Ramadán y la cocina mística - II

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 És divertido probar nuevas recetas para apreciar otras culturas y abrazar nuestra diversidad ricamente bendecida. Ésto puede abrir más nuestro apetito. Pero hay que ser prudente con el tiempo, especialmente durante Ramadán, y lo suficientemente flexible como para alterar los métodos y las pautas para nuestras propias prioridades y gustos. Si tu mente está realmente concentrada en cosechar las bendiciones fáciles de ganar de Ramadán, ahorra tiempo y energía a través de una experiencia creativa e invierte más tiempo en tu elevación espiritual.


He aquí cinco consejos para ahorrar tiempo y liberarte así de la cocina para dedicarte más a la adoración durante Ramadán:


1. Los invitados y la sencillez van bien juntos
Los invitados a romper ayuno te dan las mayores bendiciones de la comida de Ramadán. Pero no cocines platos muy decorados con la intención de impresionar, o para cumplir algún ideal cultural excesivo, además de la esperanza de que todo sea comido. Nuestras prioridades son la pureza de la intención y la expectativa de la recompensa de Al-lah. Y recuerda, lo que quede no se debe desperdiciar, sino que se convierte en la mejor de las comidas para la siguiente vez.


2. La salud en el Suhur y el Iftar
Él balance, la moderación y la variedad son las claves de los nutricionistas, y coinciden perfectamente con el Islam. Comer de los diversos alimentos que Al-lah nos brinda cada día, como granos, frutas, vegetales, leche, frijoles, junto con carnes sanamente criadas y sacrificadas, y pequeñas cantidades de grasas, sal y azúcar. Nuestros cuerpos trabajan mejor con comidas balanceadas que contengan vitaminas, minerales, carbohidratos, proteínas, grasa y agua. Alhamdu lil-lah, hemos sido bendecidos con tantos alimentos saludables para elegir. Élimina las bebidas gaseosas. Él agua es la primera y mejor opción. Los jugos puros sin endulzante son la segunda bendición. Come con moderación, no con glotonería. Guarda tiempo y energía para el siguiente nivel de buenas obras extra, que es el Tarawih, que es mejor en congregación, o en casa si toca. Recuerda el consejo profético sobre necesitar sólo unos pocos bocados de comida, y que debemos reservar tres espacios en el estómago: uno para la comida, otro para el agua y otro para el aire. Más aún, sentarse en el suelo a comer con la pierna derecha presionando el estómago, la posición recomendada por el Profeta, sallallahu alaihi wa sallam, hace que sólo un tercio del estómago esté disponible.


3. Hacer el Iftar público
Muchas mezquitas realizan el Iftar público para los miembros de sus comunidades, todos los días o los fines de semana. Aprovecha la oportunidad de la comunidad. Asiste con tu familia. Éstos son eventos tres veces benditos. Éllos te permiten alimentar a los ayunantes, renovar las relaciones con tus compañeros en la fe, y ahorrar tiempo precioso de cocina. Ésto significa más tiempo en compañía del Corán y en otra ‘Ibadah.


4. Haz Dhiker mientras cocinas
Él Dhiker es fácil de hacer. Sin embargo, poco recordamos a Al-lah mientras cocinamos. Én este sentido, el Corán plantea algunas preguntas incisivas: {¿Acaso la recompensa del bien no es el bien mismo? ¿Cuál de las gracias de vuestro Señor negaréis?} (55:60-61). Tenemos comida para cocinar y comer, y para guardar, queridas hermanas, mientras que muchos musulmanes en el mundo tienen poco o nada para el Iftar y el Suhur. Decir Alhamdu lil-lah, Al-lahu Akbar, Subhan Al-lah con todo tu corazón mientras cocinas, es una obra excelente. De hecho, estarás emulando a Fátima, la hija de Muhammad, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él. Cuando ella se quejó con su padre por las tareas tediosas, él le dio estos Dhiker para que los pronunciara mientras se ocupaba de sus deberes.


5. Aprende y disfruta mientras cocinas
Éscucha charlas islámicas sobre temas relacionados con Ramadán o discusiones sobre temas de actualidad. Hay muchas colecciones en CD disponibles de algunos eruditos y otros oradores. Puedes darle un valor significativo a tres horas cocinando mediante la planificación de lo que escuchas.
No debemos dividir nuestro Ramadán entre el Din y la Dunia, y esto es especialmente cierto con nuestra cocina. Con la intención y la planificación adecuadas, todos nuestros actos pueden ser adoración, ya que aprovechamos cada momento de Ramadán para acercarnos a Al-lah a través del trabajo, el recuerdo y el ritual. Cocinar con un propósito, alimentar a los ayunantes, pero con moderación y absteniéndonos del exceso. {No derrochéis, porque Al-lah no ama a los derrochadores} [Corán 6:141].


Que Al-lah nos conceda la gracia de vivir el Ramadán de este año, y que acepte toda nuestra obediencia y adoración.

 

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