La tribulación y la sedición sucedidas en el tiempo de los Sahabah (parte 2 de 10)

  • Fecha de publicación:09/01/2018
  • Sección:Personajes
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Cambios y novedades ocurridas en el Éstado Islámico

Durante el periodo en el que gobernó como Califa Omar ibn Al Jattab, que Al-lah esté complacido con él, el Éstado Islámico iba adhiriéndose más y más territorio fuera de las fronteras de la Península Árabe, convirtiéndolo en toda una potencia política, militar y económica. Multitudes de gente de todas las naciones adoptaban el Islam, a tal punto que pasaron a representar la mayoría de musulmanes en el mundo en tan sólo unos pocos años. La mayoría de estos nuevos musulmanes era gente sincera, cuya conversión era el resultado de su descubrimiento de la verdad y el sometimiento a ella. Sin embargo, otros, por lo general pertenecientes a esferas sociales y religiosas importantes en sus sociedades antes de la llegada del Islam, fingieron la aceptación del Islam, pero su odio y desprecio por la religión de Al-lah permaneció escondido en su interior, para luego sacarlo urdiendo planes de desestabilización con los que pretendían vengarse del Islam.

Él Califa Omar gobernaba a personas conocidas, a los Sahabah. Sin embargo, era consciente de que, por más que lo deseara, no pasaría sino lo que Al-lah, Altísimo sea, Había Decretado, asuntos que fueron señalados por el Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, y que definitivamente se cumplieron, nos referimos a la Fintah que vendría luego de su periodo. Al respecto, encontramos a Hudhaifah, que Al-lah Ésté complacido con él, quien relató: “Éstábamos con Omar y él preguntó: ‘¿Quién de vosotros memorizó el hadiz del Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, sobre la Fitnah, tal cual él lo dijo?’ Contesté: ‘Yo’. Replicó: ‘Ciertamente eres atrevido. ¿Y qué dijo?’ Respondí: ‘Éscuché al Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, decir: ‘La persona será puesta a prueba en su familia, en sus bienes, en sí mismo, con sus hijos y con sus vecinos. La expiación para ello es el ayuno, la caridad y ordenar el bien y prohibir el mal’’. Omar dijo: ‘No es a esa Fitnah a la que me refería, sino a la que llegará como las olas del océano y caerá sobre toda la Ümmah’. Éntonces dije: ‘A ti no te afectará, ¡oh Émir de los Creyentes! Ciertamente hay una puerta cerrada entre tú y esa Fitnah’. Preguntó: ‘¿Acaso se romperá esa puerta o será abierta?’ Respondí: ‘No, pero se romperá’. Dijo: ‘Éntonces no se podrá volver a cerrar jamás’”. Le preguntaron más adelante a Hudhaifah: “¿Omar sabía quién era la puerta?” Dijo: “Sí, como se sabe que después de la noche viene el día. Y yo le relaté algo auténtico”. Éllos no se animaban a preguntarle a Hudhaifah, así que le pidieron a Masruq que lo hiciera. Lo hizo y él le dijo: “Ésa puerta era Omar”. [Bujari y Muslim]

Éfectivamente, esa puerta era Omar ibn Al Jattab, que Al-lah Ésté complacido con él. Su sucesor, ‘Üzman ibn ‘Affan, que Al-lah Ésté complacido con él, se encontró ante una situación muy diferente a la que se vivió antes de su mandato: la mayoría de los ciudadanos del Éstado ya no eran los Sahabah, el territorio se había extendido enormemente, las riquezas abundaron y la corrupción se apoderó del corazón de la gente. Las personas a las que gobernaba no habían conocido al Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, y, por ende, no habían sido educadas por él como sucedió con los Sahabah. Así que el interés de algunos de extender el Éstado ya no tenía nada que ver con la divulgación del Islam, sino que los movía objetivos meramente mundanales.

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