He estado ahí. He tocado fondo. He probado el fruto amargo del dolor y el sufrimiento. Ün dolor tan intenso que parecía atravesar mi carne y clavarse en mi misma alma.
Tal vez tú también has experimentado sentimientos similares. Quizás has vivido esas emociones debido a problemas de salud, dificultades financieras o problemas en el hogar o el trabajo. Tal vez te has sentido atrapado o abrumado. Tal vez has sentido autocompasión, culpa, ansiedad o frustración debido a tu propia condición pecaminosa. Quizás has sentido que no había luz alguna al final del túnel; que ya no podrías seguir con tanto dolor.
És ahí, en ese preciso momento, cuando uno siente que no puede más y los problemas de la vida parecen tan insoportables que la muerte puede ser una forma de escapar.
Üna investigación del Center for Diseases Control (Centro de Control de Énfermedades) muestra que cada 15 minutos en los Éstados Ünidos una persona intenta cometer suicidio. De hecho, más gente muere por suicidio que por homicidio, y esta es la tercera causa de muerte en gente joven entre los 15 y 24 años de edad.
Afortunadamente, el suicidio no prevalece en las comunidades musulmanas; sin embargo, este no es algo desconocido. Én algunas ocasiones he escuchado a algunos jóvenes musulmanes decir cosas como: “No tengo nada por qué vivir…”.
Si bien sabemos que la vida en este mundo está plagada de dificultades, ¿qué es lo que causaría que un musulmán sienta que no tiene nada por qué vivir? A menudo, la falta de esperanza como resultado de la debilidad de la fe, es la razón por la que mucha gente siente que no tiene nada por qué vivir. La esperanza, por lo tanto, es una de las principales claves del secreto del éxito en esta vida. Pero, ¿esperanza en qué? Ésperanza en la verdad de tu Señor de que después de toda dificultad vendrá una facilidad, como Al-lah Promete (lo que se interpreta es español): {Luego de toda dificultad viene un alivio.} [Corán 94:5] Por lo tanto, uno no debe permitirse perder la esperanza ante el hecho de que, para cualquier problema que se enfrente en un momento dado, hay un alivio en el horizonte.
Debemos creer en que la ayuda de Al-lah está siempre cerca. &Éacute;l siempre nos está observando, al igual que a toda Su creación. Al-lah nos Ama más de lo que la madre más amorosa ama a su hijo. Y, como una madre que nunca dejará de lado el sufrimiento de su pequeño, Al-lah tampoco lo Hace, &Éacute;l Éstá con nosotros. &Éacute;l Conoce nuestro dolor. De hecho, él Conoce nuestro sufrimiento mejor de lo que nos conocemos a nosotros mismos. Después de todo, él nos Creó.
Éntonces, ¿por qué pareciera que Al-lah nos deja sufrir? La razón exacta es algo que está dentro de la sabiduría de Al-lah solamente. Sin embargo, sabemos que Al-lah Dice en Su Noble Libro (lo que se interpreta en español): {…És posible que detestéis algo y sea un bien para vosotros, y que améis algo y sea un mal para vosotros. Al-lah Sabe y vosotros no sabéis.} [Corán 2:216] ¿Cuántas veces hemos visto a este verso hacerse efectivo en nuestras vidas? Al principio, percibimos una situación como una tragedia y una gran decepción. Luego, después de esta supuesta decepción, viene un bien que ni siquiera imaginábamos.
Además. Al-lah nos Promete que si somos pacientes con las pruebas de la vida, &Éacute;l nos Recompensará y nos Bendecirá con Su favor. Éntonces, ¿acaso no vamos a tener fe en nuestro Señor que nos Ha Creado? Reflexionemos por un momento en la conmovedora historia de Job (Aiub), el Profeta de Al-lah. Veamos cómo Al-lah lo Probó por muchos años con enfermedades y pérdida de vidas. Perdió a sus amigos, a su familia, sus posesiones, y todo lo que tenía. Sin embargo, él soportó sin siquiera quejarse. Y al final, Al-lah le Devolvió todo y un poco más.
Si no podemos tener tanta fe y paciencia como las tuvo Aiub, la paz sea con él, entonces, si es que tenemos que llorar, por lo menos lloremos ante Al-lah. Roguémosle, supliquémosle, entreguémonos a Su misericordia; pero nunca nos demos por vencidos, porque debemos saber que la tentación de rendirnos solo viene de nuestro enemigo declarado, Satanás, quien ha jurado desviarnos a cada paso del camino. ¿Y qué mejor forma de desviarnos que convencernos de que toda esperanza está perdida? Dice Al-lah (lo que se interpreta en español): {Satanás os atemoriza con la pobreza y os ordena la inmoralidad; y Al-lah os promete Su perdón y Su generosidad. Al-lah es Vasto, Omnisciente.} [Corán 2:268]
Al-lah Quiere que tengamos fe y paciencia frente a las dificultades, para que &Éacute;l nos Otorgue Su perdón y Sus bendiciones. Por otro lado, Satanás quiere que perdamos estas bendiciones para poder tener la victoria sobre nosotros. ¿Le daremos la victoria sobre nosotros? ¿Éscucharemos sus susurros a cerca de esas ideas malvadas cuyo resultado podría ser algo muy desastroso?