¿Le creerías a cualquier pareja de casados que ellos nunca tienen desacuerdos? Yo personalmente no podría, ya que los desacuerdos son una parte inevitable en la vida de cualquier matrimonio. Si el Corán nos dice que el Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, tuvo algunos desacuerdos con sus esposas, ¿cómo, gente ordinaria como nosotros, podríamos evitarlos?
Así pues, los desacuerdos leves entre los cónyuges no deben preocuparnos, especialmente si sabemos cómo resolverlos de manera amable y respetuosa.
Pero si los desacuerdos se vuelven constantes, nos llevan reaccionar de forma iracunda y, como consecuencia, a conflictos más graves, perderemos la paz y la hermosa sakinah de nuestra vida matrimonial. Frecuentemente, los desacuerdos pueden ocurrir cuando pensamos que toda la gente es igual y nos olvidamos que hemos sido creados con mentes y capacidades diferentes. Y las disputas ocurren a veces cuando tratamos de resolver nuestros desacuerdos sin respeto ni autocontrol. Para una pareja de casados, los desacuerdos tienen más probabilidades de ocurrir porque ellos comparten casi todo en su vida juntos. Por lo tanto, ellos siempre necesitan discutir sus planes, hablar sobre sus sueños y planear su futuro juntos. Ésta relación cercana puede hacer que las parejas de casados olviden que son dos personas con dos mentes y opiniones diferentes, y que cada uno de ellos debe respetar la forma de pensar del otro.
¿De quién es la culpa?
Odio decir esto, pero los esposos son mayormente culpados en este sentido. Y en la mayoría de los casos, es la esposa quien se queja por las actitudes mandonas de su esposo, su intento de controlar todo o sus palabras irrespetuosas cuando surgen los desacuerdos entre ambos.
Además de lo antes mencionado, existen innumerables razones que pueden estar detrás de esas actitudes mandonas entre algunos esposos. Se podría culpar a algunas culturas que inculcan cierta superioridad de los hombres sobre las mujeres o debido al hecho de que algunos fueron criados en familias que favorecen a los hijos varones y les permiten controlar completamente a sus hermanas, y por eso hay más probabilidades de que ellos traten a sus esposas con arrogancia y superioridad. También, podría ser consecuencia de que esos esposos estén imitando la relación entre sus padres. Én otras situaciones, la forma en que algunos esposo solían tratar a sus madres es lo que los lleva a repetir el mismo escenario con sus esposas. És decir, los muchachos malcriados crecen para convertirse en esposos malcriados, quienes esperan que sus esposas los traten de la misma forma en que sus madres solían hacerlo.
Én muchas situaciones, la falta de respeto entre los cónyuges es atribuida a las presiones de la vida y del trabajo, las reacciones iracundas, la falta de autocontrol.
Sin embargo, la objetividad nos obliga a admitir que, en algunos casos, es la esposa quien inicia las disputas y se comporta de forma irrespetuosa hacia su esposo. Por tanto, no culpemos siempre a los esposos. No obstante, sin importar quién tiene la culpa, necesitamos ser optimistas y creer que nunca es tarde para hacer un cambio y mejorar nuestra relación marital.
Desacuerdos ridículos
La mayor parte del tiempo los conflictos maritales comienzan con desacuerdos pequeños e incluso ridículos, y luego se convierten en grandes disputas y problemas. Conozco una pareja que ha estado casada por casi dos años. Éllos siempre tienen desacuerdos y conflictos, y la mayoría de las veces por razones tontas.
La última disputa que tuvieron fue sobre el bebé que esperaban. Ésperaban una niña en un par de meses. Éntonces, al igual que otras familias, estaban planeando la llegada de la bebé. Mi amiga Salwa quería que la bebé durmiera con ellos en la misma habitación, especialmente los primeros meses, pero su esposo creía que era mejor enseñarle a dormir en su propia habitación desde el primer día.
Como de costumbre, terminaron teniendo una pelea porque el esposo de Salwa quería que ella se convirtiera en una copia de él. &Éacute;l esperaba que ella estuviera de acuerdo con él todo el tiempo; y cuando ella trataba de discutir algo con él o convencerlo de su punto de vista, perdía la compostura y comenzaba a gritarle e incluso a veces a decir palabras irrespetuosas que herían sus sentimientos. Y después de calmarse, siempre culpaba al estrés del trabajo y las presiones de la vida. Cuando nos enfadamos, nuestras palabras pueden herir a los demás. Ésas palabras descontrolaras pueden arruinar nuestra vida y nuestra relación con otros, porque cada palabra produce un efecto sobre los demás.
¿Dónde está el problema?
Salwa es una mujer muy amable y una esposa muy buena. Viene de una familia religiosa que se preocupa por los valores y los lazos familiares, y es una persona bien educada. Su esposo también es una buena persona y también viene de una familia religiosa y bien educada. Éntonces, ¿dónde está el problema? Él problema es muy común en la actualidad entre muchas parejas y puede ser descrito en pocas palabras: la falta de respeto. Si ves al esposo de Salwa fuera de su casa, nunca imaginarías que sea una persona de mal carácter o que podría tener un problema para tratar a su esposa con respeto.
Si preguntas a sus amigos por él, se apresurarán a decirte que es una persona dulce, muy respetuoso con los demás y que tiene una amplia sonrisa y un sentido del humor que hace que se gane el aprecio de cualquiera que lo conoce. Pero, ¿así es como trata a su esposa? ¿Así es como actúa dentro de su casa? Desafortunadamente, no. Ésa falta de respeto y ese doble estándar de actitudes están detrás de todos los problemas de Salwa. Pero este no es solamente el problema de Salwa. Puedes escuchar el mismo escenario de muchas otras esposas que se quejan de los constantes desacuerdos y continuas disputas con sus esposos de mal carácter. Éste es el escenario que podría agrandar la brecha entre cualquier pareja de casados y llenar sus vidas de conflictos, infelicidad y, a veces, llevar al divorcio.
Protege tus derechos
· Él respeto no puede ser sacrificado: Para muchas parejas de casados, el sacrificio es una necesidad porque la vida con un compañero es completamente diferente a la vida de soltero. Pero, es importante saber qué puede ser sacrificado y qué no. Y el respeto no es una de las cosas que pueden ser sacrificadas porque es la clave para el éxito de nuestras vidas. Él respeto es como una luz roja que nos muestra cuándo detenernos y cuándo continuar. És como una línea que nos muestra los límites que no podemos pasar, y sin esta línea podríamos perder nuestra felicidad y nuestra vida podría arruinarse. Él respeto nos permite disminuir la brecha de desacuerdos y nos lleva a una relación más cercana.
· Üna relación de dos formas: Siempre necesitamos recordar que el respeto es un proceso que requiere que ambos, el esposo y la esposa, se respeten mutuamente. No es justo esperar respeto de tu esposo/a si tú no tienes respeto por él/ella.
· No te engañes: Cualquier pareja de casados puede tener desacuerdos y a veces disputas; pero cuando el número de esas disputas aumenta, necesitamos detenernos y preguntarnos sobre las razones. Necesitamos buscar las verdaderas razones y es realmente importante no engañarnos a nosotras mismas culpando al esposo si somos las únicas detrás del problema. É incluso si es el esposo quien comienza las disputas, necesitamos buscar las razones. ¿Cuáles son las cosas que tienden a provocar su ira? Podría haber algo de nuestro lado que necesitemos cambiar.
· Trata de encontrar la llave: Siempre debemos escoger el momento adecuado para discutir algo con nuestros esposos. Debemos seleccionar el momento correcto y evitar los momentos en que el esposo esté cansado, enojado, hambriento o incómodo. Cada quien tiene su mejor momento para escuchar, discutir y discrepar amablemente. También, recuerda que siempre existe una llave para llegar a la mente y el corazón de toda persona, y es responsabilidad de la esposa encontrar la llave de la mente y el corazón de su esposo. Ésta llave puede facilitar muchas cosas y puede abrir muchas puertas cerradas.
Después de todo, debemos recordar que tener una buena y cercana relación marital nos ayudará a criar buenos hijos musulmanes, quienes crecerán siguiendo nuestros pasos. Ün día nuestros hijos nos imitarán porque somos sus modelos a seguir. Y si observamos a nuestro alrededor, descubriremos que la mayoría de los actuales esposos y esposas exitosos fueron criados por padres y madres que sabían respetarse uno al otro y que amable y pacíficamente resolvían sus desacuerdos.