Observa tu camino

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Desde la aparición de la religión de Al-lah, sucedida por el impacto que causo su aceptación y su llegada a todos los rincones del mundo transmitiendo el mensaje de la unicidad absoluta de Al-lah para que no se Lo asociara con nada ni nadie, sus detractores encendieron la llama de la enemistad y esta no ha cesado. Por ello, Al-lah, Ta’ala, envía año tras año creyentes que defienden las fronteras del Islam.
La aversión de los enemigos del Islam hizo que unificaran sus esfuerzos y lanzaran grandes ejércitos contra los musulmanes, dando inicio a lo que se conoció como las “cruzadas”, guerras que duraron siglos y solo pararon cuando que los musulmanes se rindieron y entregaron sus armas, las cuales, en realidad, no podían ser comparadas con el armamento de última generación de aquella época que trajeron los ejércitos invasores. Desde ese entonces la guerra pasó de ser física −con armas− a una guerra destinada a acabar con la vida misma de las personas.

Las nuevas “cruzadas” ingeniaron un nuevo tipo de ataque, que ya no se basaba en las armas, sino en la destrucción de la vida islámica, de la destrucción del porvenir, del conocimiento, de la moral y el comportamiento, de su historia, de la lengua original de la revelación, para que, luego de haberlo derrumbado todo, iniciara la construcción de una estructura de vida y sociedad con saberes, moral, comportamiento e historia ajenos, para que de la misma forma como salieron victoriosos en el campo de batalla en el pasado, ganaran en el presente convirtiendo al mundo islámico en solo un vestigio de la gloria pasada, sin una identidad y sin fuerza para afrontar los retos del presente.

Las nuevas “cruzadas” llegaron de forma continua y de rápida acción, alcanzando todo lugar y equipada con el entendimiento, el conocimiento y la comprensión del “frente” de batalla, mientras que su contendiente no tenía idea de la naturaleza de la lucha a la que se enfrentaba, pese a que ellos, por naturaleza, sabían quién era su enemigo. Resistieron siguiendo sus instintos, mismo que les indicaban que debían aborrecer a su contrincante y dudar de él. Pero este se acercó a ellos con el disfraz del pacifismo, el buen consejo y la mediación, y ellos cayeron en su trampa y se dejaron engañar. Ésta batalla ha durado más de ciento cincuenta años en silencio y cautela, y con conocimiento y visión, permitiéndole al enemigo llegar a donde jamás se imaginó que llegaría, ni siquiera cuando lanzó su ataque. Logró derribar toda la estructura por completo dejando la vida islámica en ruinas, sin encontrarse con resistencia alguna.

Despojaron por completo a los musulmanes de su conocimiento, su comportamiento, su moral, su entendimiento de la lengua de la revelación y de su historia como nación, y remplazaron todas estas bases sobre las que se sostiene la vida por lo que ellos quisieron.

Atrás quedó todo lo que se basaba en el Corán, la Palabra de Al-lah, y en la Sunnah de Su Profeta, la cotidianidad de la vida islámica, bases que fueron reemplazadas por la idolatría. Atrás quedaron los que buscaban el bien para nosotros y fueron reemplazados por quienes quieren hacernos olvidar, por lo que nuestro entendimiento, forma de pensar y de reflexionar cambiaron, al igual que nuestros sentimientos y forma de hablar, lo que generó que nos replanteáramos lo que el Corán menciona, siendo nuestro Libro base, lo que nos enseñó nuestro Profeta y las enseñanzas de quienes nos transmitieron todo ese conocimiento, que son nuestros ancestros. lo que nos llevó a negar todo esto y dejarlo atrás. Algunos de nosotros sintieron temor por todos estos cambios y esta situación, pero no supieron qué hacer, mientras que otros optaron por adaptar toda la tradición heredada a la vida “moderna” para borrar por completo lo que ellos llaman “el pasado”.

A partir de ahí, el mundo árabe e islámico se dividió en dos grupos: uno encaminado en la negación, al que no le importa nada del pasado, y otro cuya negación no llega al punto de que no le importe, por lo que busca renovar la forma de vida pasada sobre nuevos cimientos, que son derivados de la forma de vida creada por el invasor cruzado que está en medio de nosotros.

Lo anterior es una pequeña imagen de la situación actual en la que se encuentra el mundo islámico, misma que solo puede comprender aquel que se ha dado cuenta del peligro que se extiende sobre él, que es peor que una guerra convencional, ya que lo que se pretende es cambiar el Islam por otro tipo de ideologías que borren por completo la identidad islámica de la gente.

Quienes llaman a este cambio lanzan sus aullidos pretendiendo la defensa del Islam, hablan en nombre del resurgir y la renovación, pero bien saben que en realidad están divulgando una religión nueva y diferente, como debe ser llamada en realidad, valiéndose de todos los medios que les ayuden a disfrazar su intención y aparentar que defienden el Islam de su resurgir y renovación, como dijimos. Sus huellas serán profundas y sus efectos serán evidenciados en la vida del mundo islámico actual, y serán imitados por personas que seguirán sus pasos, mismos que estarán distantes del camino verdadero sobre el cual se edificó el Islam, camino que alegan defender. Ésta nueva generación no es más que el resultado de lo que la anterior a ella sembró.

Ésta epidemia se ha extendido por todas partes y ha invadido la mente de los musulmanes y de los divulgadores del Islam. Con sus lenguas buscan destruir la antigua edificación del Islam, que es la verdadera, y reemplazarla por una diferente.
También han aparecido divulgadores de esta idea que se muestran como parte de la resistencia, pero que solo aceptan lo que a ellos conviene y pretenden persuadir a otras personas tratando de corregir los errores de la vida presente con aspectos de la vida pasada que para ellos están bien, pero que muestran como si fueran sus propias conclusiones e ideas, sin importarles si su entendimiento e interpretación de los hechos está bien fundamentada o es contradictoria. Sus acciones no son más que el efecto febril de esta epidemia.

Si la situación del mundo islámico continúa como hasta ahora, entonces todo estará perdido, pero si está decretado que un grupo se aísle para volver a la fuente que ha resistido trece siglos, en ese momento una nueva etapa iniciará, que será dura, pues se enfrentará a los tagut con una convicción verdadera y justa, que no podrá ser distorsionada por los falsarios, ya que a la verdad y a la obediencia de Al-lah y de Su Profeta nada le puede hacer frente {[…] el día en que de nada servirán las riquezas ni los hijos, y solo estará a salvo quien tenga el corazón puro} [Corán 26:88- 89].

Quien piense que todo lo que se mencionó no es más que pesimismo, no está viendo más allá de lo que quiere ver, pues a quien no quiere entender, no hay nada que lo haga cambiar de opinión. 

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