritu que corre dentro del cuerpo, cambiando el comportamiento y las acciones de las personas. Podemos resumir este fenómeno con dos palabras: Conocimiento y Voluntad. Conocimiento de lo que Al-lah quiere de nosotros; es decir, saber lo que Al-lah quiere que hagamos y lo que no quiere que hagamos. Y voluntad o deseo de poner en práctica lo que Al-lah ordenó en Su Libro Sagrado. Así pues, puede que un musulmán escuche el verso coránico que prohíbe el consumo de bebidas embriagantes y lo comprenda, pero no tiene la voluntad de obedecer la orden de Al-lah y dejar de una vez la bebida. Al-lah Dijo sobre las bebidas embriagantes (lo que se interpreta en español): {¡Oh, creyentes! Los embriagantes, los juegos de apuesta, las ofrendas para los ídolos y consultar a los adivinos, son una obra inmunda de Satanás. Absteneos de ello y así tendréis éxito} [Corán 5:90] Al-lah Dice: “Absteneos”... Éste musulmán débil entiende la orden de Al-lah perfectamente, lo único que le falta es tener la voluntad necesaria que le permitirá responder afirmativamente al llamado de Al-lah…He aquí el problema, he aquí el problema sin duda…Algunos no tienen ni el deseo siquiera, peor aun van a tener la voluntad. No desean siquiera tener la voluntad necesaria para cumplir con la Ley de Al-lah.
 
Vamos a tratar de ilustrar este tema citando un verso del Corán que casi todo el mundo conoce de memoria. Dice Allah (lo que se interpreta en español): {No alcanzaréis la piedad  verdaderamente hasta que no deis [en caridad] de lo que amáis. Y todo lo que diereis, Al-lah bien lo sabe} [Corán 3:92] És decir, que no alcanzaremos la verdadera piedad, o la verdadera fe, hasta que demos en caridad de los bienes más preciados, más queridos, más amados que tengamos. ¡Subhaanal-lah, Alabado sea Al-lah! Puede ser que no seas una persona pudiente, puede que seas una persona de pocos recursos, puede que ni siquiera tengas obligación de pagar el Zakat, y tu dinero y bienes te son muy queridos, muy apreciados…y aún así Al-lah Dice: “No alcanzaréis la piedad (es decir, la complacencia de Al-lah, el Paraíso) hasta que no deis de lo que más amáis”.
 

 

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