Malentendidos respecto a los varios matrimonios del Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él

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Al-lah, el Altísimo, eligió a su Mensajero Muhammad, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, de entre todas Sus criaturas para portar y comunicar el último mensaje divino.
Al-lah lo dotó con distintas cualidades loables y una noble moral como a ningún otro ser humano. Sin embargo, el Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, no estuvo nunca a salvo de las intrigas de los detractores, las falsas acusaciones de enemigos malévolos y las calumnias promovidas por los que lo odiaban.
Üna de las calumnias levantadas contra el Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, es la que alega que era un mujeriego y lujurioso ya que tuvo varios matrimonios (11 en total) Sin duda alguna que las personas sostienen tal alegato ignoran completamente cómo era la vida del Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, y su guía.
Resumiremos la refutación a estas malvadas calumnias en los siguientes puntos:
1. Los matrimonios del Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, no tenían el objetivo de satisfacer sus deseos sexuales, aunque este es un asunto personal y natural aceptable que no se le debería criticar a nadie. Además, los matrimonios múltiples eran algo muy común entre los árabes en esa época.
Sin embargo, los matrimonios del Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, estaban motivados por propósitos más elevados. &Éacute;l trató que sus varios matrimonios fueran un modo de llamar a la gente hacia Al-lah y que sirvieran propósitos que encerraba su misión, tales como fortalecer sus lazos de afinidad con distintas tribus para realizar el llamado al Islam más adelante. Otros objetivos eran: ganar el corazón de la gente (por medio del parentesco político), cuidar de algunos huérfanos, ser piadoso con las viudas, enseñarles a las mujeres musulmanas su religión, y otros beneficios para la comunidad. Además, otra razón para sus varios matrimonios era transmitir todos los detalles posibles sobre su vida que ningún hombre o mujer ajenos podrían haber conocido o presenciado.
2. Él Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, no se casó más que con una sola mujer virgen, Aisha, que Al-lah esté complacido con ella. Ün hombre que estuviese interesado en satisfacer sus deseos sexuales en sus matrimonios estaría más dispuesto a casarse con mujeres vírgenes.
3. Él Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, estaba casado con Jadiya, que Al-lah esté complacido con ella, en un matrimonio monógamo, y no se casó con ninguna otra mujer hasta que ella murió cuando él tenía 55 años. Ün hombre lujurioso, como intentan presentar al Profeta, habría tenido varias esposas antes de llegar a esa avanzada edad.
4. Las grandes tareas y misiones que llevó a cabo el Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, después de que se lo comisionara para ser Profeta, recibir y difundir el mensaje divino, absorbían todo su tiempo y esfuerzos, pero él nunca fue negligente con su profecía y su misión para entretenerse con sus esposas o perseguir placeres sexuales a costa de su misión profética. &Éacute;l fue un predicador, un guerrero que defendía causas justas por Al-lah, un maestro, un gobernante, un juez y un hombre devoto que se dedicaba a la adoración ritual hasta que sus pies se laceraban, y solía ayunar con mucha frecuencia. Nunca fue negligente en alguna de sus obligaciones hacia los demás.
5. Tener varias esposas no es algo que se les critique a los profetas. Todos los profetas anteriores a Muhammad, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con ellos, tuvieron varias esposas. Abraham, la paz sea con él, se casó con Sara y luego Agar. Jacob, al paz sea con él, tuvo cuatro esposas; y David, la paz sea con él, estuvo casado con muchas esposas.
6. Algunas personas sabias de entre los enemigos del Islam notaron lo infundado de tales calumnias. Ün ejemplo es el filósofo inglés Tomas Carlyle quien dijo: “Muhammad no tenía un interés exagerado en el placer sexual, a pesar de las falsas acusaciones que se lanzan contra él… estaríamos en un craso error si lo acusamos de ser un hombre lujurioso cuya principal preocupación era satisfacer su apetito sexual y procurar el placer sexual”.
Éntonces, querido lector, llegamos a la conclusión de que estas acusaciones no tienen ni fundamento ni base lógica. Son en extremo irracionales y no merecen consideración.
No afectan para nada el gran carácter del Profeta Muhammad, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, cuya moral era perfecta en todos sus aspectos, y sus descripciones precisas nos han llegado en abundancia. Sin importar cuán duro intenten difamarlo sus detractores resentidos, nunca tendrán éxito en sus esfuerzos si Al-lah lo dispone.
Y Al-lah, el Altísimo, sabe más.
 

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