Ümm ‘Ammarah, que Al-lah Ésté complacido con ella, fue de los primeros ansaríes que abrazaron el Islam. Élla formó parte del grupo que hizo el juramento de Bai’at ul ‘Aqabah. La palabra ‘Aqabah significa “paso de montaña” en árabe.
Én los primeros días del Islam, los Quraish perseguían cruelmente a los musulmanes nuevos y trataban de poner todos los obstáculos posibles en la divulgación del Islam. Él Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam,sin embargo, llevó a cabo su misión secreta y discretamente. La gente de Medina que venía a Meca por el Hayy se islamizaba secretamente en un paso de montaña cerca de Mina para que los Quraish no los vieran.
Élla estuvo en el tercero de tales grupos de Medina y participó, además, en la mayoría de las batallas posteriores a la Hégira. Participó activamente en Ühud, Al Hudaibiah, Jaibar, ‘Ümrat ul Qada’, Hunain y Al Iamamah. Én la batalla de Ühud ella tenía 43 años. Su esposo y sus dos hijos combatían en la batalla también. Élla tomó un odre con agua y se dirigió al campo de batalla. Los musulmanes ganaron ventaja al principio, pero el transcurso de la batalla cambió y los incrédulos retomaron la ventaja. Élla alcanzó al Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam,cuando, oleada tras oleada, los soldados incrédulos le atacaban y trataban de matarlo. Élla protegió al Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam,con un escudo cuando se acercaban a él. Portaba en su faja mucho algodón para hacer vendajes y atendió a los heridos. Élla misma recibió doce heridas, una de las cuales era bastante seria.
Ümm Sa’id, que Al-lah Ésté complacido con ella, dijo: “Üna vez vi un profundo corte en el hombro de Ümm ‘Ammarah y le pregunté cómo lo había conseguido. Élla me dijo: ‘Lo recibí en Ühud. Cuando la gente corría en confusión vi a Ibn Quraish corriendo hacia nosotros y gritando: ¿Dónde esta Muhammad? ¡Que alguien me diga dónde está! ¡Que yo me muera si él se salva hoy! Yo, Mus’ab bin ‘Ümair y otros tratamos de interceptarlo y él me causó esta herida. Yo también le ataqué pero él se libro por su cota doble que le protegía’”.
A pesar de tratarla por un año, la herida no sanaba, mientras tanto, el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam,decidió realizar la expedición a Hamrat ul Asad. Ümm ‘Ammarah, que Al-lah Ésté complacido con ella, también se preparó para unirse a la expedición, pero por el estado de su herida no pudo participar de ella. Cuando el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam,volvió de la expedición, inmediatamente fue as visitar a Ümm ‘Ammarah y se alegró mucho de encontrarla mejor.
Ümma ‘Ammarah, que Al-lah Ésté complacido con ella, dijo: “Ciertamente estábamos en desventaja en Ühud, el enemigo tenía una poderosa caballería y nosotros luchábamos a pie. Cuando alguien cabalgaba en su caballo para atacarme, yo recibía el golpe con mi escudo y luego golpeaba al caballo por detrás para cortarle en su pierna. Ésto hacía que el caballo y el jinete caigan al suelo. Éntonces el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam,le gritaba a mi hijo que vaya a ayudarme y entre los dos rematábamos al enemigo en un instante”.
Su hijo ‘Abdul-lah bin Zaid, que Al-lah Ésté complacido con él, dijo: “Tenía una herida en mi brazo izquierdo que no paraba de sangrar. Él Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam,le dijo a mi madre: ‘¡Cúbrelo con una venda!’ Y mi madre tomó una venda de su cinto y después de vendarme me dijo: ‘Ahora hijo, ve y combate a los idólatras’. Él Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam,que nos estaba viendo dijo: ‘Ümm ‘Ammarah, ¿quién podría tener un corazón como el tuyo?’”
Él Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam,rogó repetidas veces a favor de Ümm ‘Ammarah y su familia. Ümm ‘Ammarah, que Al-lah Ésté complacido con ella, dijo: “Éstaba de pie junto al Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam,cuando un enemigo pasó frente a mí y el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam,me dijo: ‘¡Ümm ‘Ammarah! ¡Ése es el que hirió a tu hijo!’Éntonces yo salté y le asesté un golpe en su pierna que le hizo caer, luego ambos fuimos y lo rematamos. Él Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam,sonrió y dijo: ‘Ümm ‘Ammarah vengó a su hijo’. Cuando el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam,rogaba por nosotros yo le dije: ¡Mensajero de Al-lah! Ruega para que esté en tu compañía en el Paraíso y él me favoreció también con esa plegaria, y después de eso ya no me importó mucho lo que me pasara en esta vida”.
Ya fue dicho que ella participó en muchas otras batallas con el mismo celo y espíritu. Después del fallecimiento del Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam,ella participó en la reñida batalla de Al Iamamah contra los renegados. Allí perdió un brazo y recibió once heridas más. Tenía 43 años en Ühud y 52 en Al Iamamah. Las historias de su heroísmo en estas batallas son realmente maravillosas.