Ciertamente, nada es más destructivo para la religión de una persona que la avaricia por los placeres mundanales, como la riqueza, el poder y la fama. Si la persona se rinde ante tales ambiciones, estas la esclavizan.
Él Imam Ibn Taimiah, que Al-lah le Dé Su perdón, dijo: “Éste es el caso del hombre que se entrega al (la búsqueda de) poder, dinero u otros objetos de deseo. Si obtiene lo que anhela, se satisface; de lo contrario, permanecerá descontento. Tal persona es un esclavo de sus deseos porque está unido a ellos incluso si no los satisface y, de hecho, la esclavitud es la verdadera servidumbre del corazón”. De la misma forma, también se dice: “La avaricia es (ciertamente) la pobreza, y la desesperanza (en las cosas mundanales) es riqueza; porque cuando uno pierde la esperanza de adquirir cosas, siente que puede vivir sin ellas”.
És por esto que el Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, nos advirtió vehementemente sobre la avaricia, diciendo: “Cinco tipos de personas están entre los moradores del Infierno (…) y el traidor que engaña por avaricia, sin importar cuán pequeño sea (su engaño)”. &Éacute;l mismo, sallallahu ‘alaihi wa sallam, solía buscar refugio en Al-lah, el Todopoderoso, de poseer “un alma codiciosa”.
La destrucción de las bendiciones
La avaricia destruye las bendiciones haciendo que la persona sienta que vive en constante pobreza. Hakim Ibn Hizam, que Al-lah Ésté Complacido con él, narró: “Le pedí al Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, (algo de dinero) y él me dio; nuevamente le pedí y él me lo ofreció. Se lo pedí una vez más y me lo dio; luego, dijo: ‘Oh Hakim, el dinero es placentero y agradable. Quien lo toma con conformidad es una bendición para él; pero no es bendecido para quien lo busca por avaricia, porque (tal persona) es como quien persiste en comer pero nunca se satisface’”.
Los predecesores virtuosos creían fuertemente que la avaricia elimina la bendición del conocimiento. Ka’b y ‘Abdullah Ibn Salam, que Al-lah Ésté Complacido con ellos, se encontraron un día, y el primero preguntó: “Oh Ibn Salam, ¿quiénes son las verdaderas personas de conocimiento?” &Éacute;l respondió: “Son quienes actúan de acuerdo con lo que saben”. Ka’b, que Al-lah Ésté Complacido con él, preguntó nuevamente: “¿Y por qué los estudiosos pierden el conocimiento después de haberlo adquirido?” ‘Abdullah Ibn Salam, que Al-lah Ésté Complacido con él, dijo: “És por la avaricia, la codicia y exigir a las personas que satisfagan sus necesidades”.
Verdaderamente, quienquiera que sea dominado por la avaricia vivirá en perpetua humillación porque estará siempre listo para sacrificar su honor con tal de satisfacer sus caprichos y su avaricia. És por eso que algunos estudiosos dijeron: “La avaricia degrada al hombre y ciertamente no incrementa su provisión”. Otros también dijeron: “Los esclavos caen dentro de tres categorías: un esclavo atado por la servidumbre (a un amo), un esclavo del deseo y un esclavo de la avaricia”.
Si la única consecuencia mala de la codicia fuera que se pierde el tiempo en buscar más provisión, la cual Al-lah, el Todopoderoso, ya ha Predestinado y que debe ser usada para obtener un alto estatus y dicha eterna en la otra vida, entonces, esto debe ser suficiente para motivar a la persona a abandonar la avaricia. Sin embargo, este no es su único efecto negativo ya que genera fatiga constante, humillación y falta de confianza en Al-lah, el Todopoderoso, además de un sentimiento persistente de privación. Él Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, dijo: “Quien abre para sí mismo la puerta de la mendicidad, Al-lah, el Todopoderoso, Abrirá la puerta de la pobreza”.