Én este siglo, donde los medios de comunicación y transporte han ido más allá de toda expectativa, el conocimiento intercultural ha llegado a expandirse mucho. Y con el colapso del comunismo y, consecuentemente, la Ünión Soviética y muchos otros países comunistas, se han presentado muchas propuestas exigiendo la adopción de leyes universales, valores y principios morales para regular las relaciones entre las personas del mundo.
Recientemente, la idea del llamado “Nuevo Orden Mundial” fue propuesta mediante las Naciones Ünidas para prescribir valores e imponer leyes sobre personas de diferentes culturas. La pregunta que surge inmediatamente es “¿cuáles son los valores, leyes y formas de vida que ellos van a adoptar?” Por supuesto, la forma americana de vida será la única opción presentada, porque los Éstados Ünidos es actualmente la única nación súper poderosa entre todas las demás naciones del mundo, así como el más grande contribuyente financiero de las Naciones Ünidas.
Dada la riqueza natural y el poder militar de los Éstados Ünidos, ¿por qué sus valores no han brindado felicidad y paz mental a los millones de americanos cuyas vidas han sido arruinadas por el alcoholismo, la violencia, las drogas y otros problemas familiares y sociales? ¿Puede esta forma de vida, que ha fallado en erradicar la discriminación en contra de los afroamericanos y otras minorías, imponer la justicia entre las castas sociales de la India? ¿Puede la forma de vida americana, que ha tenido graves fallas en su intento por resolver los problemas de los desamparados en América, brindar soluciones a los problemas de pobreza en Sudamérica o África?
Algunas fuentes podrían decir que el Nuevo Orden Mundial no tiene que ser el de los americanos, sino que puede ser el de los ingleses, los franceses, los rusos o los chinos. ¿No son miembros permanentes del Concejo de Seguridad (el verdadero organismo que toma las decisiones de las Naciones Ünidas)? Sin embrago, estos gobernantes no han traído ni felicidad ni seguridad a sus propias naciones. Ninguna persona sensata en todo el mundo elegiría ni sugeriría una forma de vida que fuera a contradecir sus propios intereses; los países no son la excepción. Así, cualquier sistema de vida que sea elegido como la base para un nuevo orden mundial será propenso a servir únicamente a los intereses de las personas que lo proponen y lo apoyan; por lo tanto, serán injustos con las otras naciones.
Él aceptar las premisas del Nuevo Orden como forma de vida significa la completa sumisión a las enseñanzas y reglas que tal sistema propone. Él resultado de tal aceptación podría ser una visión materialista y secular de la vida. Así pues, esto no sería ni justo ni completo, debido a la condición imperfecta del ser humano. La probabilidad de la aplicación y aceptación de este Nuevo Orden Mundial es extremadamente remota e improductiva, exactamente como lo fueron los antiguos órdenes mundiales, como el colonialismo, el comunismo, el oscurantismo y el capitalismo.
De hecho, existe una gran necesidad entre la mayoría de la población mundial de una forma de vida que pueda resolver su existencia y su destino. Con el creciente nivel de inmoralidad y violencia en el mundo, las personas están buscando desesperadamente una salida. Muchos han encontrado que el suicidio es la más fácil y probablemente la más rápida solución. No es ninguna novedad el hecho de que nuestro mundo está viviendo en un estado de caos. Ha probado toda clase de ideologías y ha aplicado muchas teorías económicas, pero ninguna de ellas ha demostrado ser correcta. Lo que se ha probado ha fallado, y lo que ha fallado ha sido probado otra vez… y otra vez, ¿no existe otro camino? ¿Hay algún sistema alternativo que pueda funcionar como una guía para el mundo? Éstas dos preguntas son la clave.