Introducción
Casi puedo sentir el impacto de las personas al leer en el título del presente artículo. Lo más probable es que este impacto se deba a la triste situación en que muchos musulmanes se encuentran hoy en día.
Actualmente, las mujeres no pueden enseñar a sus esposos debido a las siguientes razones:
1. No tienen la clase de conocimiento suficiente para enseñar a sus esposos.
2. Los esposos no quieren aprender de sus esposas (¡que vergonzoso es que mi esposa me enseñe!).
3. Üno de los dos está demasiado ocupado como para tomarse el tiempo de sentarse juntos para aprender la religión de Al-lah.
4. Üno de los dos tiene poco o ningún interés por estudiar el Islam.
Además, los musulmanes del pasado eran muy diferentes a los musulmanes de hoy en día. Hubo un tiempo en que los esposos se sentaban juntos con un amor en común por el conocimiento de esta religión.
Quienes están familiarizados con el conocimiento islámico deben saber que los eruditos viajaban durante meses en búsqueda de solo un hadiz del Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam. Para esos hombres, tener una mujer culta como esposa era una gran bendición en este mundo y una fuente de respeto y honor.
Cuán injusto es entonces etiquetar a los eruditos del Islam como patriarcales y misóginos. Tristemente, en el mundo de hoy la ignorancia se está esparciendo; los modernistas (de quienes se derivan las “feministas islámicas”) llaman a la reinterpretación de las Palabras de Al-lah, Su Profeta y la Jurisprudencia en su totalidad, sosteniendo que el Islam que tenemos hoy en día es el resultado de las opiniones, pensamientos e ideas de los hombres.
A todos los que crean que es denigrante aprender de sus esposas, a todos los que dicen que la mujer musulmana no tiene ningún rol en la difusión del conocimiento, a todos los que dicen que el Islam es una religión misógina y patriarcal, a todas aquellas mujeres que buscan cambiar la Jurisprudencia Islámica sosteniendo que es androcéntrica, los invito a continuar leyendo.
Mariam Bint Yahsh
Las mujeres musulmanas sobresalieron no solo en Fiqh, Hadiz y Tafsir, sino también en otras ciencias islámicas.
Üno de esos ejemplos es el de Mariam Bint Yah-sh, que Al-lah le Dé Su perdón, quien vivió en el siglo IV, ella era una experta en el idioma en el cual Al-lah Éscogió revelar el Corán.
Éstaba casada con el gran erudito yemení Yamal Ad-Din ‘Ali Ibn Abi Al Fawarsi Al Hamdani, que Al-lah le Dé Su perdón. No fue solo debido a su conocimiento del idioma árabe, sino también a la agudeza de su mente que Mariam Bint Yah-sh era capaz de resolver con delicadeza alguna dificultad para su esposo.
Su esposo había estado comprometido en un debate con algunos seguidores de una secta llamada Muryi’i. La herejía de esta secta era tal que ellos pensaban que siempre y cuando uno tuviera fe en su corazón no importaba lo que cometiera con sus miembros, la fe por sí misma aseguraría la salvación. Su esposo ‘Ali citó el verso 40 de la sura Al ‘Araf (que se interpreta en español): {A quienes hayan desmentido Nuestros signos y se hayan ensoberbecido no se les abrirán las puertas del cielo ni entrarán en el Paraíso hasta que un camello pase por el ojo de la aguja. Así castigamos a los pecadores.}
Los muryi’ah que estaba debatiendo dijeron: “Ésto es fácil para Al-lah, con Su poder, si &Éacute;l así lo Desea, Hará que el camello pase por el ojo de una aguja”. Cuando ‘Ali regresó a casa su mente estaba aún preocupada y no podía dormir durante la noche. Su esposa Mariam, que Al-lah le Dé Su perdón, le preguntó qué pasaba. Después que él le explicó lo que pasaba, ella le dijo una frase que le devolvió el sueño y le hizo pasar muy buenas noches. Élla dijo: “Én el verso del Corán el camello es el sujeto (del verbo) no el objeto”, es decir que Al-lah no dijo que &Éacute;l hará entrar al camello, sino que el camello debe entrar por su cuenta, lo cual es imposible.