És correcto que el Profeta, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, nació un día lunes. La mayoría de los ulemas concuerdan en que nació el 12 de Rabi‘ Al Awal. Según el consenso de los ulemas el Profeta, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, nació en el año del Élefante, en la casa de Abu Talib, en el desfiladero de Banu Hashim.
Su niñera era Üm Aiman, Barakah, la abisinia, la esclava de su padre. Zuwaibah, esclava de su tío Abu Lahab, fue su primera nodriza. Fue narrado bajo la autoridad de Zainab bint Abi Salamah que Üm Habibah, que Al-lah esté complacido con ella, le informó que ella dijo: ¡Oh Mensajero de Al-lah! Cásate con mi hermana, hija de Abu Sufian. Éntonces el Profeta, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, dijo: "¿Quieres eso?" Élla dijo: sí, ya que no seré tu única esposa pues deseo que mi hermana comparta esta gracia conmigo. Él Profeta, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, dijo: "No se me está permitido hacerlo" Élla dijo: me he enterado de que quieres casarte con la hija de Abu Salamah. Él Profeta, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, dijo: "¿Te refieres a la hija de Üm Salamah?" Élla respondió afirmativamente. Éntonces el Profeta, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, dijo: "Aún si no fuera mi hijastra, que se crió bajo mi responsabilidad, no hubiera sido lícito para mí. Pues, ella es mi sobrina de mi hermano por lactancia, ya que Zuwaibah me amamantó a mí y a Abu Salamah. Por lo tanto, no me ofrezcan casarme con sus hijas ni con sus hermanas." [Al Bujari].
Én cuanto a Üm Aiman, la madre de Üsamah ibn Zaid, pues era la sirviente de ‘Abdul-lah ibn ‘Abdul-Muttalib. Éra abisinia. Cuando Aminah dio a luz al Profeta, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, después de que su padre muriera, Üm Aiman le sirvió hasta que creció. Luego el Profeta, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, la dejó en libertad y la casó con Zaid ibn Harizah. Élla murió cinco meses después de la muerte del Profeta, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam. [Muslim].
Halimah As-Sa‘diiah fue su nodriza en Banu Sa‘d:
Halimah As-Sa‘diiah, que Al-lah esté complacido con ella, nos narró una única historia acerca de las bendiciones del Profeta, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, que influyeron en ella, sus hijos, su ganado y su hija.
Fue narrado bajo la autoridad de ‘Abdul-lah ibn Ya‘far, que Al-lah esté complacido con ellos, que dijo: "Cuando el Profeta, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, nació, Halimah Bint Al Hariz vino con un grupo de mujeres pertenecientes a Banu Sa‘d ibn Bakr buscando bebés para amamantarles. Éntonces Halimah dijo: estaba entre el primer grupo de las mujeres que salieron. Montaba una burra gris y venía junto con mi marido Al Hariz ibn ‘Abdul-‘Üzza, uno de Banu Sa‘d ibn Bakr, y luego llegó a ser aliado con Banu Nadirah. Nuestros asnos estaban bastante maltrechos y yo tenía un viejo camello que no tenía leche debido a la sequía de ese año. La gente padecía hambre hasta tal punto que estaban muy debilitados. Mi hijo estaba conmigo y él no podía dormir en absoluto debido al hambre, y yo no podía amamantarlo, pues no tenía leche en mis pechos para amamantarlo. Ésperábamos la lluvia y teníamos ganado ovino, así que la esperábamos con más ansiedad.
Cuando llegamos a La Meca, a todas se les ofreció amamantar al Profeta, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, pero lo rechazaron. Dijimos que si era huérfano y la nodriza disfruta de la generosidad del padre del bebé… ¿Qué nos podrían dar su madre, su abuelo o su tío? Todas mis amigas tomaron bebés, mientras que yo no encontré a ningún bebé para tomar. Al final volví y lo tomé. Por Al-lah, lo tomé porque no encontré a otro. Dije a mi marido: por Al-lah, tomaré a este huérfano de Banu ‘Abdul-Muttalib. Que Al-lah nos beneficie con él. Tampoco quiero volver sin tomar a un bebé. &Éacute;l dijo: sí, tienes razón.
Halimah dijo: lo tomé y me dirigí nuevamente al grupo de mi gente. Por Al-lah, al tomarlo y dirigirme allí, encontré que mi pecho estaba lleno de leche, de tal modo que le amamanté a él y a su hermano. Su padre se dirigió a la vieja camella y la encontró llena de leche. Así que la ordeñó y bebimos de su leche. &Éacute;l dijo: ¡Oh Halimah! Sabes que hemos logrado una brisa bendita hoy. Al-lah nos Concedió lo que más deseabamos. Halimah dijo: luego dormimos después de satisfacernos, siendo que estábamos acostumbrados a no dormir por la noche debido a nuestro bebé.
Luego regresamos (yo y mis amigas) a nuestros territorios. Monté mi burra y llevé al Profeta, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, conmigo. Juro por Aquél en Cuyas manos está el alma de Halimah, que pasé al jefe de la caravana, de tal modo que las mujeres me dijeron: espera, ¿Acaso este es la misma burra que montabas antes? Dije: Sí. Me dijeron: pero tenía heridas en el camino de ida. ¿Qué le pasó? Dije: Por Al-lah, llevo a un niño bendito sobre ella.
Dijo: salimos y Al-lah, Glorificado Sea, nos Concedía cada vez más bendiciones. Üna vez, había sequía en La Meca, y los pastores llevaron al ganado a pastar y volvieron con las ovejas de Banu Sa‘d hambrientas, mientras que mi oveja quedó satisfecha. Nosotros ordeñamos la oveja y luego bebimos su leche. La gente estaba preguntándose: ¿Cuál es el asunto del ganado de Al Hariz ibn ‘Abdul-‘Üza, pues las ovejas de Halimah vuelven satisfechas, mientras que las vuestras vuelven hambrientas? ¡Ay de vosotros! Llevad a vuestro ganado al mismo lugar donde las ovejas de Halimah van. Fueron al mismo lugar, y sus ovejas volvieron hambrientas, mientras que las mías estaban satisfechas.
Halimah dijo: él crecía de un modo en que ningún chico crecía, pues crecía en el día lo que crecían los demás en un año. Cuando cumplió dos años, le llevamos a La Meca y nos dijimos que nosotros no podíamos abandonarlo. Cuando su madre vino, le dijimos: nunca hemos visto a un muchacho tan bendito como él y tenemos miedo de que él pueda verse afectado por las enfermedades de La Meca. Déjale con nosotros hasta que te recuperes. Seguimos diciéndoselo hasta que estuvo de acuerdo. Volvimos y nos quedamos tres o cuatro meses. Üna vez, él estaba jugando con la oveja y cabras que teníamos detrás de la casa con su hermano y éste vino corriendo y nos dijo: Vinieron a mi hermano dos hombres pertenecientes a los Quraish que llevan la ropa blanca. Éllos lo tomaron y le abrieron su pecho. Su padre y yo nos apresuramos a él y lo encontramos de pie y con la cara pálida. Al vernos, corrió hacia nosotros y lloró. Su padre y yo lo abrazamos y le preguntamos: ¿Qué pasó contigo? &Éacute;l dijo: dos hombres vinieron a mí, haciéndome acostarme y cortaron mi pecho donde pusieron algo. Luego lo volvieron a dejar como estaba. Su padre dijo: por Al-lah, parece que mi hijo está afligido con la locura. Llévalo a su familia antes de que aparezca algo terrible. Élla dijo: le llevaremos a su madre. Cuando ella nos vio, se extrañó y nos preguntó: ¿Por qué les trajo antes de que yo se los pidiera, siendo que deseábais tanto quedaros con él? Nosotros contestamos: nada, solamente porque él terminó el período de lactancia y supimos que él estaba bien y ya no lo necesitamos. Élla dijo: me ocultáis algo… ¿qué pasó? Élla insistió en saber, y le dijimos lo acontecido. Dijo: no, por Al-lah, que &Éacute;l no lo permitirá. Mi hijo tendrá un gran futuro. ¿Os digo algo? Cuando yo estaba embarazada, tuve un embarazo muy sencillo. Y yo vi una luz salir de mí y alumbrar los cuellos de los camellos en Al Basrah. O ella dijo: los palacios de Al Basrah. Cuando di a luz, él no salió como los otros bebés, sino que salió con sus manos sobre la tierra, levantando su cabeza hacia el cielo. Élla nos pidió dejárselo, por lo que lo dejamos y nos marchamos."