Al-lah dispuso una serie de cualidades y características en Su Profeta, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, las cuales comprendían su buena apariencia y su comportamiento además de su grandeza, la cual notaba todo mundo. Al Mensajero de Al-lah lo rodeaba un ambiente de consideración y respeto, quien lo veía por primera vez se estremecía y agitaba, pero quien lo conocía y se reunía con él sabía de su sencillez, humildad y misericordia. Por eso es que en As-Sira An-Nabawia de Ibn Hisham, en Ash-Shama’il Al Muhammadia de At-Tirmidhi, en Ajlaq An-Nabi wa Adabihi del Asfahani, en Dala’il An-Nubua de Al Baihaqui y demás libros bibliográficos se registró que Ali Bin Abi Talib, que Al-lah esté complacido con él, dijo: “Quien lo veía por primera vez se estremecía, y quien lo conocía lo amaba”. Üm Ma’bad Al Juza’ia vio pasar al Mensajero de Al-lah, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, frente a su tienda y lo describió: “És un hombre resplandeciente, con un rostro luminoso y mucha educación. Cuando calla, se siente la calma a su alrededor; y al hablar, la belleza en sus palabras era notoria. Éra la mejor persona y la de mejor presencia visto de lejos y de cerca”.
‘Amru Bin Al ‘As, que Al-lah esté complacido con él, dijo: “No había nadie a quien yo amara y respetara más que al Profeta de Al-lah, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, por el respeto que le tenía jamás lo miraba directamente; así que, si me piden que lo describa en detalle, no podré hacerlo, pues nunca dirigí mi mirada hacia él por mucho tiempo. Si muero así, deseo ser uno de los habitantes del Paraíso” (Muslim). An-Nawawi, mencionando los beneficios de este hadiz, dijo: “Én él se demuestra el gran respeto y sumisión que tenían los sahaba por el Mensajero de Al-lah”.
Zainab, la esposa de ‘Abdul-lah Bin Mas’ud, que Al-lah esté complacido con ambos, dijo: “Al Mensajero de Al-lah, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, se le dio la presencia y majestuosidad” (Muslim). At-Taibi dijo: “Se refiere a la forma en que lo veían sus sahabas. Ésa grandeza, nobleza, majestuosidad e hidalguía fue conferida por Al-lah a Su Profeta y no se trataba de una actitud propia, y mucho menos era arrogancia o altivez”. Qaila Bint Majrama Al Ganwia relató que vio al mensajero de Al-lah sentado en cuclillas y dijo: “Cuando vi al Mensajero de Al-lah, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, me estremecí” (Abu Dawud; Al Albani dijo que era sahih). Al Baidawi dijo: “Él significado de este reporte es que el Énviado de Al-lah, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, pese a su sencillez extrema, tenía una presencia de magnanimidad que todos notaba, lo que demuestra que era una cualidad otorgada por Al-lah y no provenía de él mismo”. Én el Musnad de Abu Ya’la se registró que Al Bara’ Bin ‘Azib, que Al-lah esté complacido con él, dijo: “Si tenía una duda podía pasar un año entero y no era capaz de preguntarle a Profeta de Al-lah, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, por el respeto que sentía por él”.
Con todo y la majestuosidad de su persona y el respeto que inspiraba, el Profeta de Al-lah, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, era el más humilde y sencillo de todos. Én una ocasión una persona le dijo: “Éres la mejor persona de toda la humanidad”, él respondió: “No, ese fue Abraham” (Muslim). Además, se registró que solía decir: “No exageren elogiándome y enalteciéndome, igual que los cristianos hicieron y hacen con Jesús, el hijo de María. Yo soy un siervo más, así que digan: él es un siervo y mensajero de Al-lah” (Bujari). Se reportó también que una persona que llegó donde él, al verlo se estremeció y tembló de miedo y él le dijo: “Tranquilízate, que no soy un rey, son tan solo un hombre, hijo de una mujer que comía carne seca” (Ibn Maya). Éntre más sencilla sea una persona y más sumisa a su Señor, el respeto que infunde en los demás es aún mayor; así que, Al-lah siembra en el corazón de las personas el respeto por quien Lo enaltece, Lo exalta y se somete a &Éacute;l. Él Profeta Muhammad, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, fue el que más conocía a Al-lah, el que más lo reverenciaba y temía, por eso solía decir: “¡¿Qué les pasa a aquellos que menosprecian lo que yo hago?! Juro por Al-lah que yo soy el que mejor conoce a Al-lah y el más sumiso a &Éacute;l” (Bujari).
Debemos hacer la salvedad de que no se debe confundir entre la grandeza natural de una persona y la arrogancia, ya que la primera es una condición natural cuya fuente se encuentra en el amor y el respeto que se siente por alguien que, además, no deja de ser humilde. La segunda, la soberbia, conduce a quien la padezca hacia la perdición y el rechazo de la gente; Ibn Al Qaiem dijo: “La diferencia entre la altivez y la grandeza es muy grande, pues la grandeza es el reflejo de que el corazón está lleno de sumisión, respeto y exaltación de Al-lah, razón por la cual, este resplandece y se reconforta, además que se le concede la grandeza y la nobleza, lo que hace que los demás se regocijen y se estremezcan, respeten y le presten toda la atención a sus palabras llenas de luz. Al guardar silencio, la grandeza y el respeto se manifiestan. Donde se encuentra alguien así, todo se ilumina. Contrario a lo que sucede con la arrogancia, la cual llena el corazón de engreimiento, injusticia e ignorancia, lo que provoca que la gente lo rechace”.
Pese a que el Mensajero de Al-lah, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, fue uno de los más grandes Profetas y la persona con mayor presencia y majestuosidad de todas, se destacó por ser la más sencilla y humilde, por eso Al-lah dijo: {[Oh, Muhammad] Por misericordia de Dios eres compasivo con ellos. Si hubieras sido rudo y de corazón duro se habrían alejado de ti} [Corán 3:159]. Por eso, era conocido por responder al llamado de sus sahabas, saciar sus necesidades, aceptar sus invitaciones, visitar a sus enfermos, asistir a sus entierros y compartir su dolor. Sahl Bin Hanif, que Al-lah esté complacido con él, dijo: “Él Profeta Muhammad, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, visitaba a los más débiles, a los enfermos y asistía a los entierros” (Al Hakim). Anas, que Al-lah esté complacido con él, dijo: “Él Énviado de Al-lah, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, visitaba a los Ansar, saludaba a sus pequeños, les acariciaba la cabeza y suplicaba por ellos” (An-Nasai’).
Él Mensajero de Al-lah, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, no fue un rey, sin embargo, era más respetado que cualquier rey, pese a eso, fue la persona más misericordiosa que existió, dijo Al-lah: {No te he enviado [¡oh, Muhammad!] sino como misericordia para todos los seres} [Corán 21:107]; y: {Éres de una naturaleza y moral grandiosas} [Corán 68:4]. Él Profeta se describió a sí mismo diciendo: “Soy una misericordia que se concedió a la humanidad” (Al Hakim).