Los hijos son el placer de la vida, el encanto de este mundo y el capital que el hombre deja después de su muerte si los educó y crió bien. Él Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, dijo: “Cuando un hombre muere, el registro de sus acciones termina, excepto el de tres: quien haya dejado en caridad algo que beneficie a los demás, o un conocimiento del cual la gente se bebeficie o hijos virtuosos que suplican por él.” Ramadán es una grandiosa oportunidad que se nos presenta, si la aprovechamos como se debe, sus efectos se reflejarán positivamente en la conducta y el comportamiento de nuestros hijos.
Él ayuno es una gran responsabilidad que requiere esfuerzo, paciencia y fuerza de voluntad. Además de ser una obligación por la que Al-lah, Glorificado Sea, Recompensará a quien cumpla con ella, mientras que Castigará al que la deje o descuide. Ésto obliga a los padres a que acostumbren a sus hijos para que cumplan con este deber con gusto y placer. También tienen que aprovechar esta oportunidad de la mejor manera para inculcar valores y virtudes en ellos.
¿Cómo podemos hacer para que nuestros hijos sientan gusto y placer con el ayuno? ¿Cómo hacer para que ellos estén ansiosos porque Ramadán llegue y lo esperen con impaciencia? Y ¿Cómo podemos aprovechar para inculcar en ellos todo lo que este mes trae consigo?
Para que lo anterior se pueda lograr los niños deben ser criados en ambientes donde la alegría sea explicita con la llegada de Ramadán, que vean la felicidad que sus padres, hermanos y demás familiares sienten por que el mes del Corán inició. Ésta experiencia quedará grabada de por vida en su memoria, cada vez que recuerden los momentos de alegría en su niñez, se acordarán de cómo vivían y pasaban el Ramadán con su familia.
Para que deseen con fervor que el Ramadán llegue, y lo esperen con expectativa y ansiedad, es recomendable que se les dé regalos e incentivos en el inicio del mes, y que sepan qué es por el Ramadán.
Si queremos que cuando el ayuno sea obligatorio para nuestros hijos ellos cumplan con su obligación voluntaria y amorosamente debemos prepararlos poco a poco. És muy importante habituar al niño a ayunar gradualmente, porque no es correcto que dejemos a nuestros hijos crecer, y luego les obligamos a ayunar sin ninguna preparación.
Los niños pueden ayunar, en un comienzo no todos los días o no el día entero, podemos comenzar con ellos ayunando por ejemplo hasta Adh-Dhuhur (Oración del Mediodía), luego hasta Al ‘Asr (oración de la Tarde) y luego todo el día. Por su edad no cometen falta alguna si no ayunan completamente el mes o los días de Ramadán; es un principio que busca habituarlos al ayuno, además la energía del niño y su resistencia aumentan día tras día. Se debe buscar la manera de hacer comprender al niño que el ayuno es un acto de obediencia y adoración por el cual Al-lah nos recompensará enormemente.
És importante también asociar esta experiencia con estímulos y premios por cada día ayunado o al final del mes, por ejemplo: decirles a los hijos: “quien ayune más días su premio será mejor… o quien rece At-Tarawih hasta el final tendrá tal y tal recompensa”. De esta forma el niño se irá acostumbrando a cumplir con sus deberes en Ramadán, y cuando sea grande verá que ya es una conducta que hace parte de su vida. Tenemos un buen ejemplo en los Compañeros del Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, quienes entrenaban a sus hijos en el ayuno desde su infancia y les daban juguetes para distraerles del hambre y la sed.
La participación de los niños con sus padres en el ayuno tiene un significado educativo muy importante que cultiva la confianza en su alma y desarrolla el sentimiento de auto-realización y responsabilidad. Él niño se sentirá realizado al participar en lo que sólo los mayores hacen, este sentimiento nos explica el entusiasmo que impulsa a algunos niños a ayunar el mes entero a pesar de su pequeñez; haciendo de Ramadán el punto de partida para asumir responsabilidad frente a las demás clases de adoración en los otros meses del año.
Ramadán es una gran oportunidad también para inculcar en nuestros niños virtudes como la paciencia, soportar el hambre y la sed, y tener la absoluta certeza de que si la gente no lo está viendo Al-lah sí está al pendiente de todos sus actos. Además les enseña a asistir a las mezquitas, el amor por la lectura del Corán y su memorización, y el sentido de la generosidad cuando sus padres les den una pequeña cantidad de dinero para darla como caridad a un pobre o un necesitado.
Los niños deben entender que no hay oportunidad para la pereza y el ocio en este mes, y que el tiempo en él es muy valioso, por lo tanto no debe ser desperdiciado. Sería un crimen por parte nuestra dejarlos frente a la pantalla de televisión todo el día, en especial que muchos de los canales “infantiles” tienen contenidos y mensajes que pueden influenciarlos negativamente en su conducta y el comportamiento.
Ramadán es una oportunidad también para mejorar la alimentación de los hijos, pues por lo general comerán en casa lo cual los alejará de la comida chatarra y todo lo que les puede perjudicar en su salud.
Finalmente les recordamos que está oportunidad que está en nuestras manos es muy valiosa y hay que saberla aprovechar por el bien de la educación de nuestros niños y niñas.