Se esfuerza por hacer felices a sus padres
La musulmana es afectuosa y respetuosa con sus padres, en todas las circunstancias, y no escatima ningún esfuerzo para hacerlos felices, tanto como pueda y dentro de los límites del Islam. Por tal razón, se asegura de su bienestar regularmente, ofreciendo sus servicios, visitándolos a menudo y saludándolos con una sonrisa jovial, un corazón cariñoso, lindos regalos y palabras de afecto.
Así es como cuida de ellos mientras vivan. Después de su muerte, ella demuestra su amor y respeto orando por ellos, dando caridad en su nombre, y cancelando cualquier tipo de deudas que puedan haber tenido con Al-lah y con terceros.
Tratar a nuestros padres con afecto y respeto es una de las actitudes esenciales de los hombres y mujeres musulmanes. Ésta noble actitud debe ser progresiva y continua, no importa cuán elevado sea el costo de vida, y no importa cuánta cantidad de obligaciones y responsabilidades tenga una persona.
Ésta postura, es un indicio de las ricas emociones que todavía existen en las tierras musulmanas, Al Hamdulil-lah, y es una prueba de la gratitud que los hombres y mujeres musulmanes sienten hacia la generación más vieja, la cual hizo tantos sacrificios por sus hijos, cuando ellos necesitaban de palabras afectuosas y consoladoras, y de una mano que los ayudara.
Ésta actitud protegerá a la persona, sea hombre o mujer, de la indiferencia y la ingratitud; y, lo que es mejor, les abrirá los portales del Paraíso.
La madre viene primero, luego el padre
Él Islam alentó el respeto y el afecto hacia los padres. Algunos textos tratan sobre la madre y el padre separadamente; pero, tomando todos los textos en su conjunto, vemos que prescriben un saludable balance en la atención de los hijos hacia sus padres, para que el respeto a uno no sea en detrimento del otro. Algunos textos confirman que a la madre se le debe otorgar prioridad por encima del padre.
Cuando un hombre vino a dar la bai‘ah y a ofrecerse para tomar parte del yihad, el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, le preguntó: "¿Alguno de tus padres está vivo?". Ésto indica claramente que el musulmán está obligado al buen trato de sus padres por igual. Similarmente, a Asma', le fue encomendado mantener contacto con su madre, a pesar de ser mushrikah.
Ün hombre fue hasta donde estaba el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, y le preguntó: "¡Oh, Mensajero de Al-lah! ¿Quién de entre la gente es el más merecedor de mi buena compañía?" &Éacute;l, sallallahu ‘alayhi wa sallam, respondió: "Tu madre" Él hombre preguntó de nuevo: "¿Y luego quién?" Él Profeta,. sallallahu ‘alayhi wa sallam, dijo: "Tu madre". Él hombre preguntó por tercera vez: “¿Y luego quién?” Él Profeta dijo: “Tu madre”. Él hombre preguntó nuevamente: "¿Y luego quién?" Él Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, dijo: "Luego tu padre" [Bujari y Muslim]..
Éste hadiz confirma que el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, dio prioridad al trato amable hacia la madre por encima del trato amable para con el padre, y los Sahabah solían recordar esto a los musulmanes después de la muerte del Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam. Ibn ‘Abbas, un gran sabio y faqih de esta Ümmah, consideró el trato afectuoso a la madre como la mejor obra que nos acerca a Al-lah, Éxaltado sea. Cierta vez, un hombre se presentó ante él y dijo: "Pedí la mano de una mujer para contraer matrimonio, y ella me rechazó. Otro hombre le pidió la mano, y ella aceptó y se casó con él. Me sentí celoso, así que la maté. ¿Acaso podrá ser aceptado mi arrepentimiento?” Ibn ‘Abbas le preguntó: "¿Tu madre aún está con vida?" &Éacute;l contestó: "No". Éntonces le dijo: "Arrepiéntete ante Al-lah y haz lo mejor posible para estar más próximo a &Éacute;l”.
‘Ata' Ibn Iasar, quien narró este relato de Ibn ‘Abbas, dijo: "Fui y pregunté a Ibn ‘Abbas: ‘¿Por qué le preguntaste si su madre aún vivía?’ &Éacute;l contestó: ‘Porque no conozco otro acto que acerca más a la gente a Al-lah que el trato amable y el respeto hacia la madre’". [Bujari]
Él Imam Bujari abre su libro ‘Al Adab Al Mufrad’ con un capítulo sobre el respeto y la amabilidad hacia los padres (birr al ualidain), en el cual coloca la sección sobre el buen trato a la madre antes de la sección del buen trato para con el padre, algo compatible con las enseñanzas del Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, al respecto.
Él Corán evoca sentimientos de amor y respeto en el corazón del hijo o hija, y lo alienta a tratar bien a sus padres. Por otra parte, se refiere a la madre de una manera más gentil y compasiva, otorgándole prioridad por el embarazo, el amamantamiento, y los dolores y molestias que sufre durante esos dos estados. Reconoce además su noble sacrificio, su gran ternura y cuidado. Dice Al-lah (lo que se interpreta en español): {Le Hemos ordenado al hombre ser benevolente con sus padres. Su madre le lleva [en el vientre] soportando molestia tras molestia, y su destete es a los dos años. Sed agradecidos Conmigo y con vuestros padres; y sabed que ante Mí compareceréis.} [Corán 31:14]
¡Qué enseñanza tan suprema! Mostrar gratitud a los padres por lo que han hecho por sus hijos viene en segundo lugar, precedido solamente por la gratitud hacia Al-lah, y esto constituye uno de los mejores actos de virtud que podamos realizar. ¡Qué elevada condición otorgó a los padres esta religión!
Él sacrificio de la madre no tiene precio
Ibn ‘Ümar vio a un hombre yemení circunvalando la Ka‘bah, mientras llevaba a su madre. Él hombre le dijo: "Soy como un camello domesticado para ella, la he cargado más de lo que ella me ha cargado. ¿Tú piensas que se lo compensé, ¡oh, Ibn ‘Ümar!?” &Éacute;l contestó: "No, ni siquiera una contracción". [Bujari]
Todo esto señala la elevada condición a la que el Islam ha realzado la posición de la maternidad, pues otorgó prioridad a la madre sobre el padre. Al mismo tiempo, el Islam concedió una gran importancia a ambos padres, y prescribió el afecto y el respeto para ambos.