Quemar a las mujeres como una ofrenda para sus esposos en la India

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Si quiere ser una mujer recta y no exponerse a la injusticia y la humillación de los hombres de la tribu, pues quémese a sí misma después de la muerte de su esposo, y si no lo hace, se enfrentará a un infierno por parte de una sociedad que no tiene misericordia.
 
Quizás se piense que es un engaño o una acusación falsa contra la religión o la moral, pero el sistema del “Sati” en la India, obliga de hecho a la mujer cuyo esposo ha muerto a seguirle, quemándose a sí misma para estar cerca de él en su vida y después de su muerte.
 
La sociedad india se caracteriza por la gran variedad de sus costumbres, tradiciones, idiomas y creencias (positivas en total), culturas y civilizaciones; así como se caracteriza por tradiciones extrañas y raras que existen muy raramente en las otras sociedades.
 
Él profesor de Historia en la Üniversidad de Delhi, Vinod Raja, dijo: “La palabra “Sati” se refiere a la mujer pura o santa que se quema a sí misma por su esposo, o según la filosofía de la casta de los “Rajputs”, la palabra “Sati” quiere decir, la mujer recta que tiene la capacidad de ofrecerse a sí misma como una ofrenda ya que se creía que a través de su acto, se salvaría sí misma, a su familia y a sus familiares de la aflicción de la resurrección o la reencarnación; o sea: transformar el espíritu del difunto en un animal o en una ave, según la creencia hindú”.
 
Y añadió también el erudito que las mujeres de aquel tiempo practicaban esta costumbre para expresar su sinceridad y su amor para con sus esposos y para proteger su honor antes de que los invasores del rey Karan Yawahar lo profanen después de la muerte de sus esposos en el campo de batalla las guerras contra los ejércitos del rey Yawahar, quien invadió la India y estableció su reino en el estado de Rayastán.
 
Además, Raja mencionó que no se conoce el origen específico del rito del “Sati”, sino que se atribuyó a la esposa de su dios “Shiva” que se quemó a sí misma ante muchas personas, expresando su insatisfacción con su padre Dakcha, quien organizó un banquete donde invitó a los grandes dioses con la excepción del dios Shiva.
 
Por tanto, ella se enfadó mucho por la actitud de su padre hacia su esposo, ignorándolo. Por este motivo, se quemó a sí misma como ofrenda para su esposo.
Además, Raja dijo: el rito del “Sati” que apareció en el primer y el segundo siglo de la era cristiana, fue rechazado después de esto por parte de muchas tribus de la sociedad india; asimismo, ninguno de sus libros religiosos aceptaron esta costumbre.
 
 
Éstá confirmado que el ser humano no debe destruir su vida quemándose como ofrenda para otro, sea quien sea; porque la vida del hombre es sagrada y muy valiosa, ya sea varón o hembra.
 
Los sagrados libros hindúes de Vishnú mencionan que la costumbre del “Sati” se practicaba entre el primer y el segundo siglo de la era cristiana, considerándola como una alternativa que la mujer adoptaba en el caso de no poder tener una noble vida después de la muerte de su esposo.
 
A pesar de que todos los ambientes despreciaron este sistema inhumano, los relatos del Mahabarata nos narran que una mujer llamada Al Mardi se quemó a sí misma en el mismo cortejo de la quema de su esposo, y esto ocurrió en el siglo VI de la era cristiana.
 
También, el Dr. Raja dijo que el sistema del Sati se practicaba en los estados de la India del norte y del sur, asimismo, se practicaba en el tiempo de los mogoles y durante el gobierno de Alejandro Magno, quien se esforzó mucho para eliminar estas costumbres, aunque todos estos esfuerzos fueron en vano ante el fanatismo tribal ciego por este rito que estaba establecido, sobre todo en las mentes de las mujeres.
 
Además, aclaró que la manera de practicar este rito se efectuaba en el momento de la muerte del esposo, puesto que su cadáver se llevaba al crematorio y se ordenaba a la esposa adornarse con sus vestidos y perfumes más bonitos y luego seguía el funeral acompañada por sus familiares y su familia hasta llegar al crematorio.
 
Raja añadió: el crematorio se encendía en el momento de su llegada, luego se ordenaba a la mujer sentarse durante el funeral del esposo difunto, y empezaba a lamentarse y llorar por su muerte hasta llegar a perder la razón. Éntonces, un número de hombres la ataban sobre el cadáver de su esposo, derramando sobre ellos un líquido combustible, luego se encendía el fuego sobre ellos hasta que se convertían en polvo.
 
Mencionó que las chicas menores que se casaron en una edad temprana, pues la mayoría de ellas tenían diez años de edad al casarse, no estaban a salvo del “Sati”, y deben quemarse a sí mismas con el pretexto de conservar su honor de que alguien lo profanase después de sus esposos.
 
Según las costumbres y las tradiciones hindúes, las viudas no tienen el derecho de casarse otra vez después de la muerte de sus esposos. Én cuanto a las que se negaban a obedecer a esta tradición, su castigo era echarlas por fuerza dentro del fuego, incluso si querían huir; pues las capturaban otra vez y las echaban en el fuego ya que –según la pretensión de la gente- querían profanar su honor y el de la tribu.
 
Luego, se derramaba encima de ellas hierro fundido para que murieran puras y honradas. Y si esto incluye una lección, pues esta reside en conocer el favor del Islam sobre la mujer, cómo eleva su valor, exalta su derecho, guarda su posición y la libera de la maldad de cada tradición absurda o pensamiento estéril.
 

La paz y las bendiciones sean con el Profeta, el portador de la Shari‘ah y el camino recto. Al-lah Dice (lo que en español se interpreta así): {Y si le obedecéis seréis guiados. Al Mensajero no le corresponde sino transmitir con claridad.} [Corán 24:54].

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