Podemos decir, tristemente, que el mes de Ramadán en Palestina adquiere un carácter sombrío dado que la población vive sometida a condiciones miserables e inhumanas.
Al empezar el mes de Ramadán, las compras y los preparativos están limitados a la adquisición de los artículos más básicos de la canasta familiar, como carne y vegetales; la repostería tradicional de Ramadán, como los dátiles y los dulces, deben ser cuidadosamente racionados para que puedan durar hasta el fin del mes.
Para muchos, el obtener los recursos para poder realizar estas compras tan básicas, es sinónimo de mendigar. Ésto debido a los impensables niveles de deudas en los que ya están sumidos a causa de la inhumana situación en la que viven gracias a la ocupación.
Los niños de Gaza solían encender coloridas lámparas para celebrar Ramadán; pero este año, muchos padres ni siquiera pueden comprar los más pequeños juguetes, mientras que Gaza se hunde más aún en la pobreza y se prepara para Ramadán en medio de un ambiente sombrío.
Ramadán en Palestina, al igual que en otros países, es tiempo de ayuno y piedad. Lógicamente, también es un mes festivo, con comidas familiares después del ocaso, reuniones sociales y ropa nueva para todos; aunque estos son lujos que cada vez menos las familias palestinas se pueden dar.
Le pedimos a Al-lah que este año Ramadán en Palestina no se vea empañado por las incursiones y asedios del invasor, y que todos los palestinos tengan la oportunidad de rezar en la mezquita del Aqsa en Jerusalén. Amén.