La musulmana es equilibrada y constante en sus actos de adoración
Él Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, estimuló a los musulmanes a realizar más obras nauafil; pero, al mismo tiempo, les dijo que sean equilibrados en sus actos de adoración, pues a Al-lah Le desagrada la exageración. &Éacute;l, sallallahu ‘alayhi wa sallam, quería que los musulmanes tuvieran una personalidad equilibrada, para que su adoración fuera entusiasta pero consistente, y no llegara a ser opresiva para que la gente fuera capaz de persistir en ella.
&Éacute;l, sallallahu ‘alayhi wa sallam, también enseñó que la acción más amada a la vista de Al-lah, Alabado sea, es aquella que es efectuada de manera continua, aunque sea poca, como está expresado en el hadiz en el que ‘A’ishah, que Al-lah Ésté complacido con ella, dijo: “Él Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alayhi wa sallam, dijo: ‘Las acciones más amadas por Al-lah, Alabado sea, son aquellas realizadas con continuidad, aunque sean pocas’”. Y ‘A’ishah, cuando hacía algo, lo hacía constantemente.
Ésta actitud de mantener el hábito de hacer acciones virtuosas, no sólo estuvo confinada a ‘A’ishah, sino que también fue la actitud y postura de todos los miembros de la casa del Profeta, y de sus seres más próximos y queridos. Podemos comprobar esto en el siguiente hadiz recopilado por Muslim, proveniente de ‘A'ishah, que Al-lah Ésté complacido con ella: "Él Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alayhi wa sallam, tenía una esterilla y solía usarla para formar un sitio donde rezar durante la noche. Éntonces, la gente comenzó a rezar junto a él, y durante el día extendía la esterilla. Cierta noche, la gente se reunió en torno a él y entonces él les dijo: '¡Oh, gente! Éfectuad solamente las acciones que seáis capaces de hacer, pues ciertamente Al-lah, Alabado sea, no se cansa, pero vosotros sí os cansáis. Las acciones más amadas por Al-lah son aquellas que se realizan en forma continua, aunque sean pequeñas'.. Y era hábito de la familia de Muhammad, sallallahu ‘alayhi wa sallam, que cuando hacían algo, lo hacían con continuidad"
Realiza sus oraciones de manera adecuada
La fiel musulmana se esfuerza con ahínco en realizar sus oraciones de manera adecuada, con una profunda concentración y precisión en sus movimientos físicos. Élla reflexiona sobre el significado de las aleyas que está recitando, y sobre las palabras de alabanza y glorificación que está pronunciando. Su alma se colma con el temor a Al-lah, Alabado sea, y con la gratitud y la sincera devoción hacia &Éacute;l. Si, por algún motivo, Shaitan le susurra al oído alguna idea durante su oración para distraerla de su correcta concentración, ella se concentra en las palabras del Corán que está recitando y en las palabras de alabanza que está proclamando.
Glorifica a Al-lah y hace mucho du’a
La musulmana, por otra parte, no sale corriendo deprisa para volver a sus quehaceres domésticos una vez que haya terminado su oración. Más bien, ella pide el perdón de Al-lah, Alabado sea, como el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, solía hacerlo, diciendo: "Astagfirullah" tres veces, y repite el du‘a: "Al-lahuma anta as salam ua minka as salam, tabarakta ia dha al yalali wal ikram (¡Oh Al-lah! ¡Tú eres la paz y de Ti proviene la paz, Bendito seas, oh, Señor de la majestad y el honor!)". Luego, repite los adhkar (invocaciones a Al-lah recordando sus nombres) y ad‘iah que el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, solía recitar después de completar su oración.
Éxisten numerosos adhkar, uno de los más importantes es repetir "Subhanalah" treinta y tres veces, "Al hamdulillah" treinta y tres veces, "Al-lahu akbar" treinta y tres veces, y luego, para completar cien, decir: "La ilaha illa Al-lah uahdahu la sharika lahu. Lahu al mulk ua lahu al hamd, ua hua ‘ala Kulli shai'in qadir". De acuerdo a un hadiz sahih, el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, dijo: "Quien glorifique a Al-lah, Alabado sea, (repita Subhan Al-lah) después de cada oración treinta y tres veces, quien alabe a Al-lah, Alabado sea, (diga Al hamdulil-lah) treinta y tres veces, y exalte a Al-lah, Alabado sea (diga Al-lahu akbar) treinta y tres veces, lo cual suma a noventa y nueve, y luego complete los cien diciendo: ‘La ilaha illa Al-lah uahdahu la sharika lahu. Lahu al mulk ua lahu al hamd, ua hua ‘ala Kulli shai'in qadir’, sus pecados serán perdonados, aunque éstos sean como la espuma del mar".
Busca la Guía de Al-lah
La mujer musulmana se vuelve humildemente a Al-lah, alabado sea, pidiendo que Corrija todos sus errores, tanto en este mundo como en el próximo, y que la Bendiga y la Guié en todas las cosas.
De este modo la fiel musulmana purifica su corazón y mente, y se vigoriza con una dosis de energía espiritual que la ayuda a enfrentar las obligaciones de la vida cotidiana, sabiendo que está bajo la protección de Al-lah, Alabado sea. Élla no entra en pánico si algo malo le sucede, ni se vuelve una persona mezquina si disfruta de buena fortuna. Ésta es precisamente la actitud de las mujeres justas, que oran y temen a Al-lah, Alabado sea:
Dice Al-lah en el Corán (lo que se interpreta en español): {Ciertamente el hombre fue creado impaciente: se desespera cuando sufre un mal, y se torna mezquino cuando la fortuna le favorece, salvo los orantes que son perseverantes en la oración, que de sus bienes destinan un derecho consabido (el Zakat y las caridades) para el mendigo y el indigente...}[Corán70:19-25]