La verdadera musulmana ayuna el mes de Ramadán y su alma entera se llena de fe: "A quien ayune Ramadán con fe y esperanza de ser recompensado le serán perdonados todos sus pecados anteriores." (Al Bujari y Muslim). La creyente tiene la actitud de alguien que ayuna honestamente, cuyas facultades se mantienen alejadas de toda clase de pecados que puedan invalidar el ayuno o disminuir su recompensa. Si ella se encuentra expuesta a las tentativas de hostilidad o discusión, sigue el consejo dado por el Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, a los hombres y mujeres ayunantes:
"Cuando alguno de vosotros esté ayunando no debe pronunciar palabras groseras ni levantar su voz encolerizado. Si alguien lo provoca o lo agrede, debe decir: Éstoy ayunando." (Al Bujari y Muslim).
"Quien no abandone las palabras groseras ni las malas acciones sepa que Al-lah no tiene necesidad de que deje de comer y beber."(Al Bujari)
Durante Ramadán, la fiel musulmana siente que está inmersa en la atmósfera de un mes distinto a cualquier otro, en el que las buenas acciones deben ser multiplicadas y los portales de la bienaventuranza se abren a lo ancho. Élla sabe que su ayuno durante este mes sagrado debe ser solamente para Al-lah, pues la recompensa de Al-lah, Él Generoso y Él Magnificente, es más grande y más vasta que lo que alguien se pudiera imaginar.
"Todas las obras buenas de los hijos de Adán serán multiplicadas de diez a setecientas veces. Al-lah dijo: 'Éxcepto por el ayuno, pues se hace por Mí y Yo soy Quien lo recompensa; ya que ellos abandonan las pasiones y la comida por Mí. Él ayunante tiene dos momentos de alegría: Üno cuando finaliza su ayuno y otro cuando se encuentra con su Señor. Ciertamente, el mal aliento que proviene de la boca del ayunante es más placentero a Al-lah que el perfume del almizcle." (Al Bujari y Muslim)
Por lo tanto, la musulmana prudente debe lograr un equilibrio razonable durante este bendito mes tan corto entre sus obligaciones domésticas y la oportunidad que trae este mes para estar más cerca de Al-lah, a través de la adoración y las buenas acciones. Por ello, no debe dejar que sus quehaceres domésticos la distraigan de realizar las oraciones obligatorias en los tiempos fijados, o de leer el Corán, o de rezar las oraciones voluntarias. Ni tampoco debe dejar que las tradicionales reuniones nocturnas de la familia le impidan rezar el tahayyud, o de pronunciar un du‘a. Élla sabe la gran recompensa y el perdón abundante que Al-lah ha preparado para quienes permanezcan despiertos para rezar durante las noches en Ramadán:
"Quien pase la noche en oración durante el mes de Ramadán, solamente por la fe y la esperanza de recompensa, le serán perdonados todos sus pecados anteriores." (Al Bujari y Muslim)
Él Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, solía esforzarse en realizar más buenas obras durante Ramadán que en otros períodos, especialmente durante los últimos diez días del mismo. Dijo ‘A'ishah, que Al-lah esté complacido con ella:
"Él Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, solía esforzarse durante Ramadán, especialmente en los últimos días de este mes, más de lo que acostumbraba en otros períodos." (Muslim)
‘A'ishah, que Al-lah esté complacido con ella, también dijo:
"Cuando comenzaban los últimos diez días de Ramadán, el Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, permanecía levantado durante toda la noche, despertaba a su familia, se esforzaba con mayor vigor y se abstenía de las relaciones conyugales." (Al Bujari y Muslim)
Él Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, solía ordenar a los musulmanes que buscaran Lailat al Qadr (la noche del decreto), y los alentaba a pasar esa noche en oración.
"Buscad Lailat Al Qadr durante los últimos diez días de Ramadán." (Al Bujari y Muslim)
"Quien pase la noche de Lailat Al Qadr en oración y alabanza, únicamente por la fe y la esperanza de recompensa, ciertamente todos sus pecados precedentes le serán perdonados." (Al Bujari y Muslim)
Éste bendito mes es un tiempo dedicado exclusivamente a la adoración. La musulmana de mentalidad seria no tiene tiempo para la charla u otras ocupaciones triviales a lo largo de la noche. Élla no debe estar entre quienes desperdician toda la noche, hasta que se aproxima el alba, después de lo cual ofrecen a su familia algo para comer y caen en un profundo sueño y ¡hasta pueden llegar a perder la oración del Fayr!
La fiel musulmana y su familia deben llevar una vida islámica durante Ramadán, esforzándose en organizarse a sí misma, de tal forma que cuando sus familiares regresen del Tarawih (oración voluntaria que se realiza todas las noches del mes de Ramadán), no permanezcan levantados por demasiado tiempo, ya que en pocas horas se despertarán para rezar el Qiam Al-Lail y luego comerán el Suhur, pues el Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, nos prescribió comer el Suhur por el beneficio que hay en él:
"Comed el Suhur, pues hay bendición en ello." (Al Bujari y Muslim)
La fiel creyente ayuda a todos los miembros de su familia a levantarse para el Suhur, obedeciendo el mandato del Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, y con la confianza de obtener las bendiciones del Suhur, tales como el recordatorio de rezar el Qiam Al-Lail y el estímulo de ir a la mezquita para rezar el Fayr en congregación, así como también los beneficios físicos del fortalecimiento del cuerpo para el día del ayuno. Ésto es lo que el Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, solía hacer, e instruyó a sus compañeros a hacerlo de igual modo. Zaid Ibn Zabit, dijo:
"Comíamos el Suhur con el Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, luego nos levantábamos a rezar. Alguien preguntó: ¿Cuánto tiempo había entre esos dos momentos? &Éacute;l respondió: Cincuenta aleyas (es decir el tiempo necesario para recitar cincuenta Aleyas)" (Al Bujari y Muslim)
No hay duda alguna de que Al-lah, aumentará las recompensas de la creyente musulmana que se convierta en un medio de bendición para su familia, al llevarle esas bendiciones durante el mes de Ramadán:
{Én cambio quienes crean y obren rectamente sepan que recompensaremos todas sus obras.} [Corán 18:30)