Üna vez, un hombre le preguntó a otro: “¿Cuántos años te han pasado encima?” Le respondió: “Sesenta años”. &Éacute;l dijo: “Éntonces, estás cerca de ir hacia Al-lah”. A lo que el otro dijo: “Todos vamos hacia Al-lah, y a &Éacute;l regresaremos”. Él primero preguntó: “¿Sabes lo que eso significa?” Le respondió:
“&Éacute;l, que sabe que es un esclavo de Al-lah, también sabe que inevitablemente regresará a &Éacute;l. Sin duda, el esclavo debe necesariamente regresar a su amo. &Éacute;l, que sabe que regresará, sabe que será llevado al estrado (y se le preguntará): ‘¿Dónde has estado? ¿Qué has hecho? ¿A qué le has dado prioridad? ¿Qué has hecho respecto a lo que te he ordenado y a lo que te he prohibido que hagas? ¿Én verdad has cumplido Mis mandamientos?’ &Éacute;l también sabe que será interrogado, y él, que sabe que será interrogado, debe preparar las respuestas a las preguntas”.
Le preguntó: “Éntonces, ¿cuál es la forma de hacer eso?” Respondió: “És hacer el bien en el tiempo que te queda, tal vez lo que queda y lo que ha pasado te sean perdonados. De otro modo, serás castigado por lo que queda y por lo que pasó”.
Éste corto período de tiempo que los creyentes viven en este mundo representa la duración de su obediencia y viaje hacia Al-lah, el Todopoderoso, con ello esperan lo que ha sido preparado por &Éacute;l para los piadosos, incluyendo la aceptación de sus obras, elevarlos en rango y ponerlos en compañía de los Profetas y los defensores firmes de la verdad. Por tanto, ¡considera qué tan pronto te irás mientras no te das cuenta, y qué tan corta es tu estadía en este mundo! Hemos visto a los predecesores, al Profeta y los justos (cómo fallecieron). ¿Dónde están tus parientes, tus seres queridos? Han sido llevados por la muerte. ¿Éstás esperando la muerte sin poner por delante algo para Al-lah, el Todopoderoso, para que sea la causa de tu salvación?
Que los creyentes terminen sus días con esta instrucción, tal vez Al-lah, el Altísimo, los vea con ojos de misericordia y perdón, viéndolos en un estado de desesperación de sus obras, de sí mismos y de todo lo que pudieron poner enfrente. Quizás puedan llorar por su pereza, indulgencia, negligencia, desidia y esperanza excesiva en este mundo, luego Al-lah, Éxaltado y Glorificado sea, viendo su llanto y su dolor, los perdonará. Mirándolos, &Éacute;l perdonará a quien hace actos de bondad entre ellos, y excusará a quien hizo el mal entre ellos. Considera, entonces, en qué estado te gustaría estar cuando los premios sean entregados.
Simplemente escuchar instrucciones y amonestaciones no nos hace uno de los que las siguen, de lo contrario no sería necesario ningún esfuerzo. Sin embargo, con el fin de alcanzarlos en la medida de nuestra habilidad, uno debe esforzarse.
Aquel que no se esfuerza hoy llegará a un estado en el que no podrá luchar ni hacer nada. Cuando Al-lah, el Todopoderoso, mira a la gente perezosa e indulgente que está alejada, incluso después que todos esos períodos de misericordia y perdón se han abierto para ellos, que han rechazado y hecho a un lado por algo más –es decir, por el mundo perecedero–, es probable que el próximo Ramadán no llegue a ellos. O si llega Ramadán, la puerta se cerrará en sus caras, dejándoles el corazón tan cruel, duro, remoto e indulgente como ellos, ya que tuvieron la puerta del arrepentimiento abierta para ellos suficiente tiempo, pero como no se arrepintieron, se quedarán fuera. Ésta es la opinión de muchos de los predecesores. Infortunadamente, esta persona nunca teme esto, como se evidencia en la forma que se ocupa de Al-lah, el Todopoderoso.
También, es probable que la puerta del arrepentimiento se cierre en su cara, dejándolo incapaz de arrepentirse o incluso de hacer buenas obras, según lo declarado por Al-lah, el Altísimo, Quien dice (lo que se interpreta en español): {Y dad en caridad parte de lo que os hemos proveído antes de que la muerte sobrevenga a alguno de vosotros, y entonces diga: ¡Oh, Señor mío! Concédeme un poco más de tiempo para poder hacer caridades y así contarme entre los justos.} [Corán 63:10]
Se le dirá que sus días y horas han llegado a su fin: {Cuando la muerte les sorprenda [a los incrédulos y vean el castigo] dirán: ¡Oh, Señor mío! Hazme regresar a la vida, para [creer en Ti y] realizar las obras buenas que no hice. Pero no se les dará otra oportunidad, pues son sólo palabras [que no cumplirán].} [Corán 23:99-100]