La Da’wah de obra

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La Da’wah (invitar a la gente al Islam) a través de las acciones es mucho más efectiva que la Da’wah de palabras adornadas y retórica elocuente. Al contemplar la biografía de los primeros musulmanes, uno no puede evitar maravillarse ante esas personalidades dignas de admiración, ya que solían dar de sí mismos pacientemente y sin cansarse y a pesar de las circunstancias y las consecuencias, ya sea que estuvieran en La Meca o en Medina tras haber emigrado. Solían ser muy dedicados y esforzarse al máximo; sus intentos a veces tenían éxito y a veces no. No obstante, todo lo que hacían era por la causa de Al-lah Todopoderoso, Quien nos Dice (lo que se interpreta en español):

·         “Diles [¡Oh, Muhammad! a los hipócritas]: Obrad como queráis, y sabed que Al-lah, Su Mensajero y los creyentes verán vuestras obras…”[Corán 9:105]
·         {Cualquiera sea la caridad que deis o la promesa que hagáis, ciertamente Al-lah lo Sabe; y los inicuos no tendrán salvadores.}[Corán 2:270]
 Al Faruq y la Hégira
Omar ibn Al Jattab, que Al-lah Ésté complacido con él, conocido también como Al Faruq (el que discierne entre la verdad y la falsedad), fue uno de los que sacrificaron todo por Al-lah Todopoderoso. Anhelaba que toda la gente abrazara el Islam y se mantuvieran firmes en su religión. También se esforzaba por ayudar a que los nuevos musulmanes que estaban siendo reprimidos no desfallecieran. No esperaba ordenes ni se detenía a rumiar, sino que se apresuraba a actuar de inmediato y a no titubear en tales cuestiones.
Observemos sus acciones durante y después de la Hégira (migración) como predicador al Camino de Al-lah Todopoderoso. La preocupación principal de Omar ibn Al Jattab, que Al-lah Ésté complacido con él, era guiar a la gente hacia el Islam y hacer que se mantuviesen firmes en su religión, sirviéndose para ello de varios métodos para invitar al Islam. Los libros de historia contienen la historia de su emigración en sus propias palabras:
“Cuando queríamos emigrar hacia Medina, acordé reunirme con ‘Ayyash ibn Abu Rabi’ah y con Hisham ibn Al ‘As ibn Wa’il As-Sahmi, que Al-lah Ésté complacido con ellos, en un lugar localizado en territorio de Banu Guifar, atrás del Valle de Sarif. Decidimos que si alguno de nosotros no llegaba al lugar de la cita era porque no iba a venir y había sido detenido a la fuerza, y que los otros dos tendrían que irse sin él. Én la mañana me encontré con ‘Ayyash ibn Abu Rabi’ah en el lugar acordado, pero Hisham había sido detenido y obligado a abandonar su religión. Al llegar a Medina nos quedamos en Quba’ con Banu ‘Amr ibn ‘Awf. Posteriormente, Abu Yahl ibn Hisham y Al Hariz ibn Hisham salieron para alcanzar a ‘Ayyash ibn Abu Rabi’ah, quien era su primo paterno y su medio hermano materno;  llegaron a Medina cuando el Mensajero de Al-lah, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, aun se hallaba en La Meca. Los primos le dijeron a ‘Ayyash: ‘Tu madre juró no cepillarse el cabello hasta que te vea.’ ‘Ayyash sintió compasión por ella y decidió regresar. Yo le dije: ‘Oh ‘Ayyash, por Al-lah que esto no es sino un intento por seducirte para que abandones tu religión, ten cuidado.’ ‘Ayyash replicó: ‘Ayudaré a mi madre a que cumpla su juramento. Además, tengo algo de dinero ahí que me gustaría recoger.’ Le contesté: ‘Por Al-lah, sabes que soy una de las personas más ricas de Quraish; te daré la mitad de mi dinero si te quedas.’ Pero él insistió en ir; por lo que le dije: ‘Éstá bien; entonces llévate mi camella; está bien criada y es fácil de montar; no te bajes de ella, y si en algún momento sospechas alguna traición úsala para escapar.’ Así, tras haberse alejado cierta distancia, Abu Yahl le dijo a ‘Ayyash: ‘Me cuesta trabajo ir montado en este animal; ¿me dejas montar detrás de ti?’ ‘Ayyash aceptó. Cuando los camellos se hincaron para poder hacer el cambio, Abu Yahl y Al Hariz atacaron a ‘Ayyash y lo amarraron con fuerza. Se lo llevaron a La Meca y ahí lograron obligarlo a que renunciara a su religión.”
Omar, que Al-lah Ésté complacido con él, prosiguió:
“Solíamos decir que Al-lah Todopoderoso no Aceptará excusa o arrepentimiento alguno de quienes abandonan el Islam, ya que han sido testigos de la Verdad y a pesar de ello vuelven a la incredulidad debido a algún mal que les aflige. Dichas personas decían lo mismo para sí. No obstante, cuando el Profeta, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, llegó a Medina Al-lah Todopoderoso Reveló algunos versos al respecto: (lo que se interpreta en español) {Diles [¡Oh, Muhammad! a quienes transmitan Mi Mensaje que Yo digo]: ¡Oh, siervos Míos! Vosotros que os habéis excedido [cometiendo pecados] en detrimento propio, no desesperéis de la misericordia de Al-lah; por cierto que Al-lah Puede perdonar todos los pecados, porque &Éacute;l És Absolvedor, Misericordioso. Arrepentíos ante vuestro Señor y someteos a &Éacute;l, antes de que os sorprenda el castigo, y entonces no seáis socorridos.}[Corán 39:53-54]  Éscribí estos versos de mi propio puño y letra en una hoja, y se la envié a Hisham ibn Al ‘As.”
 A partir de aquí, Hisham, que Al-lah Ésté complacido con él, toma la palabra:
“Cuando recibí la hoja, hice mi mejor esfuerzo por leerla y entenderla. Éntonces dije: ‘Oh Al-lah, por favor Ayúdame a entender.’ Al-lah Todopoderoso me Inspiró para darme cuenta de que estos versos habían sido revelados con relación a lo que nosotros y otros solían decir sobre nuestra situación. Por lo tanto me subí a mi camello y fui hasta el Mensajero de Al-lah, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam.” [Al Hakim, Sahih]
Persistencia de los incrédulos
Podemos observar los esfuerzos de Al Faruq, que Al-lah Ésté complacido con él, en esta historia, y vemos dos aspectos en particular:
Primero: el comportamiento de Abu Yahl y su esmero en alcanzar su propósito. Viajó, aguantó penas y se sirvió de un pretexto retorcido de deber hacia los padres y de tratar de mantener los lazos familiares, dado que era pariente de ‘Ayyash ibn Abu Rabi’ah. Además llevaba a un refuerzo, Al Hariz ibn Hisham, para respaldar su plan. No obstante, hizo todo eso sin saber si triunfaría o no y solamente obró por obra del demonio y con el fin de alejar a la gente de la religión de Al-lah Todopoderoso. Por si fuera poco, elaboró un plan muy astuto y amarró a ‘Ayyash para que entrase en La Meca humillado y deshonrado en vez de que entrara a la ciudad en su camello y de manera honorable y digna. Su intención era ponerlo como ejemplo para los demás para así evitar que la gente de Quraish siguiera los pasos de ‘Ayyash. Hoy en día se usan métodos parecidos contra quienes llaman hacia Al-lah Todopoderoso.
Segundo: la actitud de Omar, que Al-lah Ésté complacido con él, el creyente que se rehusó a emigrar solo, como habían hecho otros, y que eligió a otros dos hombres para que lo acompañaran. Tal vez su intención era fortalecer su determinación y salvarlos de la tentación. Mientras ‘Ayyash logró irse con él, Hisham, que Al-lah Ésté complacido con él, fue detenido a la fuerza. Además, vemos claramente que Omar, que Al-lah Ésté complacido con él, intentó convencer a ‘Ayyash ibn Abu Rabi’ah de que no se fuera con Abu Yahl, como si presintiera sus intenciones. Al tratar de persuadirlo le ofreció incluso la mitad de sus bienes, no como préstamo, sino como obsequio. Todos estos esfuerzos con el fin de hacer que se mantuviese firme en la religión de Al-lah Todopoderoso. Y aun después de que no logró convencerlo le dio su preciada camella para que pudiese escapar si enfrentaba algún peligro; pero Ibn Abu Rabi’ah no hizo caso de todos estos esfuerzos.
Diferente manera de hacer Da’wah
Omar, que Al-lah Ésté complacido con él, no se conformaba con esto, y de hecho intentaba llamar a otros al Islam usando todos los medios de comunicación disponibles. No se olvidó de su amigo, quien había sido detenido antes en un intento por hacerlo abandonar su religión. Por lo tanto, Omar, que Al-lah Ésté complacido con él, se sirvió de un medio del que muchos predicadores de la actualidad se han olvidado a pesar de vivir en una era de progreso y comunicación rápida: usó la correspondencia.
Éscribió las aleyas antes mencionadas en una hoja y se la envió a Hisham, que Al-lah Ésté complacido con él. Bien, uno podría preguntarse por qué Omar, que Al-lah Ésté complacido con él, le envió un mensaje a alguien que podría haber renunciado a su fe. ¿Sabía acaso siquiera si Hisham entendería el contenido del mensaje? Asumiendo que lo entendiese, ¿respondería regresando al Islam? Y aunque abrazara el Islam nuevamente, ¿emigraría hacia donde se encontraban en ese momento el Profeta, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, y sus Compañeros?
Éstas son preguntas que inquietan a gente incompetente e ignorante, quienes enfrentan sus asuntos solo con intenciones y palabras, pero no con acciones.
Así, Omar, que Al-lah Ésté complacido con él, les enseña una gran lección: la tarea del mensajero es solamente transmitir el mensaje. Así sucedió que su esfuerzo tuvo su recompensa y que todas las preguntas anteriores obtuvieron una respuesta afirmativa; Al-lah Todopoderoso Hizo que su mensaje tuviera efecto y que Hisham ibn Al ‘As emigrara hacia Medina gracias a Omar, que Al-lah Ésté complacido con él.
La generación de gente como Omar, que Al-lah Ésté complacido con él, era sin lugar a duda productiva y proactiva. Ahora sigamos su ejemplo de determinación firme y de amor sincero hacia el Islam. Y si logramos imitarlo, entonces tendremos éxito y Al-lah nos Élegirá para que entremos en servicio de Su religión y que seamos de beneficio para el mundo, la humanidad y antes que nada para nosotros mismos.

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