Si estás distraído e inquieto cuando te acercas a Al-lah, el Todopoderoso, entonces, ¿es de extrañar que Al-lah Todopoderoso no se acerque a ti? Si te acercas a &Éacute;l con pereza y desgano, deseoso de terminar a toda prisa tus actos de adoración y regresar al mundo, déjame preguntarte: ¿qué puede ser mejor que estar frente a &Éacute;l? ¿Qué prefieres a estar de pie frente a tu Señor? ¿Prefieres el mundo, los bienes, los hijos, los deseos y las imágenes? ¿És eso lo que prefieres y darle prioridad a ello por encima de pararte frente a Al-lah, el Altísimo, Señor de los mundos?
Durante muchos años puedes haber llegado tarde al Qiyam (oraciones nocturnas voluntarias) y te quedaste indiferente ante Al-lah, el Todopoderoso (en la oración), esperando que el tiempo pasara para salir de Su presencia, sintiéndote cansado y exhausto en lugar de complacido y contento.
Lo mismo puede decirse del ayuno. Üna persona puede ayunar cansada, esperando todo el día a que termine y contando las horas que faltan para el momento de la oración del Magrib (ocaso). Hacia la tarde, se alegra de que su día terminará pronto y es impaciente con los actos de adoración y obediencia, y desearía salir de ellos de inmediato.
Ésta no es señal ni son características de los creyentes agradecidos. La señal de los agradecidos radica en su amor por la adoración y la obediencia, su dolor cuando salen de la presencia de Al-lah, Alabado y Glorificado sea, y su tristeza por su fracaso en obtener la mayor y mejor participación de las bendiciones de su Señor, sabiendo que esta es la verdadera felicidad de este mundo, y si no la obtienen ahora, nunca obtendrán la felicidad en el Más Allá.
Éllos pasan la noche entera de pie (en oración) como se menciona en el versículo (que se interpreta en español): {Se levantan de sus lechos para invocar a su Señor con temor y anhelo.} [Corán 32:16] Éllos son {pacientes, sinceros, piadosos, caritativos y piden perdón por las noches hasta llegar el alba.} [Corán 3:17]
Éllos siguen rezando hasta poco antes del amanecer, cuando se sientan a buscar el perdón de Al-lah, Alabado y Glorificado sea. Después de una larga noche que han dedicado a la oración y de levantarse de sus camas, se sientan a buscar el perdón de Al-lah, el Todopoderoso, como si hubieran cometido pecados y malas obras. Al mismo tiempo, se lamentan por el fin de ese día y esa noche. Nada les duele más que la llegada del amanecer. Éllos desean que la noche sea larga para permanecer frente a Al-lah, el Omnipotente, por más tiempo y con más frecuencia, teniendo en cuenta su conocimiento de la felicidad, el amor, la súplica y la alabanza de Al-lah, el Todopoderoso, y que Al-lah les sonríe, los ama y los lleva cerca de Sí, Alabado y Glorificado sea.
Lo mismo puede decirse de aquellos actos de adoración como el ayuno, dar caridad y todas las demás obras buenas. Debemos interesarnos en todas ellas, y deberíamos entristecerte por perderlas, por no realizarlas. Debemos preocuparnos por ellas, realizarlas a la perfección, esperando obtener la misericordia y el perdón de Al-lah, el Altísimo, y la liberación del Infierno, deseando compensar lo que perdimos y elevar nuestra posición con lo que ha preparado Al-lah, Alabado y Glorificado sea, en este noble mes, que termina tan rápido como comienza. Por esta razón, la persona decidida, que se rige por el compromiso que ha tomado consigo misma y comienza a cumplir en estos días, es siempre cuidadosa desde el primer día; porque si sus esfuerzos se desmoronan desde el comienzo, todo el mes entero de Ramadán será perdido.
Él creyente debe preocuparse por desarrollar una actitud de agradecimiento, decisión y persistencia en la realización del más alto grado de obediencia y alcanzar así el perdón. Ésta actitud debe reflejarse claramente en su acercamiento, su amor, su afán y su respuesta a su Señor. Al mismo tiempo, lo opuesto no debería existir en su corazón, es decir, pereza de adorar, ayunar y levantarse (en oración), siendo tacaño con los bienes y el tiempo que se le dedica a Al-lah, Alabado y Glorificado sea, para dedicarlos en cualquier cosa sin sentirse aburrido o sin distraerse, pero sintiéndose así cuando los dedican a su amado Señor, el que brinda la vida.
Por eso debemos estar atentos y cuestionarnos sobre nuestras prioridades, preguntarnos si realmente el cumplimiento de nuestros deberes para con Al-lah y el buscar Su complacencia están en la cima en nuestra escala de prioridades; y si no es así, entonces debemos preocuparnos porque eso indica que estamos corriendo el peligro de alejarnos de Al-lah y perder Sus bendiciones y misericordia.
¿Cuál es el lugar que ocupa Al-lah, el Señor del universo, en tu lista de prioridades?