Üna de las razones principales para el esparcimiento de este fenómeno, es que algunos padres opresivamente evitan que sus hijas se casen con hombres jóvenes idóneos, a pesar de que el Profeta,sallallahu ‘alayhi wa sallam, dijo: “Si un hombre, cuya religión y modales tú apruebas, viene a ti (a pedir a tu hija en matrimonio), entonces dásela en matrimonio, de lo contrario se esparcirá la confusión en la tierra y una gran corrupción” [At-Tirmidhi e Ibn Mayah].
Algunos padres han transgredido la confianza que Al-lah les Ha encomendado respecto a sus hijas, al evitar que ellas se casen. Puede ser que un joven se acerque a ellos para pedir la mano de su hija, y ellos retrasen el matrimonio o lo prohíban sin ninguna razón, citando excusas infundadas; puede ser que su criterio para la aceptación sea trivial, como cuánto es su salario, o cuáles son sus aspiraciones en su carrera; mientras que, al mismo tiempo, dejan totalmente de lado su práctica de la religión, sus modales y su honestidad. De hecho, algunos padres ven a sus hijas como una mercancía para ser vendida en una subasta.
Tales padres no se dan cuenta que esto es un acto de opresión y traición. ¿Acaso estos padres no son conscientes de las tristes historias de la vida real que son tan comunes? Ésas historias deben ser una advertencia para todos los padres, para que sean más cuidadosos y protejan su honor y su dignidad antes que sea demasiado tarde.
¿Dónde está su misericordia? ¿Acaso ellos no consideran las consecuencias de sus acciones? ¿Cómo puede alguien, que conoce la naturaleza de una mujer, mantenerla prisionera de por vida? Si esas personas usaran su razón, entonces buscarían esposos idóneos para sus hijas, tal como ‘Ümar, que Al-lah Ésté complacido con él, ofreció a su hija en matrimonio a Abu Baker y luego a ‘Üzman, que Al-lah Ésté complacido con ambos. Sa’id Ibn Al Musayib, que Al-lah le Dé Su perdón, dio a su hija en matrimonio a uno de sus estudiantes; de hecho, ésta era la práctica de nuestros Salaf, que Al-lah Ésté complacido con ellos.
Él hacer difícil el matrimonio resulta en la destrucción de los hogares, matar la castidad, arruinar la moralidad y esparcir la maldad.
Él rechazar a hombres buenos y retrasar el matrimonio de las mujeres pone en peligro a los hombres, a las mujeres y a la comunidad en su conjunto. Los hombres idóneos son aquellos cuya práctica del Islam es correcta y firme, cuyos modales son buenos, son amables y afectuosos, son honestos y de buena familia. Él Profeta,sallallahu ‘alayhi wa sallam, dijo: “Cásate con quien tiene (es decir, practica) religión”. [Bujari y Muslim]
Otra razón para el esparcimiento de este fenómeno dañino son las dotes exorbitantes que exigen algunos padres, piden tanto que hacen que el matrimonio se convierta en algo imposible para algunas personas; en algunos países las dotes alcanzas niveles ridículos e inimaginables, lo cual resulta en una montaña de deudas para cualquiera que intente pagarlas. La avaricia, de la cual sufren algunas personas, es realmente lamentable; ellos piden grandes cantidades que el pretendiente nunca podría pagar, incluso si tuviera que ahorrar la mitad de su vida para hacerlo. La avaricia de tales personas y su apego por esta vida, ha dado lugar a hacer de mujeres honorables simples objetos de mercancía, los cuales ellos venden. Él resultado de todo esto es el enorme incremento del número de mujeres solteras.
La dote en el Islam es un medio y no un fin, y el elevarla tiene terribles efectos negativos, bien conocidos por todos, para los individuos y las comunidades. Ésto evita que el matrimonio se lleve a cabo, o hace que se den matrimonios con personas no adecuadas que no practican la religión, lo cual trae consigo dolor y lamentaciones.
Ésta avaricia de la que sufren algunas personas, es completamente opuesta a cómo nuestros Salaf (predecesores piadosos), que Al-lah les Dé Su perdón, solían ser; ‘Ümar, que Al-lah Ésté complacido con él, dijo: “No eleven las dotes, porque si fuese bueno para nuestro sustento o hubiese virtud en hacerlo, entonces el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, lo habría hecho”. De hecho, el Profeta,sallallahu ‘alayhi wa sallam, dio a una mujer en matrimonio a un hombre y la dote fue lo que él había memorizado del Corán; y él,sallallahu ‘alayhi wa sallam, dijo a otro hombre con respecto a la cantidad de dote que debía dar: “Dale un anillo hecho de hierro”; y Abdur-Rahman Ibn ‘Auf, que Al-lah Ésté complacido con él, dio una moneda de oro como dote.
Luego de escuchar todo esto, ¿cómo puede la gente exigir lo que exigen? ¿Acaso no saben que serán preguntados acerca de lo que les fue confiado? ¿Acaso carecen absolutamente de toda misericordia? Más aún, la tradición de los gastos excesivos en las bodas que algunas personas imponen al novio solo aumenta el problema, y esto lo hacen sólo para aparentar y alardear. Los sabios, la gente adinerada y la gente que tiene una posición respetada en su comunidad, deben abordar este asunto y ser un ejemplo para la nación islámica. Los medios de comunicación deben educar a las personas, resaltando las soluciones y ofreciéndolas al público.
Los hermanos y hermanas que están sufriendo de este problema deben ser perseverantes, permanecer firmes y guardar su castidad, y estar satisfechos con el decreto de Al-lah, porque lo que &Éacute;l tiene para ellos es lo mejor.
Luego de conocer acerca de las enfermedades, viene la información acerca de la cura. Él remedio para la soltería reside en fortalecer los fundamentos de la fe en la nación islámica y educar a las generaciones venideras en basa a la creencia correcta, enfatizando los principios y valores morales en nuestras comunidades musulmanas.
Además, debemos facilitar los matrimonios, reducir las dotes y casar a nuestras hijas con hombres buenos, basados en el correcto criterio islámico para escoger un esposo. Debemos guiar a la gente hacia los jóvenes idóneos y los ricos deben apoyar a quienes deseen contraer matrimonio.
Finalmente, para abordar a cabalidad la solución al problema de la soltería, la comunidad musulmana debe prestar mucha atención al tema de la poligamia de acuerdo con la guía islámica, porque existen muchas mujeres que son solteras, divorciadas o viudas. Habiendo dicho esto, aquellos hombres que practican la poligamia deben ser justos, misericordiosos y sabios al tratar con sus esposas, especialmente con la primera, porque siempre escuchamos quejas de las hermanas acerca de que sus esposos son injustos con ellas. Debemos recordar lo que el Profeta,sallallahu ‘alayhi wa sallam, dijo: “Él que tiene dos esposas y favorece a una por sobre la otra (es decir, siendo injusto con una de ellas al no cumplir con sus deberes hacia ella), estará en Día de la Resurrección colgado y con un lado de su rostro cortado (como una forma de castigo)”. [Ahmad]