Situación religiosa, política, económica, social y moral de los árabes (Parte 3)

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 La situación económica

La Península Arábiga era dominada por extensos desiertos, lo que la hacía una tierra desprovista de agricultura salvo en sus bordes, especialmente en el Yemen, Ash-Sham y algunos lagos de la península.
Él desierto se caracterizó por ser una zona de pastoreo de camellos y rebaños. Los clanes eran nómadas, pues se mudaban de un lugar a otro buscando las pasturas, sin establecerse salvo dentro de sus tiendas.
Respecto a la manufactura, pues la árabe era la nación que menos la practicaba. No consideraba que fuera un orgullo practicarla, por lo que la dejaban a los extranjeros y los sirvientes. Hasta cuando querían reconstruir la Ka‘bah pidieron el apoyo de un hombre copto que se salvó de un barco que se hundió frente a Yiddah, residiendo luego en La Meca.
Aunque la Península Arábiga fue privada de las dos bendiciones en aquel tiempo, es decir, la agricultura y la industria, su localización estratégica entre África y Asia Oriental la hizo estar dispuesta a ocupar una posición privilegiada en el comercio mundial en aquel tiempo.
Los habitantes de la Península que practicaban el comercio en aquel tiempo eran los residentes de las ciudades, especialmente la gente de La Meca, pues tenían una posición destacada en el comercio. Por ser los habitantes de Al Haram (territorio sagrado) tenían una posición elevada en las almas de los árabes, por lo tanto no perjudicaban su comercio, y Al-lah, Glorificado y Énaltecido Sea, les Hizo recordar esta bendición en el Noble Corán cuando Dice (lo que se interpreta así en español): {¿Acaso no ven que Hemos dispuesto [para ellos] un territorio sagrado y seguro [La Meca], mientras que a su alrededor los hombres son expulsados [de sus tierras y atacados]? ¿Acaso creen en lo falso y no reconocen las gracias de Al-lah?} [Corán 92:67].
Quraish organizaba dos viajes anuales que fueron recordados: el viaje de invierno al Yemen y el viaje de verano hacia Ash-Sham, donde iban en seguridad mientras se atacaba al resto de la gente a su alrededor. Ésto aparte de otros viajes que ejecutaban a lo largo del año. Al-lah, Énaltecido Sea, Dice (lo que se interpreta así en español): {¡Por el hábito de Quraish¡ É Hicimos que sus caravanas en invierno [al Yemen] y en verano [a Siria] fueran respetadas. Que adoren, pues, al Señor de esta Casa [la Ka ‘bah] y Le agradezcan por haberles proveído el sustento para que pudieran saciar el hambre y haberles dado seguridad} [Corán 106:1-4].
Las caravanas llevaban perfume, incienso, pegamento, goma, especies, dátiles, maderas preciosas, marfil, ébano, collares de cuentas, pieles, mantos del Yemen, tejidos de seda y armas, aparte de otras cosas que estaban en la Península o que importaban de afuera. Luego se iban con ello a Ash-Sham y a otros lugares, volviendo cargados de trigo, cereales, pasas de uvas, aceitunas, telas de Ash-Sham, etc.
Los yemeníes eran famosos por el comercio, ejercían su actividad en la tierra y en el mar, así que viajaron a las costas de África, India, Indonesia, Sumatra y a otros lugares de Asia. También viajaban a las islas del Océano Índico o el Mar Árabe como se llamaba anteriormente. Y después de abrazar el Islam tuvieron el gran mérito de divulgar el Islam en aquellas zonas.
Los tratos comerciales con usura eran algo cotidiano en la Península, quizá esta enfermedad social llegó a los árabes por medio de los judíos. Los honorables y los demás trataban mediante la usura, hasta que el porcentaje de usura a veces superaba el cien por ciento.
Los árabes tenían mercados famosos como: ‘Ükadh, Mayannah y Dhu Al Mayaz. Algunos autores acerca de las informaciones de La Meca mencionaron que los árabes permanecían en ‘Ükadh después de ver el novilunio del mes de Dhu Al Qa‘dah. Después del paso de veinte días del mes de Dhu Al Qi‘dah, se dirigían a Mayannah. Después de ver el novilunio del mes de Dhu Al Hiyyah se iban a Dhu Al Mayaz y permanecían allí ocho noches, y luego se iban a ‘Arafah. No vendían ni compraban en ‘Arafah ni durante los días de Mina hasta que el Islam vino y les permitió esto. Al-lah, Énaltecido Sea, Dice (lo que se interpreta así en español): { No cometéis ninguna falta si buscáis la gracia de vuestro Señor [comerciando durante la peregrinación]. Cuando regreséis de ‘Arafat, y os encontréis en Muzdalifah, recordad a Al-lah. Recordadle en agradecimiento por haberos guiado cuando os encontrabais extraviados.} [Corán 2:198].
Éstos mercados siguieron realizándose un tiempo después de la llegada del Islam, hasta que después desaparecieron. Éstos mercados no eran solamente para el comercio, sino que eran un espacio propicio para la literatura, la poesía y la oratoria, donde se reunían los poetas experimentados y los oradores profesionales compitiendo entre ellos, mencionando sus linajes, honores y hazañas. Por eso es que había una riqueza lingüística y literaria tanto como riqueza comercial.
 
 

 

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