Él Profeta y el Corán

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No existe una conducta virtuosa, un acto de bien o de gran mérito en el que el Profeta de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, no destacara y diera el mejor de los ejemplos, dijo Al-lah: {Éres de una naturaleza y moral grandiosas} [Corán 68:4]. A ‘Aisha, la madre de los creyentes, que Al-lah esté complacido con ella, se le preguntó sobre la conducta de su marido, el Profeta, y respondió: “Su comportamiento era el Corán”. An-Nawawi dijo: “Significa que él cumplía con lo que el Corán decía, no pasaba los límites que establecía, adoptaba los comportamientos que indicaba, aprendía las lecciones de sus enseñanzas e historias, reflexionaba sobre lo que decía y buscaba recitarlo de la mejor manera”. Qatada dijo: “Significa que él adoptó el comportamiento que Al-lah ordenó en el Corán”.

La actitud del Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, hacia el Corán era la mejor y más completa, pues él se dedicaba mucho a recitarlo y estudiarlo, es más, lo repasaba con el ángel Gabriel. ‘Abdul-lah Bin ‘Abbas, que Al-lah esté complacido con él, dijo: “Él Profeta repasaba el Corán con el ángel Gabriel todas las noches durante Ramadán” (Bujari). Al Karmani dijo: “És decir que ambos lo recitaban juntos, uno primero que el otro, de la forma como lo hacen los recitadores del Corán, donde uno lee una parte y luego le sigue otro y así continúan o lo hacen juntos. Én todo caso, el beneficio de esta lectura conjunta era enseñar al Profeta la forma correcta de recitar el Corán y la perfecta pronunciación de sus letras, hecho que estableció la Sunna de la enseñanza del Corán a manos de los expertos en la recitación”.

Él Énviado de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, acostumbraba a repasar el Corán con sus sahabas y lo escuchaba de ellos. Cuando oraba por la noche, recitaba mucho en la oración y se extendía bastante, cuando llegaba a una aleya en la que se menciona la misericordia o el castigo, suplicaba a Al-lah y Lo alababa al recitar los versos de alabanza. Él Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, recitaba el Corán en todo momento, hasta cuando montaba en su camella. ‘Abdul-lah Bin Mugaffal, que Al-lah esté complacido con él, contó: “Vi al Énviado de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, recitando la sura Al Fath o parte de ella, montado en su camella o camello” (Bujari).
Ibn Al Qaiem en su libro Zad Al Ma’ad, escribió en un capítulo sobre la forma en que el Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, recitaba el Corán, lo escuchaba, se estremecía y lloraba al escucharlo y leerlo, y cómo embellecía su voz al recitarlo. Lo entonaba con calma, sin prisa, tanto que se lograba escuchar letra por letra y se extendía en cada una de las que había que extender como en Ar-Rahman y Ar-Rahim; además, se refugiaba en Al-lah del demonio al principio de su lectura diciendo: “A’udhu bil-lahi minash-shaitan ar-rayim”, y pudo ser que decía: “Al-lahumma inni a’udhu bika minash-shaitan ar-rayim min hamazihi wa nafjihi wa nafzihi”. Le gustaba escuchar el Corán en voz de otras personas. Le ordenó a ‘Abdul-lah Bin Mas’ud que le recitara algo para escucharlo, se conmovió con su lectura, tanto que lloró. Lo recitaba de pie, sentado, acostado, con wudu’ y sin él, lo único que le impedía recitarlo era la yanaba. Lo leía cantado y hacía eco en su garganta como el día del Fath recitando: {Te he concedido [¡oh, Muhammad!] una victoria evidente} [Corán 48:1]”.

Su llanto al escuchar su recitación

Él llanto es algo natural que dispuso Al-lah en el ser humano, dijo: {&Éacute;l es Quien hace reír y hace llorar} [Corán 53:43]. Ibn Kazir dijo explicando esta aleya: “Creó la capacidad de reír y de llorar en el ser humano y dispuso las causas que provocaran cualquiera de ellas”. Por su parte, Al Qurtubi señaló: “És decir que &Éacute;l determinó causas que hacen que las personas rían o lloren”. Las mejores lágrimas que han sido derramadas fueron las del Profeta de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, ya que él fue la misericordia concedida a la humanidad entera; dijo Al-lah: {No te he enviado [¡oh, Muhammad!] sino como misericordia para todos los seres} [Corán 21:107]. Y el Énviado de Al-lah, describiéndose a sí mismo, dijo: “Yo soy una misericordia dada como favor y gracia” (Al Baihaqui y Al Albani dijo que era Sahih).

Él llanto del Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, se producía por varias razones y motivos, Ibn Al Qaiem dijo: “Él llanto del Énviado de Al-lah era igual que su risa, no era exagerado, por lo que no gritaba al llorar ni se carcajeaba al reír. Sus lágrimas humedecían su rostro y se escuchaba su lamento interno. Én ocasiones lloraba por misericordia hacia un difunto, por miedo a lo que le sucedería a su Ümma, por temor reverencial a Al-lah y cuando recitaba o escuchaba el Corán. Éste llanto reunía la compasión, el amor y la exaltación, acompañado de reverencia y humildad”.

La Sira del Profeta está llena de episodios en los que se registró su llanto al escuchar la recitación del Corán, aquí algunos ejemplos:

- ‘Abdul-lah Bin Mas’ud, que Al-lah esté complacido con él, contó: “Él Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, me dijo: ‘Recítame el Corán’, le dije: ¿Quieres que te lo recite siendo a ti a quien se le reveló?’. Me respondió: ‘Sí. A mí me gusta escuchar su recitación de otras personas’. Comencé a recitar sura An-Nisa’, y cuando llegué a la aleya: {¿Qué pasará cuando traiga a un testigo de cada comunidad y te traiga a ti [¡oh, Muhammad!] como testigo contra los que niegan la verdad [y las gracias de Al-lah]?} [Corán 4:41], me pidió que me detuviera; volteé a verlo y sus lágrimas desbordaban de sus ojos” (Bujari). Ibn Battal dijo: “Su llanto se debió a que, al escuchar estas palabras, vivió lo que sucedería el Día de la Resurrección”.
- ‘Abdul-lah Bin ‘Amru Bin Al ‘As, que Al-lah esté complacido con ambos, relató: “Él Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, recitó lo que se dijo de Abraham: {¡Oh, Señor mío! La adoración a los ídolos ha extraviado a muchas personas. Todo aquel que me siga [en la fe monoteísta] será de los míos, pero quien me desobedezca [rechazando el Mensaje]… Tú eres Absolvedor, Misericordioso} [Corán 14:36]; y sobre Jesús: {Si los castigas, lo haces con derecho, pues son Tus siervos; pero si los perdonas, Tú eres el Poderoso, el Sabio} [Corán 5:118]. Al finalizar, elevó sus manos al cielo y suplicó: ‘¡Mi Ümma, mi Ümma!’, y lloró. Éntonces, Al-lah, siendo Quien lo sabe y conoce todo, le dijo a Gabriel: ‘Ve y pregúntale a Muhammad por qué está llorando’. Gabriel hizo lo que se le ordeno y volvió a donde Al-lah, Quien sabe y conoce todo, y Le dijo, regresa donde Muhammad y dile que lo complaceré y no lo defraudaré” (Muslim). Én una versión de este hadiz registrada por Ahmad de un relato de Abu Dhar, que Al-lah esté complacido con él, se mencionó: “Y nos dijo: ‘Le pedí a mi Señor que me concediera la intercesión por mi Ümma y me complació, así que esta cubrirá a todo aquel que no haya asociado a Al-lah con algo o alguien’”.
- Abdul-lah Bin ‘Abbas, que Al-lah esté complacido con él, contó que Abu Baker, que Al-lah esté complacido con él, le dijo al Profeta: “Mensajero de Al-lah, has envejecido”. Él Énviado de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, le dijo: “Me han hecho envejecer las suras Hud, Al Waqui’a, Al Mursalat, ‘Amma Iatasa’alun y Idha Ash-Shamsu Kuwirat” (At-Tirmidhi, y Al Albani dijo que era Sahih). Los ‘ulama’ dijeron: “La razón del envejecimiento es el contenido de estas suras, pues en ellas se menciona lo que sucederá en el más allá, el castigo, la resurrección, el Juicio y, además, se advierte sobre lo terrible que será el Día Final”.

Él Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, dejó como enseñanza que su actitud hacia el Corán era la aplicación de sus preceptos en su comportamiento, su estudio y reflexión, y su llanto al recitarlo y escucharlo. ‘Aisha, que Al-lah esté complacido con ella, reunió en pocas palabras el sentido de todo lo que mencionamos con anterioridad cuando dijo: “Su comportamiento era el Corán”. Sigamos el ejemplo de nuestro Mensajero en concordancia con lo que Al-lah dijo: {Én el Mensajero de Al-lah hay un bello ejemplo para quienes tienen esperanza en Al-lah, [anhelan ser recompensados] en el Día del Juicio y recuerdan frecuentemente a Al-lah} [Corán 33:21]. 

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