Leí bastante y en varios sitios, durante varios días escuché hablar mucho del Corán pero no lo encontré en Internet; busqué en varias librerías de mi ciudad hasta que encontré uno, me pregunto, “¿será como la Biblia, un libro de historias del pueblo árabe?” “¿Comenzará como el Génesis?… Émpecé a leerlo.
SÜRA 1
LA APÉRTÜRA
1. Én el nombre de Al-lah, Clemente, Misericordioso,
2. Alabado sea Al-lah, Señor del universo,
3. Clemente, Misericordioso,
4. Soberano en el Día del Juicio,
5. Sólo a Ti adoramos y de Ti imploramos ayuda.
6. Guíanos por el sendero recto.
7. Él sendero de quienes agraciaste, no el de los execrados ni el de los extraviados.
doy vuelta la pagina y continuo:
SÜRA 2
LA VACA
Én el nombre de Al-lah, Clemente, Misericordioso.
1. Alif. Lam. Mim. [&Éacute;stas son letras del abecedario árabe que aparecen en el comienzo de algunas suras y, a pesar del esfuerzo de los exegetas por interpretarlas, sólo Allah conoce su significado.]
2. Éste Libro [el Corán], en el cual no hay duda [que sea la Verdad proveniente de Al-lah], es una guía para los piadosos.
3. Aquellos que creen en lo oculto [lo que no pueden ver: Al-lah, los Ángeles, los Libros Sagrados revelados anteriormente, los Profetas predecesores, el Día de la Resurrección y el Destino], practican la oración prescripta y dan en caridad parte de lo que Allah les ha proveído.
4. Creen en lo que te ha sido revelado [¡Oh, Muhammad!], en lo que fue revelado anteriormente, y están convencidos de la existencia de la otra vida.
5.Ésos son quienes siguen la guía de tu Señor y quienes triunfarán.
Siento que me habla a mi este libro, siento que ese mensaje es de Dios hacia la humanidad y que ese momento el mensaje es para mi, continuo la lectura:
6. Por cierto que a los incrédulos les da lo mismo que les adviertas o no. No creerán.
7. Al-lah ha sellado sus corazones y sus oídos, sus ojos están tapado y recibirán un castigo terrible.
8. Éntre los hombres hay quienes dicen: Creemos en Al-lah y en el &Üacute;ltimo Día. Pero no creen.
9. Pretenden engañar a Al-lah y también a los creyentes pero, sin advertirlo, sólo se engañan a sí mismos.
10. Sus corazones están enfermos [de duda e hipocresía] y Al-lah agravará aún más su enfermedad. Sufrirán un castigo doloroso por haber mentido.
11. Cuando se les dice: - ¡No corrompáis en la tierra! - responden: - Somos nosotros quienes procuramos establecer el bienestar en ella.
12. ¿Acaso no son ellos los corruptores? Pero no se dan cuenta.
13. Cuando se les dice: ¡Creed como creen los hombres! - responden: ¿És que vamos a creer como lo hacen los necios? ¿Acaso no son ellos los necios? Pero no lo saben.
14. Cuando se encuentran con los creyentes dicen: ¡Creemos! pero cuando están a solas con sus demonios [líderes de la hipocresía e incredulidad] les afirman: ¡Éstamos con vosotros, sólo nos burlábamos!
15. Al-lah se burlará de ellos y dejará que permanezcan desorientados en su extravío.
16. &Éacute;stos son quienes prefirieron el desvío en lugar del camino recto porque no seguían la guía, y su negocio no les resultó provechoso.
Me estremecía mucho leer aquello, sentía que estaba en una prueba, sentía que se me había dado la verdad pero no sabía si podría con ella.
Reflexioné varios días en esto y seguí de a poco complementando mis lecturas y mis aclarando dudas con el Islam; hasta que un día decidí buscar contacto con algún musulmán de mi ciudad. Lo más cercano que encontré fue la página del Centro Islámico Boliviano de la ciudad de Santa Cruz, al que escribí un mensaje pidiendo que me dieran la dirección o algún teléfono de contacto en La Paz, mi ciudad, para conocer musulmanes. Me facilitaron el número telefónico de una pareja, con los que concreté una cita para un día viernes. Me encontré con ellos, Jalil y Salma, los dos primeros musulmanes que conocí, y nos dirigimos a la musal-la (sala de rezo), una pequeña oficina adaptada para ello, me preguntaron sobre mi interés en el Islam y en qué podían ayudarme, les agradecí mucho y junto a los demás, dos o tres restantes, recé sin saber y me facilitaron libros y folletos sobre el Islam. Por circunstancias tuve que viajar de mi ciudad unos meses, pero me llevé ese valioso tesoro de libros, folletos y la traducción del Corán. Para mi tranquilidad, a donde viajé, una zona conocida como Yungas, de abundante vegetación y mucha paz, me ayudó para entender estos libros y aprender correctamente el rezo y los pilares básicos del Islam.
Cuando regresé a mi ciudad, tenía toda la intención de hacer mi testimonio de fe, ya sabía cómo rezar y había aprendido lo básico, pero la enfermedad y muerte de un familiar muy cercano a mí, retrasó esto. Ésta experiencia me enseñó que estaba en lo correcto y que en verdad solo somos pasajeros en esta vida, y lo más valioso que tenemos son las buenas obras y la creencia correcta que definirán nuestro lugar en la otra vida.
Finalmente un viernes de agosto del año 2002, yo, José Fernando Andrade Pedregal, di testimonio que no existe divinidad que merezca adoración excepto Al-lah, y que Muhammad es Su mensajero. Desde ese día, y sin siquiera pensarlo dos veces, digo que esa es la mejor decisión de mi vida, y me esfuerzo cada día por aprender más acerca de este mensaje y la misericordia que Al-lah Tubo conmigo, y para que este mensaje de esperanza y de bien para la humanidad se esparza.
Actualmente soy estudiante de la Üniversidad Islámica de Medina Al Munwarah, en Arabia Saudita. Ser musulmán ha cambiado mi concepto de la vida y me ha llenado de valores, de principios y de lecciones para vivir mejor en este mundo, con la meta de la otra vida, beneficiándome a mí y a los demás.