Cinco cualidades recomendadas por el Profeta Muhammad -II

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Mencionamos estos dos ejemplos no sólo para aclarar la metodología pedagógica del Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, sino que además, para señalar que él no hacía discriminación alguna entre sus Sahabah, fueran estos mayores o menores, ricos o pobres, árabes o no árabes, etc., para él lo que contaba era educar a su comunidad. Además, tratan dos temas que, aunque diferentes, hacen parte de la personalidad del musulmán: uno de ellos la creencia en Al-lah y el otro el comportamiento y los modales.

De este método profético de enseñanza podemos aprender, que una de las mejores maneras de educar está en ganar los corazones de la audiencia. Cuando uno de nuestros hijos dice una mala palabra o se comporta de manera incorrecta, la mejor forma de corregirlo es educándolo, es decir, llamarlo, alzarlo, por ejemplo, y enseñarle lo correcto, señalándole que lo que hizo no es debido. Pero si le gritamos o lo golpeamos, él va a recordar el golpe o el regaño, pero no las enseñanzas. Tendrá miedo de nosotros y en nuestra presencia se portará debidamente, pero cuando esté a solas o con otras personas su comportamiento será totalmente diferente. Él Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, se ganó los corazones de la gente, incluso de personas que eran muy toscas y duras de carácter, y esta fue una de las razones del éxito de su profecía, pues logró esculpir todo lo que enseñó en los corazones y mentes de sus Sahabah. Ésta, aunque no fue una de las cinco recomendaciones destacas por el profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, en este relato es una enseñanza de vida que los mismo Sahabah nos transmitieron para que la aprovecháramos en nuestro diario vivir.

Siguiendo con el relato en cuestión, nos encontramos con la primera gran directriz:

“Aléjate de las cosas que Al-lah ha prohibido y serás el mayor de los adoradores de Al-lah entre la gente” .

La mayoría de la gente piensa que la adoración se resume en el cumplimiento de unos cuantos ritos establecidos, que se realizan en unos tiempos y lugares determinados. Sin embargo, la posición del Islam al respecto es totalmente diferente. És cierto que como musulmanes debemos observar las cinco oraciones en sus tiempos específicos, ayunar el mes de Ramadán, pagar el Zakat de los bienes que Al-lah nos ha concedido y hacer el Hayy. También, es verdad que un creyente que abandone estas formas de adoración por negligencia es considerado como un gran pecador y merecedor del castigo y la ira de Al-lah, y si su abandono se debe a la negación de la obligatoriedad de cualquiera de estas obras, pues ya no es más musulmán, es un apóstata.

Hay que tener en cuenta que estas formas de adoración hacen crecer la fe y la personalidad del musulmán, sus efectos son evidentes en el comportamiento del creyente y son una prueba de que han sido realizadas verdaderamente por y para Al-lah, con conciencia, entendimiento y sumisión, y no por cumplir con un rito y nada más. Él comportamiento de una persona expresa el grado de fe que tiene, si a su buena conducta se le suma el cumplimiento de los ritos de la religión; pues no es suficiente con ser una buena persona, portarse bien, no hacer daño a nadie y decir que cree en Dios, si no se adora a Al-lah por medio de los ritos y formas de adoración que &Éacute;l mismo estableció y pidió que cumpliéramos, como tampoco es correcto que un musulmán cumpla con sus deberes religiosos, pero su comportamiento deje mucho qué decir. Él verdadero creyente es aquel que logra un balance perfecto entre los dos puntos que mencionamos y busca siempre adorar más a Al-lah, adicionando obras voluntarias a lo que es obligatorio cumplir. Y también, busca mejorar su comportamiento, pues por medio de las acciones que realiza su conducta y personalidad son pulidas.

Así encontramos que en el Islam lo que se cree y lo que se hace es un todo; por ello, los ‘Ülama’ (eruditos y expertos) de la teología afirman que la fe verdadera y válida es la creencia que está en el corazón, la cual es expresada con lo que se dice y se cree. Por lo que establecen que no basta cumplir en creer y decir que se cree, o decir que se cree y obrar únicamente; sino que las tres condiciones para la validez de la fe deben estar siempre presentes.

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Ver también:

Cinco cualidades recomendadas por el Profeta Muhammad - I
Cinco cualidades recomendadas por el Profeta Muhammad - III
Cinco cualidades recomendadas por el Profeta Muhammad - IV
Cinco cualidades recomendadas por el Profeta Muhammad - V
 

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