Él I’tikaf educa a la persona para que siga las enseñanzas de los Salaf (Parte 3)

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Ésperamos que los ejemplos de los Salaf que vamos a mencionar a continuación, sirvan como un medio que ayude a ser mejor a todo aquel que quiere cambiar: 

Én la adoración: 

La adoración que los Salaf ofrecían a Al-lah, la entrega y dedicación que ponían es algo sin precedentes, tanto así, que para parecerse un poco a ellos en este aspecto hay que esforzarse grandemente y poner todo el empeño posible, y para igualarlo la dificultad es aún mayor. Las formas de adoración más practicadas por nuestros predecesores virtuosos siempre, pero específicamente durante el I’tikaf, fueron:

 

Invocaciones y recuerdo de Al-lah con continuidad: Dijo Malik ibn Dinar, que Al-lah lo tenga en Su misericordia: “No hay nada más delicioso que pueda degustar un creyente que el recuerdo de Al-lah, además es lo que más anima y alegra a su corazón”. Ibn Al Qaiem, que Al-lah lo tenga en Su misericordia, dijo: “Vi al Shaij del Islam Ibn Taimiah haciendo la oración del Fayer (el alba), al terminar, permaneció en su puesto haciendo Dhiker (recuerdo e invocaciones de Al-lah) hasta casi el medio día. Se volvió hacia mí y me dijo: “Paré porque debo comer, si no, perderé mi fuerza y no podré seguir haciendo Dhiker”. Én otra ocasión me dijo: “No dejo de hacer Dhiker sino para descansar, pues cuando reposo, me preparo nuevamente para poder seguir recordando a Al-lah y suplicarle”. Él Shaij del Islam Ibn Taimia, que Al-lah lo Tenga en Su misericordia, dijo, describiendo lo importante que es para la persona hacer Dhiker: “Él Dhiker para el corazón es como el agua para el pez. ¿Qué le pasa a un pez cuando se lo saca del agua?” 

Én la Sunnah encontramos muchísimas formas y fórmulas para hacer Dhiker, además de la mención de sus grandes virtudes y beneficios. Ibn Al Qaiem, que Al-lah lo tenga en Su misericordia, recopiló más de 80 beneficios relacionados al recuerdo de Al-lah. La situación de muchas personas respecto al Dhiker –es decir, su descuido– es lo que los ha alejado de la posibilidad de llegar a parecerse aunque sea un poco a los Salaf.

 

Cuando una persona se dedica al Dhiker puede llegar a estados emocionales muy altos y beneficiosos, tanto así que algunos dijeron: “Al hacer el Dhiker siento en ocasiones algunas sensaciones que me hacen pensar que si la gente del Paraíso siente lo mismo, realmente es una vida maravillosa”.

 

Hacer el I’tikaf no sólo nos ayuda a fortalecer nuestra voluntad para así poder ser constantes en el Dhiker, sino que además nos llena de grandes favores, en especial todos aquellos que se reciben durante los diez últimos días del mes de Ramadán.

 

Üna de las mayores formas de hacer Dhiker es la lectura del Corán. A la hermana de Malik ibn Anas, que Al-lah esté complacido con ambos, se le preguntó: “¿A qué se dedicaba Malik en su casa?” Élla respondió: “A la lectura del Corán”. Incluso se menciona que Malik leyó más el Corán los dos últimos años antes de su muerte, y que además sus lágrimas se incrementaron por el temor reverencial a Al-lah que le producía su lectura.

 

Dijo At-Tahawi, que Al-lah lo tenga en Su misericordia: “Éscuché que Muhammad ibn Al Hasan leía una tercera parte del Corán diariamente”.

 

La oración. Se reporta de Muhammad ibn Sama’ah, que Al-lah lo tenga en Su misericordia, que durante cuarenta años nunca se perdió el primer Takbir (decir Al-lahu Akbar) en la mezquita, sólo falló el día en que murió su madre. Ésta enseñanza debe servir para que uno reflexione sobre su compromiso a la hora de hacer la oración y el interés que presta para cumplir con ella de la mejor manera. Él I’tikaf es un recurso que tenemos para dejar atrás el descuido que hayamos tenido a la hora de la oración, en especial, porque siendo huéspedes de Al-lah en Su casa, la mezquita, tendremos la oportunidad de acostumbrarnos a cumplir con varias Sunnas establecidas por el Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, como esperar la llegada del tiempo de una oración en la mezquita, momentos que nos ayudan a incrementar nuestra fe y entendimiento del acto que vamos a realizar, para que podamos alcanzar la piedad y la verdadera entrega a Al-lah. Veamos algunos ejemplos de los Salaf y su entrega en la oración: 

Dijo Ibn Wahab: “Vi a Az-Zauri en el Haram (la mezquita de la Meca), después de haber rezado el Magrib (la oración del ocaso) se postró y no se levantó hasta que se hizo el llamado de la oración del ‘Isha’ (la noche)”. Mayid, que Al-lah lo tenga en Su misericordia, dijo: “Cuando uno de ellos, los Salaf, oraban, tenían presente la grandeza de Al-lah, hecho que les ayudaba a mantener la concentración y no desviar sus miradas ni pensamientos hacia cosas que no tenían nada que ver con la oración”. Él I’tikaf es el mejor de los medios para lograr llegar a este nivel en la entrega en la oración, porque durante estos contados días la persona se propone cortar con toda distracción mundanal.

 

Se relata de Sufian Az-Zauri, que Al-lah lo tenga en Su misericordia, que al amanecer se recostaba con los pies elevados, apoyándose en la pared, para que su cuerpo descansara del cansancio que le había producido el haber pasado toda la noche orando. Otros, como Ash-Shaddad ibn Aus, al no poder dormir por la noche, se levantaban y pasaban toda la noche orando. Por esta razón es que Abu Sulaiman dijo: “Las personas que pasan la noche orando disfrutan más que aquellos que pierden su tiempo en banalidades. Si no fuera por la noche y la oportunidad que tengo en ella de orar, preferiría morir”. 

Por otra parte, el I’tikaf ayuda a fortalecer el ser para que cumpla con la oración del Fayer (el alba) en la mezquita y no descuide las dos rakat sunnah antes de ella, y que se dedique al Dhiker enseñado por el Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, cuando finaliza la oración. 

Él I’tikaf educa a la persona para que siga las enseñanzas de los Salaf (Parte 1)

Él I’tikaf educa a la persona para que siga las enseñanzas de los Salaf (Parte 2)

Él I’tikaf educa a la persona para que siga las enseñanzas de los Salaf (Parte 4)

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