La existencia de Dios y el problema del mal
Dar sentido a la vida
{Bendito sea Aquel en Cuyas manos está el reino y tiene el poder sobre todas las cosas. &Éacute;l es Quien creó la muerte y la vida para probarlos y distinguir quién obra mejor. &Éacute;l es el Poderoso, el Perdonador} [Corán 67:1-2]
Las pruebas requieren por naturaleza de alguien que esté lidiando con desafíos y superando obstáculos antes de ser coronado vencedor. ¿Deberíamos esperar alguna otra cosa de esta prueba que llamamos vida? Él beneficio de comprender por qué existimos es enorme, ya que son las falsas expectativas la causa más grande de las frustraciones de la gente. Cuando reducimos la expectativa de Dios a “amor incondicional”, y luego esperamos que Dios nos trate como si fuéramos Sus mascotas, nos desilusionaremos con un mundo que nunca había de ser un paraíso hedonístico y siempre consideraremos a cualquier cosa que se oponga a nuestros deseos como un mal. Pero si evitan esta concepción errada, la gente puede recalibrar sus expectativas y mejorar su determinación para seguir cuesta arriba en esta breve vida. Dios dice al respecto: {Toda alma probará la muerte. Los pondré a prueba con cosas malas y cosas buenas, pero finalmente volverán a Mí para ser juzgados” [Corán 21:35]. Al Alusi explica: “Te probamos con aquello que gusta y disgusta; ¿serás paciente y agradecido, o descreerás e ignorarás?”. Én otra sección del Corán Dios dice: {¿Acaso piensa la gente que se los dejará decir: “¡Creemos!”, y no van a ser puestos a prueba? Puse a prueba a quienes los precedieron, para que Dios hiciera evidente quiénes son los sinceros y quiénes los mentirosos”} [Corán 29:2-3]. Éstos versículos son particularmente valiosos en la discusión de la teodicea, pues nos ayudan a darnos cuenta de que la sujeción al bien y al mal no es solo una prueba de conducta, sino también una prueba de fe: una prueba de fuego para las dudas, no solo para los deseos. A través de estas pruebas se revelan las convicciones y la lealtad de una persona, especialmente cuando es incapaz de identificar la sabiduría de un evento en el universo.
Éspecialmente cuando se le pone a prueba con el mal, cuando los martillos de las dificultades se desploman, la mente y el corazón de una persona se inclinan hacia las preguntas más valiosas sobre las realidades de este mundo, su Creador y su propósito en él. Puesto de otra manera, no tendría sentido entrar al salón de examen de la vida con todas las respuestas en la mano, y son los desafíos los que nos llevan a buscar fervientemente esas respuestas. Üna vez que lo hacemos, no solo encontramos a Aquel que tiene las respuestas, sino que descubrimos que &Éacute;l mismo es la respuesta. Quizás es por ello que los versículos que citamos arriba dan comienzo a un capítulo del Corán que termina con: {A quienes se esfuercen por Mi causa los guiaré por Mis caminos. Dios está con los que hacen el bien} [Corán 29:69].
Deberíamos notar que, desde la perspectiva islámica, estas pruebas implican mantener o volver a la pureza, no superar “males inherentes”. Dios creó al hombre con rectitud moral: {Que he creado al ser humano con la mejor conformación} [Corán 95:4]. Luego, &Éacute;l nos dio la habilidad de discernir el bien del mal [91:8] y nos envió para que nuestras mentes, corazones y cuerpo entero sean examinados [76:2]. Si evitamos el adoctrinamiento corrupto y las inclinaciones desviadas, permaneceremos rectos en todo asunto. Dios también dotó a cada persona con una Fitra (disposición natural) que resiste las malas influencias que buscan destruir la belleza de esa naturaleza original. És por eso que los humanos rectos y su Fitra definen a la humanidad en esencia. Én cuanto a aquello que nos seduce al mal, es lo que hace que la vida sea una prueba, pero solo tiene efecto cuando permitimos que se debilite la voz de la Fitra centrada en Dios, y cuando no se aviva su llama Divina.
Dado que la vida fue diseñada para ser una prueba, esta última carecería de sentido sin tener un grado de libre albedrío. De otra manera, ¿cómo podrían ser nuestras buenas obras recompensadas o nuestras malas obras reprendidas si fuéramos como plumas en el viento, sin ninguna capacidad de acción? Alvin Plantinga, en La naturaleza de la necesidad, señala que el bien moral requiere del mal moral: “Sin embargo, el hecho de que estas criaturas libres se equivoquen a veces no va en contra de la omnipotencia de Dios ni de Su bondad, ya que solo podría haber evitado la aparición del mal moral si hubiera eliminado la posibilidad del bien moral”. Évaluar el compromiso de las personas con el bien moral es el propósito de la vida y la razón por la que debe existir el mal.
La humildad ante Dios la aceptación de Su sabiduría constituyen la forma más elevada de bien moral. Resignarnos a que solo podemos ver pixeles mientras que Dios ve toda la imagen es una enorme prueba de humildad intelectual. Aceptar que somos como una hormiga en una alfombra que ve esa obra maestra sobre la que camina como una jungla requiere de la más profunda humildad. Observar la grandiosidad de Dios y admitir que no somos como &Éacute;l, y admitir que hay cosas que no podemos ver y que hacen de ciertos males un misterio, son la prueba más básica de la fe en lo oculto. Como dice Dios: {Hay gente cuya fe está siempre al borde [de la incredulidad]. Si les ocurre un bien se sienten tranquilos; pero si les ocurre una desgracia reniegan de la fe, perdiéndose la recompensa de este mundo y el otro. Ésa es la auténtica perdición} [Corán 22:11].
Continúa...