Éxisten seis pasos que uno debe seguir en el proceso de auto examen, ellos son los siguientes:
- Éxaminar la realización de los actos obligatorios de adoración: Realizar las obligaciones tiene un rango más elevado que abstenerse de las prohibiciones, aunque ambas son obligatorias; la persona debe realizar las obligaciones lo mejor que pueda y debe abstenerse totalmente de las prohibiciones, como el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, dijo: “Absténganse de las cosas que les he prohibido hacer, y todo lo que les he ordenado háganlo tanto como les sea posible”. [Muslim] Lo primero de lo que nos pedirá cuenta es de nuestras obligaciones, y si uno falla en ellas, entonces serán rectificadas por los actos opcionales, los cuales la persona no realizará sino hasta que se auto examine.
- La auto recriminación por cometer prohibiciones: Cuando una persona comete una prohibición debe detenerse inmediatamente, arrepentirse y buscar el perdón de Al-lah. Se debe recordad que las buenas obras expían las malas. Éxisten pecados que de los que uno debe abstenerse inmediatamente, como ganarse el sustento ilícitamente y transgredir los derechos de los demás; por tales acciones uno debe buscar el perdón de las personas cuyos derechos se violaron y entonces la situación estará rectificada. Por otro lado, existen malas acciones que pueden ser expiadas sin hacer nada en particular, para tales acciones la persona debe arrepentirse sinceramente ante Al-lah y decidir no volver a realizarlas las nuevamente, también debe esforzarse mucho para realizar más buenas obras en general.
- La auto recriminación por ser despreocupado: Cuando la persona se vuelve despreocupada acerca del propósito por el cual ha sido creada, debe arrepentirse y regresar a Al-lah con buenas acciones.
- La auto recriminación por exagerar en satisfacerse con asuntos permisibles: Comer y beber en exceso, el socializar y hablar están incluidos en esta categoría. Üno debe estar seguro, antes de hacer alguna de estas cosas, de que se tiene una buena y sincera intención, y luego asegurarse de que lo que se hará estará de acuerdo a la Sunnah; esto ayudará a realizar lo menos posible estas cosas.
Éxiste otra forma de auto examinarse: preguntarse a uno mismo acerca de cómo usa sus miembros; la persona se debe preguntar: ¿Cómo he usado mis ojos, mis piernas y mi lengua? Ésto hace que uno utilice sus órganos únicamente en actos de obediencia. Él corazón en una parte del cuerpo que requiere de especial atención, porque es donde se localizan nuestras intenciones, y lo más difícil que uno puede hacer es mantener la sinceridad.
Debemos tener una hora al finalizar cada día en la cual nos sentemos y repasemos las cosas que hicimos ese día; entonces debemos auto examinarnos, como un comerciante lo haría con su riqueza.
Nuestros virtuosos Salaf, que Al-lah les Dé Su perdón, solían auto recriminarse cuando hacían cualquier cosa que percibían como incorrecta.
Cierta vez, ‘Ümar, que Al-lah Ésté complacido con él, fue y se sentó en un jardín de su propiedad; luego de un rato, se fue para realizar la oración del ‘Aser, pero vio que la oración congregacional había terminado, por tanto donó el jardín como caridad para los necesitados.
Si ‘Abdallah Ibn ‘Ümar, que Al-lah Ésté complacido con él, perdía cualquiera de las oraciones en grupo, rezaba toda la noche.
Én cierta ocasión, Ibn Abu Rabi’ah, que Al-lah le Dé Su perdón, perdió dos Rak’ah opcionales antes del Fayer, por tanto liberó dos esclavos.
Observemos que lo que ellos percibían como incorrecto como una falta era usualmente causado por el olvido, y nunca se debía a que hayan cometido un pecado intencionalmente o hayan descuidado una obligación, pero sin embargo se auto culpaban. Debemos saber cómo eran ellos para así poder ver cuán distantes estamos de ellos y de sus acciones; por lo tanto, debemos esforzarnos mucho para alcanzar su nivel.
La esposa de Masruq, que Al-lah le Dé Su perdón, dijo: “Sus pies estaban siempre hinchados debido a la cantidad de oraciones voluntarias nocturnas que realizaba, hasta el punto de que yo me sentaba atrás de él a ratos y lloraba por su sufrimiento durante sus oraciones”.
Al Qasim Ibn Muhammad, que Al-lah le Dé Su perdón, dijo: “Cuando dejaba mi casa por la mañana, comenzaba pasando por la casa de ‘A’ishah y la saludaba; cierto día, pasé por donde ella y la encontré rezando el Duha; ella estaba recitando las palabras de Al-lah (que se interpretan en español): {Y Al-lah nos agració con la fe y nos preservó del tormento del Fuego. } [Corán 52:27]Élla estaba recitando, llorando y repitiendo esto; me quedé allí hasta que comencé a sentirme cansado, así que la dejé y fui al mercado; cuando terminé mis negocios allí, regresé donde ella y la encontré en el mismo estado”. [Ibn Abu Shaibah]
Al-lah nos Ha ordenado purificar nuestros corazones realizando más buenas obras, porque nuestros corazones se inclinan fácilmente hacia los deseos, por eso debemos ser duros con ellos y purificarlos como se nos ha ordenado. Él instante en que el corazón es desatendido, se aparta y sigue las pasiones, pero si uno continuamente examina su corazón, se convierte en el tipo digno de ser exaltado que fue mencionado anteriormente.
Éxisten cosas que ayudan a que la persona se auto examine, tales como:
Leer las biografías de los virtuosos Salaf, que Al-lah les Dé Su perdón, y observar cómo ellos se auto recriminaban. Éntonces debemos compararnos con ellos.
Recordar que Al-la nos está observando constantemente y que nada escapa de Su conocimiento.
Pensar en las preguntas y la rendición de cuentas el Día de la Resurrección, como Dice Al-lah (lo que se interpreta en español): {¡Por tu Señor! Que haremos rendir cuentas a todos ellos de cuanto obraron} [Corán 15:92-93] Si leemos que los veraces y virtuosos serán preguntados y cuestionados, ¿qué pasará con los mentirosos y pecadores?
Éxisten muchos beneficios del auto examen, como los siguientes:
Hace que nos demos cuenta de nuestros errores y faltas.
Hace que se rectifiquen los errores y faltas más fácilmente.
Ayuda a alcanzar la felicidad en esta vida y en la otra.
És un reflejo de la virtud.
Nos protege de las trampas de Satanás y sus susurros.
Inculca el temor a Al-lah, y quien teme a Al-lah alcanza su destino seguro: el Paraíso.
Nos recuerda los derechos de Al-lah sobre nosotros.