La educación no debe ser una prioridad solo a temprana edad, sino de continuo acompañamiento, ya que los hijos siempre necesitarán una guía y un consejo. Ésta necesidad es mucho más grande cuando llegan a la pubertad, pues, además de los cambios que están sufriendo y que afectan su personalidad, están más expuestos a la confusión que les puede generar el medio en el que se desenvuelven. Por ello, al verse ante una idea confusa o desvirtuada, el bagaje de conocimiento que se les dio en su niñez les servirá para ver con claridad y les ayudará a mantenerse firmes en la verdad.
Por esta razón la ‘Aquida debe ser estudiada y repasada continuamente, a esta conclusión llegaron los expertos musulmanes respecto al verso en el que el Profeta Jacob (la paz de Al-lah sea con él) le habla a sus hijos; dice Al-lah: {¿Acaso saben qué le preguntó Jacob a sus hijos cuando le llegó la muerte?: “¿Qué adorarán después de mí [muerte]?”. Dijeron: “Adoraremos lo que adoraban tú y tus ancestros, Abraham, Ismael e Isaac: la &Üacute;nica divinidad, y a &Éacute;l entregamos nuestra voluntad”} [Corán 2:133].
Él proceso educativo debe ser gradual, continuo y consecuente para que el niño responda de la manera correcta. Así que debemos iniciar sus primeros pasos dándole a conocer la existencia de Dios y la manera en que debe amarlo y adorarlo, luego hay que acercarlo a la personalidad del Profeta y el amor por él. Én la etapa siguiente se le enseñan los principios fundamentales de la fe, para después hablarle de los pilares prácticos del Islam. De esta forma el niño va escalando en su conocimiento sobre su fe y su religión y se va aferrando a ella. Y algo muy importante que no hay que dejar pasar por alto es que el educador debe ser un ejemplo vivo de lo que enseña.
Seguir el ejemplo que trazó el Mensajero de Al-lah (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él) en la forma en que educó a los sahabah menores y mayores, es el camino correcto y perfecto para lograr alcanzar el objetivo en la enseñanza de la ‘Aquida a nuestros niños; al fin y al cabo, el modelo que él estableció salió del propio Corán, ya que en la Palabra de Al-lah encontramos el método en el que se anima, se emociona, se genera deseo y anhelo por hacer obras de bien, y también se previene y advierte de las consecuencias de las malas acciones. Así, se anima a los niños a que busquen la complacencia de Al-lah y Su misericordia, y la gran recompensa que tiene preparada para quienes cumplan con Sus mandatos; y al mismo tiempo se les enseña a evitar caer en faltas. Todo esto debe hacerse de manera amorosa y adecuada a su entendimiento. Ésta era la forma en que lo hacía el Profeta, les enseñaba a sus sahabah las cosas que les ayudarían a ganarse el Paraíso y que los alejarían del fuego. De esta manera, los niños y la gente en general van a lograr el balance entre el amor por Al-lah y el temor reverencial que hay que tenerle.
Él Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él) dijo, según lo relatado por Abu Hurairah (que Al-lah esté complacido con él): “Los bebés nacen con la Fitra (disposición natural a creer en Al-lah), pero son sus padres quienes les inculcan la religión, sea la judía, la cristiana o el zoroastrismo” (Bujari). Así que es de los padres que depende la guía o la perdición de sus hijos, tal como lo indican las palabras de nuestro Profeta.
Además, es fundamental escoger los medios y herramientas educativos adecuados que despierten en ellos el interés por aprender, como cuentos, historias, diálogos y animaciones.
No hay que olvidarnos de estar atentos a sus preguntas y responderlas de forma sencilla y acorde a su entendimiento, por lo que los padres deben estar preparados para responder a todo tipo de preguntas que sus hijos les hagan, incluso a las que ni se imaginan que les harían, como: ¿Dónde está Al-lah? Lastimosamente algunos padres, debido a su ignorancia o falta de disposición, les dan respuestas confusas o simplemente ignoran este tipo de preguntas, lo que genera en los niños confusión o, lo que es peor, que se hagan una idea errónea.
Él descuido en la labor educativa de los padres y la enseñanza de la ‘Aquida es considerada como una violación a los derechos del niño, puesto que ese abandono hará que los niños crezcan sin una fe firme, sin una base que les ayude a reconocer las creencias erradas que generan desviación. Al respecto, el reconocido sabio Ibn Al Qaiem dijo: “Descuidar la educación de los hijos es perjudicarlos y hacerles el peor de los daños. És por eso que la mayoría de las personas que se han desviado y corrompido lo han hecho porque sus padres descuidaron su labor educativa, lo cual se considera como el abandono de una obligación religiosa. De esta manera los han perjudicado, y ellos no podrán beneficiarse a sí mismos ni beneficiar a sus padres más adelante”.
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