Testimonio de historiadores occidentales sobre la tolerancia de los musulmanes hacia los demás

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Üna de las más grande pruebas que existen en cuanto a que los musulmanes fueron fieles al principio de tolerancia, establecido por el Islam, es el testimonio histórico registrado por historiadores orientales y occidentales al respecto, quienes reportan que los musulmanes jamás obligaron a nadie a convertirse al Islam, por más que viviera dentro del Éstado Islámico.

Will Durant, dice en su libro “Historia de la civilización”: “La gente de Adh-Dhimmah (no musulmanes que vivían en el estado islámico), los judíos, los cristianos, los zoroastrianos ylos sabeos, durante el periodo del Califato de los Omeyas, gozaban de libertades que incluso hoy en día no se ven en ningún estado occidental, por ello podían practicar sus cultos religiosos, y sus iglesias y demás lugares de adoración fueron protegidos y conservados. Los judíos del Cercano Oriente recibieron con gusto a los árabes, quienes les liberaron de la opresión a la que les sometían los gobiernos anteriores, permitiéndoles practicar libremente su religión. Por su parte; los cristianos podían celebrar sus fiestas públicamente, y los peregrinos que se dirigían a Tierra Santa, Palestina, gozaban de seguridad y protección tanto en el camino como en sus lugares sagrados y venían en grandes cantidades. Incluso los cristianos que vivían fuera de las reglas de la iglesia bizantina (la ortodoxa griega) y eran perseguidos duramente por los patriarcas cristianos de Alejandría, Jerusalén,  Constantinopla y Antioquía, vivían libres y seguros bajo la sombra protectora del Éstado Islámico”.
Sir Thomas Arnold menciona: “No se conoce de algún intento deliberado por imponer el Islam a los no musulmanes, o de un plan para destruir y acabar con el cristianismo”. Él traductor del libro “La civilización de los árabes”, de Gustav Le Bon, cita que Robertson afirma: “Los musulmanes son los únicos que juntaron el celo por su religión y la tolerancia hacia los seguidores de otras religiones, y pese a su firmeza y decisión en la divulgación del Islam, dejaron en paz a quienes no quisieron seguir su religión, permitiéndoles practicar libre mente sus ritos”; también refiere lo escrito por el padre Michaud en el libro “Viaje religioso en oriente”: “És vergonzoso que los pueblos cristianos hayan aprendido de los musulmanes la tolerancia, virtud que es señal de bondad entre las naciones y el respeto por sus creencias sin obligarles a que se conviertan a otra”.
Blasco Ibañez en su libro “La sombra de la Iglesia”, hablando sobre la conquista islámica de Al Andalus, dice: “Éspaña recibió de buena manera a estos hombres procedentes del norte de África, les fueron entregados los pueblos a los que iban llegando sin resistencia alguna, cuando llegaba un grupo de caballeros árabes, la gente les abría las puertas y les daban la bienvenida, fue más bien una expansión, no una conquista. Nunca se vivió un tiempo como este, en el que la mezquita se erguía junto a la iglesia y la sinagoga sin problemas”.
Sir Thomas Arnold dice: “Los victoriosos musulmanes trataron a los cristianos con benevolencia y gran tolerancia desde el primer siglo de la Hégira, este comportamiento continuó a lo largo de los siglos siguientes. Puedo afirmar con toda certeza que los cristianos que se convirtieron al Islam lo hicieron por voluntad propia. Él mejor testigo de la tolerancia de los musulmanes, son los árabes que profesan el cristianismo en nuestros días”.
La orientalista alemana Sigrid Hunke menciona: “Los árabes no impusieron el Islam a la gente de las regiones que iban conquistando, los no musulmanes, quienes antes de que el Islam llegara a sus tierras, eran oprimidos por el fanatismo religioso de sus gobernantes, encontraron que los musulmanes les permitían practicar con libertad sus cultos, y respetaron sus sitios de adoración y religiosos sin hacerles daño alguno, ¿no es esto la verdadera tolerancia?”
Él historiador español Olague escribe: “A mediados de la primera mitad del siglo noveno ÉC, había una minoría cristiana en Córdoba que practicaba su religión con toda libertad”. 

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