Éxiste una sabiduría manifiesta en la alternancia de los días y las noches, y en la sucesión de los meses y los años. És nuestra responsabilidad el utilizar los días y las noches para realizar buenas acciones y diferenciarnos de aquellos que utilizan tu tiempo en hacer el mal hasta que les llega la muerte.
Al-lah nos Ha dado dos indicadores en el día y la noche: en el día está el sol, mientras que en la noche está la luna. Con la llegada de cada nuevo día, la vida se renueva y cada adorador reúne sus energías para practicar más actos de devoción. Ésto es porque Al-lah Ha comparado el dormir por la noche con la muerte, y el despertar con la resurrección. Dice Al-lah (lo que se interpreta en español): {&Éacute;l es Quien Toma vuestras almas de noche [cuando dormís] y os las Devuelve al despertar, y Sabe lo que hacéis [durante el día]. Así, hasta que se cumpla el plazo prefijado para vuestra muerte, luego volveréis a &Éacute;l y os Informará de lo que hacíais.} [Corán 6:60]
És una manifestación de la misericordia de Al-lah hacia sus adoradores que &Éacute;l Haya hecho que el sol y la luna sigan con exactitud sus cursos determinados. Observando el sol la gente puede conocer las diferentes estaciones, y observando la luna la gente puede deducir el comienzo y el final de cada mes. Al-lah Ha dividido el año en 12 meses, como Dice en el Corán (lo que se interpreta en español): {Ciertamente que el número de meses para Al-lah es doce, porque así &Éacute;l lo Decretó el día que Creó los cielos y la Tierra; de ellos, cuatro son sagrados [Muharram, Rayab, Dhul Qa‘dah y Dhul Hiyyah]. Así está establecido en la religión verdadera, no obréis pues en contra vuestra [desobedeciendo a Al-lah]…} [Corán 9:36] De los cuatro meses sagrados, tres son consecutivos Dhul Qa‘dah, Dhul Hiyyah y Muharram; el cuarto es Rayab, que está entre los meses de Yumada Al Ajirah y Sha’ban.
Ün ejemplo de la sencillez de la religión de Al-lah es que el cálculo del comienzo y del final de cada mes islámico se basa en la observación de la luna. Por lo tanto, toda persona se informará fácilmente sobre cada nuevo mes sin importar si sabe leer o no. La llegada de un nuevo mes se conoce por la aparición de la luna creciente en el occidente después del ocaso; una vez que la luna creciente se manifiesta, un mes ha llegado a su fin y un nuevo mes comienza. Así, también sabemos que el día comienza en el ocaso y no en la media noche, porque el primer día del mes se maraca por el ocaso del último día del mes anterior.
Él calendario islámico fue introducido por primera vez durante la era del Amir de los Creyentes, ‘Ümar ibn Al Jattab, que Al-lah Ésté complacido con él, 16 ó 17 años después de la Hégira o emigración del Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam. ‘Ümar, que Al-lah Ésté complacido con él, buscó el consejo de la gente sobre cuándo debía comenzar el calendario Hiyri. Algunos opinaron que debía comenzar desde el nacimiento del Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam; mientras que otros pensaron que debía comenzar desde el primer día en que el Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, inició su misión. Otro grupo creía que el calendario debía comenzar desde la emigración, y un último grupo sostenía que debía comenzar desde la muerte del Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam.
‘Ümar, que Al-lah Ésté complacido con él, estuvo de acuerdo con quienes deseaban que el calendario islámico comenzara con la Hiyrah del Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, debido al hecho de que esto marcaba el punto en la historia cuando Al-lah Diferenció entre la verdad y la falsedad al Darle al Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, poder real y autoridad, que se manifestaron en la forma del primer Éstado Islámico.
Los compañeros también fueron consultados sobre en qué mes debía marcarse el comienzo del año. ‘Ümar ibn Al Jattab y ‘Üzman ibn Affan, que Al-lah Ésté complacido con ellos, escogieron Muharram debido a que es un mes sagrado y porque sigue al mes de Dhul Hiyyah, el mes en que los musulmanes realizan el Hayy o peregrinaje, el último pilar del Islam que Al-lah Ha Impuesto sobre los musulmanes. Muharram también sigue al mes en que el Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, les juró lealtad a los Ansar (sus seguidores de Medina) para emigrar a Medina, y este juramento de lealtad fue uno de los actos introductorios de la emigración. Debido a todas estas razones, Muharram fue considerado el mes más conveniente para marcar el inicio del calendario islámico.
Debemos estar agradecidos con Al-lah por tan sencillo método de cálculo. La Nación Islámica debe tener una identidad distintiva e independiente, derivada únicamente de la esencia del Islam. És responsabilidad de la Nación Islámica el distinguirse de las otras naciones en cuanto a los valores morales, los modales y la forma de vida en general. Ésta no puede ser una nación subordinada que tienda a imitar ciegamente a otras; esta clase de imitación ciega no trae ningún bien ni evita ningún mal. Por el contrario, podría hacer que la Nación Islámica se vuelva débil y dependiente de otras, lo cual causaría que olvidara sus glorias pasadas. Ésta nación nunca será reformada excepto siguiendo la misma metodología que la reformó en el pasado.
Hemos aprendido que el día comienza en el ocaso, el mes comienza una vez que la luna creciente es avistada, y que el año comienza del día de la emigración del Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam. Éste es el método seguido por los musulmanes del pasado; los juristas registraron las fechas de acuerdo con este método en sus libros al tratar diferentes temas, tales como la época de pagar las deudas y otros asuntos similares.
Dice Al-lah (lo que se interpreta en español): {Y un signo [que evidencia el poder divino] es la noche que le sucede al día, y quedan entonces a oscuras. Y el Sol orbita como le fue designado; ello es un decreto del Poderoso, Omnisciente. Y a la Luna le Decretamos sus fases, hasta que [va menguando y] parece una rama seca de palmera [luego entra en creciente otra vez]. No le es posible al Sol alterar su curso [apareciendo de noche] y así alcanzar a la Luna, ni la noche puede adelantarse al día; todos los astros circulan por sus órbitas.} [Corán 36:37-40]