Las narraciones acerca de la razón de su misión y la incursión militar de Ar-Rayi‘ son variadas. Al Bujari, que Al-lah le dé Su perdón, narró que el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, envió esa incursión solamente para obtener información acerca del enemigo. Pero, en otras narraciones auténticas se narra que era una delegación que pertenecía a las tribus de ‘Üdal y Qarah que se dirigían hacia Medina para solicitarle al Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alayhi wa sallam, que les enviara un grupo de los Sahabah, que Al-lah esté complacido con ellos, para que les enseñaran la religión, alegando la existencia de algunos musulmanes entre ellos. Lo que parece es que la tribu de Hudhail quiso vengarse de los musulmanes por la muerte de Jalid ibn Sufian Al Hudhali, por eso, la tribu de Hudhail planeo esa trampa engaño.
Él engaño de las tribus de ‘Üdal, Al Qarah, y el incidente de Ar-Rayi‘ (Parte 1)
- Fecha de publicación:13/02/2011
- Sección:Periodo en Medina
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Pero Al Waqidi aseguró que la razón de ese incidente fue que Banu Lihian (un clan de la tribu de Hudhail) pagó algo de dinero a las tribus de ‘Üdal, y Al Qarah, con el fin de presentarse ante el Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alayhi wa sallam, pidiéndole enviar con ellos a quien, les enseñara religión, y así podían detener a ese grupo de musulmanes, entregarlo a los incrédulos de Quraish y cobrar una comisión por estos prisioneros.
Él Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, les envió diez de sus Sahabah, que Al-lah esté complacido con ellos, (Al Bujari), encabezados por ‘Asim ibn Al Aqlah, que Al-lah esté complacido con él. Cuando llegaron a un lugar entre ‘Asfan y La Meca, doscientos combatientes del clan de Banu Lihian rodearon el lugar y los atacaron. La delegación de los musulmanes se refugió en una colina y los beduinos les aseguraron que no los matarían. Pero, el líder de la delegación se negó a entregarse al enemigo, prefiriendo luchar. Dijo ‘Asim ibn Zabit, que Al-lah esté complacido con él: “Hice un Nadhr (voto) de que nunca aceptaría un pacto de seguridad sobre mi vida de un incrédulo”. Y empezó a luchar contra ellos, lanzándoles flechas hasta que se acabaron. Y después, empezó a luchar contra ellos con su lanza hasta que se rompió. No le quedó nada excepto su espada, por eso, dijo: “Oh, Al-lah, hoy por la mañana, estaba protegiendo Tu religión, por eso, ahora protege mi carne de ellos”. Siguió luchando hasta que lo mataron.
Sulafah Bint Sa‘d ibn Ash-Shahid hizo un Nadhr consistente en que si ella pudiera matar a ‘Asim, bebería en el fondo de su cabeza vino, porque él había matado a dos de sus hijos, pero demás, ella puso cien camellos como recompensa, a quien le trajese su cabeza. Al enterarse de esto, Banu Lihian quiso cortar la cabeza de ‘Asim para llevársela a Sulafah, y conseguir los cien camellos. Pero, les fue imposible tomar su cuerpo debido a que un gran número de avispas lo protegía contra cualquiera que se acercaba para dañarlo. Decidieron esperar hasta la noche, pero Al-lah, Alabado Sea, Hizo descender mucha lluvia, aunque no había ninguna señal de que iba a llover. Así, el agua llevó su cadáver lejos de ellos y nadie pudo encontrar su cuerpo.
‘Asim y seis de sus Compañeros fueron asesinados. Tres hombres de los musulmanes quedaron con vida, Jubaib, Zaid ibn Ad-Dazna y ‘Abdul-lah ibn Tariq, que Al-lah esté complacido con todos ellos. Üna vez más, los beduinos les ofrecieron seguridad y esta vez, aceptaron. Pero, cuando descendieron, los beduinos los traicionaron. ‘Abdul-lah ibn Tariq se resistió, entonces los beduinos lo mataron. Los otros dos hombres fueron capturados y vendidos en La Meca. Éso fue en el mes de Safar del cuarto año de Al Hiyrah (Hégira).
Jubaib, que Al-lah esté complacido con él, fue vendido a Banu Al Hariz ibn ‘Amir ibn Nawfal para matarlo, tomándolo para vengarse de él, ya que Jubaib mató a Al Hariz en el día de Bader.
Jubaib, que Al-lah esté complacido con él, fue retenido por algún tiempo en sus casas. Ün día, Jubaib pidió prestado de las hijas de Al Hariz, una navaja para afeitarse su cuerpo. Cuando sus captores estaban distraídos, uno de sus niños fue a sentarse en las piernas de Jubaib, y en aquel momento, la madre se asustó porque pensó que Jubaib iba a matar a su hijo para vengarse. Pero, Jubaib, que Al-lah esté complacido con él, le dijo: “¿Temes que mate a tu hijo? Nunca lo hare con el favor de Al-lah, el Altísimo”. Por eso, la mujer decía de Jubaib: “Nunca he visto a un prisionero mejor que Jubaib, lo vi mientras estaba encadenado, comiendo unas uvas aunque no se encontraba ningún tipo de frutas en ese momento en La Meca”. De hecho, fue el sustento brindado por Al-lah, Glorificado Sea, para él.
Jubaib fuera del Haram (el territorio sagrado de la Meca) para ser ejecutado. Éntonces les pidió que le permitieran rezar dos Rak‘at (Plural de Rak‘ah) y cuando finalizó, se volvió a sus ejecutores y les dijo: “Si no fuese porque pensarían que le temo a la muerte, hubiese rezado más tiempo”. Jubaib, que Al-lah esté complacido con él, fue el primero que estableció la tradición de rezar dos Rak‘at antes de ser ejecutado. Luego dijo: “¡Oh, Señor mío! Éxtermina a todos estos”.
Abu Sufian le dijo: “¿No prefieres que Muhammad esté en tu lugar y así que se corte su cabeza en vez de la tuya para que estés a salvo junto a tu familia?”. Jubaib, que Al-lah esté complacido con él, le respondió: “Por Al-lah, no desearía que Muhammad estuviera en mi lugar ni que una espina lo dañara, para que yo esté junto a mi familia”.
De hecho, los incrédulos ejecutaron a Jubaib y lo crucificaron. También, designaron a alguien para que vigilara su cadáver. Pero, ‘Amr ibn Ümaiiah Ad-Damari, que Al-lah esté complacido con él, se las arregló para enterrarlo de noche en algún lugar que nadie supo donde”.
Safwan Ibn Ümaiiah compró al segundo hombre, Zaid ibn Ad-Dazna, y lo asesinó, vengándose así de la muerte de su padre (Ümaiiah ibn Jalaf, que fue asesinado en el día de Bader).
Antes de matarlo, Abu Sufian le dijo: “Por Al-lah ¿No prefieres que Muhammad esté en tu lugar y así cortarle su cabeza en vez de la tuya para que estés a salvo junto a tu familia?”. Éntonces Zaid le respondió: “Por Al-lah, no desearía que Muhammad estuviera en mi lugar ni que una espina lo dañara, para que yo esté junto a mi familia”.
Én aquel momento, Abu Sufian dijo: “Nunca he visto a alguien que ame tanto a alguien, como el amor que tienen los Compañeros de Muhammad hacia él”.
Ésa terrible tragedia fue llamada con el nombre de la tragedia de Ar-Rayi‘, ya que sucedió cerca del pozo de Ar-Rayi‘.