La Reflexión, una gran obra del corazón

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Alabado Sea Al-lah, Señor del Üniverso. Doy testimonio que nada ni nadie merece ser adorado sino Al-lah, y que Muhammad, sallallahu ‘alayhi wa sallam, es Su siervo y mensajero.

La reflexión es una de las grandes obras realizadas por el corazón; es la llave que abre la puerta que permite entrar la luz de la guía; es el paso inicial en dirección del correcto entendimiento y comprensión; muchas personas conocen su virtud, pero no están conscientes de su realidad, su esencia y sus frutos. Al-lah nos Ha ordenado reflexionar, pero pocos lo hacen. &Éacute;l exalta a los pocos que lo hacen. Dice Al-lah (lo que se interpreta en español): {Aquellos que invocan a Al-lah estando de pie, sentados o recostados, meditan en la creación de los cielos y la Tierra y dicen: ¡Señor nuestro! No has creado todo esto en vano ¡Glorificado seas!...} [Corán 3:191] ‘Ata’, que Al-lah le Dé Su perdón, dijo: “‘Übaid Ibn ‘Ümair y yo una vez fuimos a visitar a ‘A’ishah, que Al-lah Ésté complacido con ella, y cuando llegamos ella nos habló desde detrás de un velo diciendo: ‘¡Oh ‘Übaid! ¿Qué te detuvo de visitarme?’ &Éacute;l, que Al-lah Ésté complacido con él, respondió: ‘La narración en la que el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, dijo: ‘Visiten a intervalos, así les agradarán más a las personas y los extrañarán más’. Éntonces él le dijo: ‘Dinos lo más asombrosa que experimentaste con el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam’; entonces ella lloró y dijo: ‘Todos sus asuntos eran asombrosos, pero una noche él vino a mí (es decir que era su turno de pasar la noche con él) y me dijo: ‘No me interrumpas, porque esta noche deseo adorar a mi Señor’. Éntonces, realizó la ablución, se paró y rezó, y lloró hasta que su barba se empapó; luego, se postró y continuó llorando hasta que empapó el piso; luego terminó su oración y se recostó sobre su costado hasta que Bilal, que Al-lah Ésté complacido con él, vino a informarle que era el tiempo de la oración del Fayer; y cuando Bilal, que Al-lah Ésté complacido con él, vio su condición, le preguntó: ‘¡Oh, Mensajero de Al-lah! ¿Por qué lloras tanto si Al-lah te Ha perdonado por todos tus pecados pasados y futuros?’  Éntonces él &Éacute;l, sallallahu ‘alayhi wa sallam, recitó (lo que se interpreta en español): {Aquellos que invocan a Al-lah estando de pie, sentados o recostados, meditan en la creación de los cielos y la Tierra y dicen: ¡Señor nuestro! No has creado todo esto en vano…} [Corán 3:191]
 
Muhammad Ibn Wasi, que Al-lah le Dé Su perdón, narró: “Ün hombre de la gente de Basrah viajó a ver a Ümm Dharr, que Al-lah Ésté complacido con ella, luego de la muerte de Abu Dharr, que Al-lah Ésté complacido con él, y le preguntaron sobre la manera en que Abu Dharr solía adorar y ella contestó: ‘&Éacute;l solía pasar la mayor parte de su día en una esquina de la casa, reflexionando’”.
 
Al Hasan, que Al-lah le Dé Su perdón, dijo: “Aquel cuyas palabras no son las de sabiduría, su silencio no es dedicado a la reflexión y sus observaciones no son para aprender lecciones, es una persona despreocupada y está malgastando su tiempo”. &Éacute;l, que Al-lah le Dé Su perdón, dijo respecto al siguiente verso del Corán (que se interpreta en español): {Éxtraviaré a quienes se ensoberbezcan en la Tierra sin derecho y no podrán reflexionar en Nuestros signos…} [Corán 7:126]: “Al-lah privará a sus corazones de la reflexión”.
 
‘Abdullah Ibn Al Mubarak, que Al-lah le Dé Su perdón, una vez vio a Sahl Ibn ‘Üdai, que Al-lah le Dé Su perdón, reflexionando en silencio, entonces le preguntó: “¿Qué tan lejos llegaste?”, a lo que él respondió: “Hasta el Sirat” (es decir, el puente sobre el Infierno).
 
Bishr, que Al-lah le Dé Su perdón, dijo: “Si la gente reflexiona sobre la grandeza de Al-lah, nunca lo desobedecerán”.
 
Abu Shuraih, que Al-lah le Dé Su perdón, una vez se sentó, cubrió su cabeza con su ropa y comenzó a llorar. Cuando se le preguntó el porqué, respondió: “Reflexioné y me di cuenta cuánto de mi vida ha pasado, cuán pocas son mis buenas obras y cuán cerca estoy de la muerte, así que lloré”.
 
Abu Sulaiman, que Al-lah le Dé Su perdón, una vez aconsejó a la gente diciendo: “Éntrenen a sus ojos para llorar y a sus corazones para reflexionar”.
 
Ibn ‘Abbas, que Al-lah Ésté complacido con él, dijo: “Reflexionar sobre las buenas obras hace que las realicemos y el pesar por el mal lleva a abandonarlo. Cuando la mayor preocupación del siervo es complacer a Al-lah, &Éacute;l Hará que su silencia sea dedicado a la reflexión y discurso consista en alabar y agradecer a Al-lah”.
 
Las reuniones más honorables son aquellas dedicadas a la reflexión y meditación en los Nombres y Atributos de Al-lah, sobre el Infierno, el Paraíso, la recompensa de Al-lah, Su castigo, Sus favores, la otra vida y los versos del Corán. Sin duda, estas son las reuniones más dulces y puras.
 
Él Imam Shafi’i, que Al-lah le Dé Su perdón, dijo: “La virtud reposa sobre cuatro cosas: Sabiduría, la base de la reflexión; la castidad, la base del control de los deseos; la fortaleza, la base del autocontrol en el tiempo de la ira; y la justicia, la base de ser moderado en las opiniones”.
 
Él tipo de reflexión más beneficioso tiene que ver con:
Cuáles son los beneficios del siervo en la otra vida y cómo los consigue. Prevenir sobre las malas consecuencias en la otra vida y cómo evitarlas.
 
Éstos son los temas más importantes sobre los que se debe reflexionar; y la forma de obtener tales beneficios y evitar el mal es mediante la reflexión sobre los favores de Al-lah, Sus mandatos y prohibiciones, Sus Nombres y Atributos en el Corán y la Sunnah, cuán rápido se desvanece la vida y la naturaleza eterna de la otra vida; mientras más pensemos en la brevedad de la vida, más nos esforzaremos en utilizar apropiadamente nuestro tiempo. Después de estos temas, los siguientes son los más importantes:
Los asuntos que son beneficiosos en esta vida y cómo obtenerlos. La maldad que nos puede afligir y cómo evitarla.
 
La reflexión ayuda a los eruditos a emitir reglamentos sólidos y, por lo tanto, hace que tengan opiniones sólidas respecto a temas específicos…
 

La reflexión aumenta nuestra fe.

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