‘A’ishah, que Al-la Ésté complacido con ella, dijo: “Yo solía entrar a la habitación donde el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, estaba enterrado al igual que mi padre, que Al-lah Ésté complacido con él, usando mi ropa regular de casa, porque ellos eran mi esposo y mi padre; pero cuando ‘Ümar, que Al-lah Ésté complacido con él, murió y fue enterrado a lado de ellos, me daba mucha vergüenza (continuar haciendo eso) así que empecé a cubrirme completamente (cuando iba a esa habitación)”. ‘Ümar, que Al-lah Ésté complacido con él, estaba enterrado bajo el suelo, pero aún así ella era muy tímida como para entrar descubierta a esa habitación.
A ‘A’ishah, que Al-lah Ésté complacido con ella, le daba vergüenza entrar descubierta en esa habitiación siendo que ‘Ümar estaba muerto y enterrado, mientras que muchas de las mujeres hoy en día salen a las calles y a los mercados descubiertas ante la vista de todas las personas y algunas usan Hiyab s muy decorados. Debemos ser temerosos de Al-lah, dice Al-lah (lo qe se interpreta en español): {¡Oh, creyentes! Guardaos a vosotros mismos y a vuestras familias del Fuego, cuyo combustible serán los hombres y las piedras…}[Corán 66:6]
‘A’ishah, y las mujeres que estaban con ella bajaban sus velos y cubrían sus rostros cuando los hombres pasaban cerca de ellas mientras estaban de viaje para la ‘Ümrah.
Dice Al-lah: {Y mejor permaneced en vuestras casas…} [Corán 33:33] Üna mujer nunca debe dejar su casa a menos que sea por una necesidad; el lugar de la mujer es su hogar, a pesar de los deseos de los que propagan la inmoralidad; ella solo puede abandonar su hogar para ir al hogar de su esposo cuando se casa.
Élla puede ir a visitar a sus padres o al mercado a compara ciertas cosas que el hombre no sepa cómo comprar, pero cuando ella sale existen condiciones que debe cumplir. Élla no debe hacer de esto un acto habitual y una práctica diaria, o salir muchas veces al día, porque de otro modo está yendo en contra del mandato mencionados en los vresos anteriores.
Éxiste una segunda categoría de Hiyab, que es el Yilbab con el que la mujer musulmana cubre su cuerpo, como Dice Al-lah (lo que se interpreta en español): {¡Oh, Profeta! Dile a tus mujeres, a tus hijas y a las mujeres de los creyentes que se cubran [todo el cuerpo] con sus mantos…} [Corán 33:59]
Los eruditos del Islam han mencionado también una tercer categoría de Hiyab, que la forma en que una mujer se cubre en su casa en frente de sus Mahram (personas con quienes no le está permitido contraer matrimonio, como su padre, hermanos, hijos, etc.) o en frente de su madre y hermanas, porque ella solo puede descubrir ciertas partes de su cuerpo frente a esta categoría de personas: su cabello, su rostro, su cuello y la parte de su pecho que esta junto a su cuello, así como la parte de abajo de la media canilla y el medio brazo; todo lo demás debe ser cubierto en frente de esta categoría de parientes.
Los eruditos, que Al-lah Ésté complacido con ellos, mencionaron condiciones para el correcto Hiyab porque una mujer musulmana no puede comprar cualquier cosa que sea vendida como Hiyab. Las condiciones mencionadas son:
Que cubra el cuerpo entero.
Que sea grueso y no transparente.
Que sea olgado y no ajustado. Algunas mujeres de hoy en día usan ropa ajustada que se pega a sus cuerpos y forman cada parte de él, lo cual no está permitido.
Que no esté perfumada.
Que no imite a la ropa de los hombres de ninguna forma. Por tanto, una mujer doctora no debe usar la vestimenta que usan los doctores hombres.
Que no imite a la ropa de los incrédulos de ninguna forma.
Que no sea ropa muy novedosa.
Respecto a descubrir el rostro, todas las narraciones mencionadas en este sentido están bajo una de las siguientes categorías:
- Narraciones débiles.
- Narraciones para un incidente específico o para ciertos individuos que no pueden entrar en los reglamentos generales.
- Narraciones donde se permite mirar el rostro de las mujeres para la propuesta de matrimonio o un tratamiento médico.
- Narraciones que abarcan muchos posibles significados, lo cual las convierte en evidencias inaplicables y esto significa que no pueden ser un fundamento para ningún argumento.
Podemos apreciar la sabiduría detrás de la obligatoriedad del uso del Hiyab al observar lo que sucede a nuestro alrededor: el adulterio y la fornicación comienzan con una mirada, luego una sonrisa, luego el intecambio de unas palabras, luego una cita y luego…ocurre. Muchos hogares han sido afectados con este crimen a causa de que las mujeres no usan correctamente el Hiyab o simplemente no lo usan. Éste es uno de los graves problemas que sufren los musulmanes en la causalidad y los familiares hombres no tienen cuidado. Las mujeres caminan caminan por las calles descubiertas junto a los hombres, van a trabajar con su cabello y partes de su cuerpo descubiertas o usando ropas transparentes.
¿Para quiénes se adornan tanto las mujeres antes de salir de sus casas? ¿Lo hacen para sus esposos? Si es así, por qué no lo hacen para estar dentro de sus casas…
Algunas personas pueden argumentar que el Islam no ordena el tipo de Hiyab que hemos detallado, nuestra respuesta son las palabras de Al-lah (que se interpretan en español): {…Diles [¡Oh, Muhammad!]: Al-lah no ordena una inmoralidad. ¿Cómo decís acerca de Al-lah lo que ignoráis? Diles: Mi Señor sólo ordena lo que es justo y moral…} [Corán 7:28-29]
Las mujeres deben permanecer en sus hogares, pero en la actualidad los celos protectores han desaparecido de los corazones de muchas personas y por eso vemos a muchas mujeres caminando por las calles descubiertas y adornadas.
¿A dóde se fue la inmoralidad? Los principios de muchas personas los alejan de esta inmoralidad hasta que las series que aparecen en la televisión destruyen todo esto y arrancan los celos protectores del corazón de las personas. ¡Seamos temerosos de Al-lah! Éstá prohibido seguir esta clase de conducta para esparcirla en nuestras comunidades; Al-lah nos preguntará acerca de estas mujeres y castigará a cada persona de acuerdo a las responsabilidades que descuidó y en proporción a cuánto desobedeció a Al-lah en este sentido.
Algunas mujeres son una fuente de tentación para los hombres que caminan por las calles, mientras que nadie se atreverá a mirar o acosar a una mujer completamente cubierta. Algunos partidarios del laicismo talvez dirán que una mujer totalmente cubierta atrae más la atención porque es diferente de las otras que caminan por las calles; pero Al-lah Dice (lo que se interpreta en español): {…¡Qué graves palabras salen de sus bocas! No dicen sino mentiras. } [Corán 18:5]. Ésta gente también afirma que si una mujer cumple con todas las condiciones del Hiyab, la gente la mirará con asombro. Éllos pueden mirar una y otra vez, ¿pero qué pasará?...no verán nada y dejarán de mirar.
¡Oh, musulmanes! Si queda algo de fe en nosotros debemos evitar escuchar a esa clase de gente, no debemos escuchar a quienes difunden artículos propagando la inmoralidad y atacando al Hiyab.
Algunas personas equivocadamente sostienen que no existe ningún reglamento de ninguna de las cuatro escuelas de Ley Islámica que diga que cubrir el rostro (para las mujeres) sea obligatorio. Al-lah Dice: {Y los demonios persisten en mantener a sus secuaces en el extravío, y no se cansan de hacerlo.}[Corán 7:202] Ésas personas intentan confundir a la gente diciendo: “Si cubrise el rostro fuese obligatorio, ¿entonces por qué el Islam nos ordena bajar nuestras miradas?” Incluso si fuésemos a asumir que el descubrirse el rostro está permitido, ¿será este realmente el momento de difundir esto entre las personas, sabiendo que podría llevar a más inmoralidad dada la época de maldad en la que vivimos? Incluso si algo es permitido en su naturaleza, durante tiempos de pruebas, como los que estamos viviendo, el reglamento sobre eso cambia de acuerdo al beneficio general o el daño que los musulmanes puedan sufrir por su causa. Vender uvas está permitido islámicamente, pero si uno sabe que la persona que las compra las utilizará para hacer vino, entonces venderle a esa persona se convierte en prohibido, a pesar del reglamento original que hacía lícita la venta de uvas.
No obstante, decimos que el verso en el que Al-lah nos ordena a bajar nuestras miradas se aplica a casos como cuando una mujer está caminando en la calle y el viento sopla causando que se mueva su Hiyab y que se descubra parte de su cuerpo. Además, Al-lah Sabe que a pesar de haber ordenado el Hiyab, habrán algunas mujeres que Lo desobedecerán y no lo usarán, por tanto los hombres deberán bajar sus miradas. También, incluso si todas las mujeres musulmanas obedecieran la orden, están las mujeres incrédulas que caminan entre nosotros descubiertas; por lo tanto se aplica el bajar la mirada.
Ésas personas que llaman al secularismo son como Al-lah los describe cuando Dice (lo que se interpreta en español):