Nuestras responsabilidades durante Ramadán

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Fortaleciendo los lazos
Musaddigue Thange, de 35 años, espera lograr una mayor autodisciplina y piedad en su vida mediante el ayuno de Ramadán. Romper el ayuno con su familia, aunque se hace algo difícil a veces, es una de sus prioridades.
 
“Én mi opinión, Ramadán no es solo un esfuerzo espiritual personal, sino que además debe ser una oportunidad para acercarse a la familia y una forma que mejore nuestro compromiso por trabajar juntos por la complacencia de Al-lah”, enfatiza Thange, de San Diego, California. “Él Iftar es un tiempo muy especial en el día de una persona que está ayunando. Compartirlo con sus seres queridos, y hacer un esfuerzo especial por hacer esto, fortalece los lazos entre los miembros de la familia”.
 
Con el consentimiento de su jefe, Thange, un ingeniero de software, comienza su día temprano para poder llegar a casa antes del Iftar. A veces toma algunos días libres en su trabajo, especialmente los viernes, para dar mayor atención a su crecimiento espiritual.
 
Éste año, Thange también pretende enseñar a su hijo de 3 años las virtudes de la Sadaqah (caridad), haciéndolo ahorrar dinero para comprar alimentos para los pobres.
 
Jahan Muhammad, una madre que educa a sus hijos en su hogar, hace que Ramadán sea especial para la vida de sus cinco hijos, no solo celebrándolo con ellos, sino aprovechándolo como una oportunidad para aprender. Primero, ellos preparan su casa limpiándola. Luego, ponen Ramadán Mubarak por todas partes.
 
Üna vez que comienza el mes sagrado, ella realiza pequeños círculos de estudio con sus hijos. Al mismo tiempo que memorizan el Corán, hablan sobre el ayuno, lo que esto significa, el ayuno del Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallma, entre otros temas. Además, ella planifica proyectos de arte y manualidades que giran en torno a Ramadán. Además de hacer un dulce especial y darle forma de mezquita, ellos hacen sus propios poemas e historias relacionadas con Ramadán y el ayuno. Hacer tarjetas también es una actividad regular asociada con este mes, mientras que mirar televisión se reduce al mínimo.
 
“Quiero darles a ellos lo mejor de mí y lo hago por la causa de Al-lah. És una bendición cuanto tu hijo puede decirte lo que significa Ramadán”, dice Jahan, de Madison, Wisconsin. “Básicamente, el punto es pasar tiempo juntos como una familia tanto como sea posible”.
 
 
Élla admite que tener que lidiar con todo durante Ramadán es especialmente desafiante, pero se las arregla para mantener su resolución adelante. “Trato de planear una actividad en la mañana, una que puedan hacer por sí mismos. Mientras ellos están ocupados con eso, yo también estoy ocupada con las tareas de la casa y otras cosas. A veces pongo el Corán o Nashid durante este tiempo”, comentó. Élla encuentra tiempo para realizar sus propias súplicas una vez que los niños se han dormido.
 
Janet Nazify comparte la resolución de Jahan, pero en el trabajo. Como directora de Nur Al Iman, una escuela islámica de tiempo completo en South Brunswick, Nueva York, promueve y supervisa el espíritu de Ramadán entre sus estudiantes. Desde el diseño de proyectos especiales para Ramadán, menos tareas para la casa y la organización de I'tikaf patrocinado por la escuela, toda la rutina de la escuela cambia, dijo.
 
Én su hogar, ella programa tiempo con su familia, las tareas de la casa, y sus metas para Ramadán. Además, para leer el Corán y libros islámicos más diligentemente, ella se concentra en incorporar una nueva acción, aunque sea pequeña, dentro de su cronograma de actividades. La constancia de repetirla durante el transcurso de un mes la ayuda a establecerla como un hábito.
 
“Hay solo 24 horas en un día. Te distribuyes, tratando de copar con todas tus actividades. Me siento más cansada”, admite Nazif, de Montgomery Township, New Jersey. “Debes dejar un poco de algo para estar a la altura. Cuida de las tareas diarias y deja los proyectos a largo plazo de lado durante Ramadán”.
 
Aprendiendo lecciones
 
Sin embargo, Rodrigo Adem percibe el esfuerzo extra que Ramadán exige de él como una oportunidad para construir resistencia y encontrar encuentra esto como una fortaleza que puede utilizar de diferentes formas. “Én todo ejercicio diseñado para hacernos más fuertes, uno se tiene que poner a sí mismo más allá del propio nivel de comodidad”, dijo, agregando que esto nos puede dar una mayor conciencia de nuestros propios umbrales.
 
“No creo que sea algo malo estar demasiado cansado como para discutir o encontrar fallas”, observó. “Luego, cuando no estoy luchando, aprecio lo que tengo y recuerdo aquellos momentos que sentí en Ramadán, cuando tomé la responsabilidad por las acciones de mi alma y me hice sensible a mis propios caprichos, y los rechacé por la causa de Al-lah”.
 
De hecho, el Profeta, sallallhu ‘alaihi wa sallam, sostuvo que el ayuno es un “escudo” para los creyentes [Bujari]. No es solo un periodo de tiempo durante el cual uno se mantiene alejado de la comida, la bebida y los deseos carnales; sino que además es un estado de la mente, que va más allá de las horas de ayuno real durante el mes de Ramadán, con la esperanza de que perdure por el resto de nuestras vidas.
 
 
 
De hecho, entrenar nuestras mentes incluso cuando enfrentamos tareas mundanales y distracciones, es el verdadero desafío de este mes bendito. Y, por supuesto, el viaje no termina con el avistamiento de la luna para el ‘Id Al Fiter, sino que apenas comienza, ya que nunca podremos cosechar todos los beneficios de Ramadán mientras no lo llevemos con nosotros a lo largo de todo el año y en adelante, sintiéndonos fortalecidos con su llegada cada año por el resto de nuestras vidas, in sha Al-lah.
 
 
 

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