Nadie supo nada acerca de la salida del Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, excepto ‘Ali ibn Abi Talib, Abu Baker, y su familia.
Él Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, ordenó a ‘Ali no salir de La Meca hasta que devolviera todos los objetos de valor en custodia a sus respectivos dueños, ya que toda la gente de Meca, al tener algo de valor que tenía temor de perderlo, lo guardaba con el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, porque el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, era conocido por su honestidad y su sinceridad.
Él Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, y Abu Bakr, que Al-lah esté complacido con él, salieron por una puerta pequeña situada detrás de la casa de Abu Baker, que Al-lah esté complacido con él, para hacer lo máximo posible para esconderse, con el fin de que Quraish no les persiguiera y les impidiera cumplir con Al Hiyrah sagrada. Ambos estuvieron de acuerdo en encontrarse con ‘Abdul-lah ibn Üraiqat en la cueva de Zawr después de tres noches.