Én la primera parte hablaba sobre el libro “Él hombre en el banquillo”, y de lo beneficioso que sería tener una buena cantidad de ejemplares para repartirlos a la gente, para que así dejaran de criticar a la mujer y echarle la culpa del hecho que un hogar no tenga hijos. También mencionaba lo crueles que pueden llegar a ser las personas, consciente e inconscientemente, con su indiscreción y curiosidad, cuando le preguntan a una mujer el por qué no ha podido embarazarse.
Continúo con lo que esta amiga mía me relataba de las dificultades por las que ha pasado por no haber sido mamá hasta ahora. Con toda atención seguíamos la conversación y ella decía: “Al-lah Quiso que mi marido y yo nos uniéramos en esta vida, en un hogar bello y tranquilo, compartiendo sueños y esperanzas, y esperando que Al-lah nos Bendijera con un bebé que complementara nuestra felicidad e iluminara nuestra casa. Cuantas veces me senté en aquella habitación que teníamos destinada para esta criaturita, imaginándomelo e imaginándome la felicidad que traería a mi vida… acá le enseñaré unas cuantas aleyas del Corán, en este lado le alimentaré, por allí le leeré y contaré historias, allá le arrullaré para que duerma… ¡Ah! qué hermoso sueño…
Los días pasaban y la esperada noticia no llegaba, pero yo seguía soñando, mi amor por esa criatura, que sería lo más importante en mi vida, crecía y crecía. Cuando un año entero luego de mi matrimonio pasó, la alarma se disparó, no en mí ni en mi marido precisamente, sino en mi madre. Comenzó a preguntar, a investigar, tanto que nos preocupó a mí y a mi marido. La angustia y la incertidumbre creció en mí, me sentía mal por mi madre, por no poder darle nietos. Si una de mis hermanas quedaba en cinta, mi mamá comenzaba a llorar y a mirarme de una manera que me destruía y a todo a mi alrededor. Me hacía sentir como si fuera un ser vivo en vías de extinción”.
Le dije a mi amiga que las madres tienen una “excusa” y que debemos soportar su preocupación, al fin y al cabo son mamás. Lo que sí tenemos que hacer es sentarnos con las madres y enseñarles, como ellas nos enseñaron, y hacerles entender que el no tener hijos no es una privación total, pues existen otras bendiciones que Al-lah no Ha Otorgado. Dile a tu madre: “Yo desearía que me llamaran mamá como yo te llamé a ti, para disfrutar de la dulzura de esa palabra que vale todo lo que tiene esta vida. Pero así son los designios de Al-lah, y yo no le reclamo por lo que Dispuso para mí. Yo no te discuto, madre mía, que los hijos son una bendición, por eso Dice Al-lah (lo que se interpreta en español): {Los bienes y los hijos son parte de los encantos de la vida mundanal…} [Corán 18: 46]; pero no es la única manera en que &Éacute;l nos Bendice, pues la aleya cierra diciendo (lo que se interpreta en español): {[que estos (los bienes y los hijos) no os hagan olvidar de lo que Al-lah Ha Ordenado. Ütilizad bien vuestras riquezas y educad correctamente a vuestros hijos], pues las obras que a Al-lah Le complacen son las que perduran y tienen gran recompensa.} [Corán 18: 46] ¿Sabes, mamá, cuáles son las obras que complacen a Al-lah? Son las invocaciones y el recuerdo constante de Al-lah. Recordar a Al-lah alivia el corazón de los pesares, porque quien encuentra a Al-lah no le va a faltar absolutamente nada. Dice Al-lah (lo que se interpreta en español): {Aquellos que creen, sus corazones se sosiegan con el recuerdo de Al-lah. ¿Acaso no es con el recuerdo de Al-lah que se sosiegan los corazones?} [Corán 13: 28]
Madre mía, sé que te duele que no pueda tener hijos, y a mí me duele que sufras, pero debes saber que soy una creyente que está firmemente convencida que las bendiciones de Al-lah son muchas. Dice Al-lah (lo que se interpreta en español): {Sabed que si intentarais contar las gracias de Al-lah no podríais enumerarlas; ciertamente el hombre es injusto, desagradecido.} [Corán 14: 34] Sabe, madrecita linda, que Al-lah no me Ha dado hijos, no porque sea Injusto, pues &Éacute;l es Justo en Sus decisiones, y si no me Da algo me lo remplazará con otra cosa; dijo el Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam: “Al-lah Pone a prueba a quien ama, y si este acepta la prueba con complacencia, estará satisfecho de su destino; mientras que quien se molesta, este vivirá siempre inconforme”. [At-Tirmidhi]
Madre mía, por favor, ayúdame a ser fuerte y dar sosiego a mi corazón. No me hagas entristecer con tu tristeza, pues yo no necesito que me hagan llorar y lamentar, tampoco de la lástima de nadie. Necesito que me ayudes a reafirmar mi paciencia, para ser de aquellos que se mencionan en el dicho del Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam “Él creyente es verdaderamente sorprendente, pues todo lo que le pasa lo toma a bien…”. Madre, ayúdame a ser paciente, pues yo quiero ser de aquellos que Al-lah Menciona cuando Dice (lo que se interpreta en español): {…pero albricia a los pacientes [que recibirán una hermosa recompensa]. Aquellos que cuando les alcanza una desgracia dicen: Ciertamente somos de Al-lah y ante &Éacute;l compareceremos. &Éacute;stos son quienes su Señor Agraciará con el perdón y la misericordia, y son quienes siguen la guía.} [Corán 2: 155-157]