Situación social y moral de los árabes (Parte 1)

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La situación social

Las tradiciones y las costumbres dominaron la vida de los árabes, llegando a ser leyes vigentes respecto a lo relacionado con los linajes, el honor y la relación de las tribus entre sí y entre los individuos. Podemos resumir la situación social en lo siguiente:
1- Él orgullo ilimitado por los linajes y honores.
Cuidaban de sus linajes, por lo que no se casaban con gentes de otras razas, pero cuando el Islam vino terminó con esto y les clarificó que la virtud es por el temor a Al-lah y por las buenas obras.
 2- Tener orgullo por la palabra y por su poder, especialmente la poesía:
Les gustaba la pureza del lenguaje y las expresiones elocuentes. Su poesía era el custodio de sus hazañas, honor y linajes, el registro de sus conocimientos y sus emociones. No es de extrañarse si se volvieron famosos entre ellos los disertadores experimentados y los poetas profesionales. Ün verso de poesía tenía la capacidad de dar una posición superior al clan, y otro verso le daba una posición inferior. Por eso lo que más felicidad le daba al clan, era el hecho de que entre ellos tuvieran un poeta experimentado.
 3- La mujer en la sociedad árabe:
La mujer en muchos clanes era algo que no tenía valor, ya que se heredaba como un objeto. Él hijo mayor por parte del esposo tenía el derecho de casarse con la mujer del padre después de su fallecimiento o impedirle casarse. Ésto fue hasta que el Islam prohibió esto. Él hijo se casaba con la esposa de su padre. Así que descendió la aleya en la que Al-lah, el Todopoderoso, Dice (lo que se interpreta así en español): {No os caséis con las ex esposas de vuestros padres, salvo que lo hubiereis hecho [antes de esta prescripción]. Ésto es algo obsceno, aborrecible e inmoral.} [Corán 4:22]. 
Además los árabes prohibían el matrimonio con las madres, hijas, hermanas y las tías.
No heredaban las hijas, ni las mujeres, ni los niños, sino sólo quien pudiese capturar algún botín y pudiese luchar.
La privación de las mujeres y de los niños de la herencia se volvió una costumbre vigente entre los árabes hasta que falleció Aws Ibn Zabit en la época del Profeta, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, dejando dos hijas que eran feas y un hijo pequeño. Así que vinieron dos primos suyos y se llevaron toda su herencia. Éntonces su mujer le dijo a ellos: casaos con las dos hijas, pero lo rechazaron por ser feas. Así que la madre se dirigió al Profeta, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, y le dijo: ¡Mensajero de Al-lah! Falleció Aws dejando un hijo y dos hijas. Luego vinieron dos primos suyos, Suwaid y ‘Ürfutah, y tomaron su herencia, por lo que les dije que se casaran con mis dos hijas, pero las rechazaron. Él Profeta, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, dijo: "no mováis nada de la herencia" y fue revelado lo que Al-lah, el Misericordioso, Dice (lo que se interpreta así en español): {A los varones les corresponde una parte de lo que los padres y parientes más cercanos dejaren, y para las mujeres otra parte de lo que los padres y parientes más cercanos dejaren. Fuere poco o mucho, les corresponde una parte determinada de la herencia.} [Corán 4:7].
Los árabes se afligían cuando les nacían hijas, porque la hija no iba al combate ni protegía de los agresores, ni trabajaba para traer dinero como los hombres, y cuando caía en la esclavitud era común que las sometan a vejaciones sexuales, y hasta eran obligadas a practicar la prostitución para beneficio de su amo, pues éste solía apropiarse de las ganancias.
Los árabes permitían esto, por eso el padre se entristecía, se preocupaba y avergonzaba cuando tenía una hija. Él Noble Corán nos habló acerca de la condición de quien tenía una hija, diciendo lo que Al-lah, Glorificado Sea, Dice (lo que se interpreta así en español): {Cuando se le anuncia a uno de ellos [el nacimiento de] una niña, se refleja en su rostro la aflicción y la angustia, por lo que se le ha anunciado se esconde de la gente avergonzada y duda si la dejará vivir a pesar de su deshonra o la enterrará viva. ¡Qué pésimo lo que hacen!}[Corán 16:58-59].
Muchas veces preferían enterrarlas vivas en la tierra, sin que tengan otra culpa fuera de haber nacido mujeres. Por eso el Noble Corán les reprochó por esta actitud terrible, pues Al-lah, Énaltecido Sea, Dice (lo que se interpreta así en español): {Cuando se pregunte a las niñas que fueron enterradas vivas. Por qué pecado las mataron.} [Corán 81:8-9].
Además, algunos árabes mataban a sus hijos por culpa de la pobreza o por temerla, luego vino el Islam y prohibió esto. Al-lah, Alabado Sea, Dice (lo que se interpreta así en español):
{Diles: Venid que os informaré lo que vuestro Señor os Ha prohibido: No debéis asociarle nada y seréis benevolentes con vuestros padres, no mataréis a vuestros hijos por temor a la pobreza, Nosotros Nos Éncargamos de vuestro sustento y el de ellos, no debéis acercaros al pecado, tanto en público como en privado, y no mataréis a nadie que Al-lah Prohibió matar, salvo que sea con justo derecho. Ésto es lo que os Ha ordenado para que razonéis.} [Corán 6:151]. {No matéis a vuestros hijos por temor a la pobreza. Nosotros Somos Quienes les Sustentamos y a vosotros también. Matarles es un pecado gravísimo.} [Corán 17:31].
 
Algunos clanes no enterraban a las hijas vivas, como también había quien veía que este acto es reprobable como Zaid Ibn ‘Amr Ibn Nufail. Además había algunos clanes que respetaban a la mujer y pedían su opinión en el matrimonio.
La mujer árabe rechazaba tener relaciones sexuales con otro fuera de su esposo, pues se caracterizaba por la valentía, seguía a los guerreros en las guerras y les animaba.
Y hasta a veces participaba en la lucha si había una necesidad de esto. La mujer árabe beduina asistía a su esposo en cuidar los rebaños y darles de beber. Solían cardar la lana y el lino, costuraban ropa y mantos, manteniendo su recato y su dignidad.
 
 
 

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