Islam Web

Artículos

  1. Inicio
  2. Artículos
  3. La mujer en el Islam
  4. Familia
  5. Jóvenes

Formas de conspiración del enemigo en contra de nuestros jóvenes (1)

Formas de conspiración del enemigo en contra de nuestros jóvenes (1)

Nadie duda hoy en día de la importancia que representan los jóvenes en la vida, si ellos son virtuosos y han sido bien educados, serán la base que fortalezca la Ummah (Nación Islámica) y la harán crecer, pues pondrán todo su empeño en la Da`wah (divulgación del Islam); por esta razón, el Islam se preocupa enormemente por su educación y buena guía. Al echar un vistazo a la biografía del Profeta Muhammad,  Sallallahu ‘alayhi  wa sallam , y a la historia islámica, encontraremos que la mayoría de sus Sahabah (discípulos) eran jóvenes, personas de muy nobles cualidades, y entregadas a la causa con todas sus ganas y sinceridad, por eso hicieron temblar los tronos de los tiranos de su época y establecieron la justicia en todo el mundo, que Al-lah Esté complacido con todos ellos.

Los jóvenes en todos los periodos de la historia han sido, y siguen siendo, el secreto de la fuerza de la Ummah, los que ayudan a que los demás salgan del letargo en el que se encuentran, son el orgullo, la grandeza y el futuro del Islam y lo más valioso con lo que se cuenta. Ellos cuentan con la vitalidad para enfrentarse a los retos que se les presentan, su mente es abierta y su fortaleza es tal, que cuando han sido bien criados, son los individuos apropiados para tomar las riendas del Estado Islámico para dirigirlo y sacarlo adelante.
Desgraciadamente, los que se han dado cuenta del valor que tiene la juventud en la actualidad no son los musulmanes, sino los enemigos del Islam, quienes, previniendo que haya un renacimiento de la Ummah, han planeado una serie de estrategias con las que pretenden debilitar y acabar por completo con la fuerza que la puede revivir, es decir, los jóvenes. Sus planes han logrado cambiar por completo a nuestros muchachos, sus intereses, conducta y creencia, y por eso es que los vemos ocupados en asuntos fútiles y sin sentido, sus seres han sido contaminados por los falsos modelos que se les imponen: actores, cantantes y artistas que viven hundidos en la inmoralidad y la perdición. Hombres y mujeres se han despojado de su responsabilidad para sumirse en la vanidad de la moda, la fascinación de las portadas de revistas de farándula, deportes y mercadería; y las palabras que, como flechas envenenadas, lanzan las canciones, poesías y novelas, las cuales solo giran alrededor de la insinuación sexual y el erotismo.
Ciertamente que los enemigos del Islam han logrado su cometido de desviar a los jóvenes musulmanes de la senda recta; por ello, cuando vemos la condición en la que se encuentran hoy en día, se apodera de nosotros la congoja, la desesperación y la desesperanza. Cómo no ha de ser así, si a diario nos encontramos con hombres que solo se preocupan por su apariencia, tanto así que parecen mujeres. El vacío creado por hombres sin masculinidad ha hecho que algunas mujeres quieran ocupar este lugar negando su naturaleza y feminidad, vistiendo y comportándose varonilmente. Este lavado de cerebro que ellos mismos han permitido que se les haga, les ha cegado a tal punto que se han olvidado de lo que advirtió duramente el Profeta Muhammad, sallallah 'alaihi wa sallam, cuando dijo: “Que Al-lah Maldiga a los hombres que se imitan a las mujeres y a las mujeres que imitan a los hombres”. ¿Será que están a gusto al saber que Al-lah los Aleja de Su Misericordia y Favor infinito?
Otros, por su parte, mal interpretan el sentido de la masculinidad pensando que ser un “varón” significa ser vulgares, toscos, atrevidos e irrespetuosos. Los vemos vestidos como los bandidos de las películas policiales, haciendo ruido con los motores de sus vehículos, manejando carros y motocicletas peligrosamente, atentando no solo contra su seguridad sino contra la de los transeúntes y demás conductores. Creen que fumando, bebiendo alcohol o consumiendo drogas son más hombres, ¡que mal juzgan!
Y qué decir de aquellos que han cambiado su Qiblah (dirección hacia la Ka’bah) por los clubes deportivos y gimnasios. Es cierto que el deporte es algo promovido por el Islam, pero si la persona se obsesiona por él y descuida sus obligaciones, ya no es bueno. Cuántos jóvenes no son los que pasan todo el día jugando futbol o metidos en un gimnasio, y que al momento de la oración la dejan pasar porque el deporte y el entrenamiento son más importantes para él que cualquier otra cosa en el mundo; luego, al llegar la noche, lo único que piensan es en descansar, para luego continuar con su rutina al siguiente día; estos son a los que se refería el Mensajero de Al-lah, sallallah 'alaihi wa sallam: “Cadáveres por la noche, burros en el día, conocen de esta vida pero ignoran por completo lo que hay en la Otra”. Si se les pregunta sobre los campeonatos mundiales, las temporadas venideras, los posibles ganadores, etc., sus bocas expresan elocuencia con sus palabras, son expertos en el tema, y sus juicios al respecto son precisos; pero cuando se les pide que reciten Al Fatihah (primera Sura del Corán), si la saben, la pronuncian o leen mal; si se les pide que hablen sobre los Sahabah, los Salaf (predecesores piadosos) o los sabios destacados del Islam, no conocen absolutamente nada de ellos, qué pena.
Igualmente les sucede a aquellos que piensan que arriesgando su vida en espectáculos donde muestran su “destreza” y “habilidad” con los autos y las motocicletas, haciéndolos girar demencialmente, quemando los neumáticos y haciendo piruetas disparatadas. Es cierto que la adrenalina que se segrega es estimulante, pero al final se pagará con creses por haberse estimulado de esta manera. Sabemos que el mundo que rodea a los aficionados a esta locura está lleno de vicios, así que entrar en él es ya poner en riesgo la vida.
No solamente los jóvenes que pierden su tiempo son los que se han dejado llevar por su dejadez y se han desviado del camino recto, tenemos también que algunos de los que se dedican a sus estudios y a crecer culturalmente se dirigen hacia su propia perdición; esto, porque al escuchar algún tema relacionado con la religión, lo rechaza, o al ver a un musulmán practicante y cumplidor de sus deberes religiosos, lo menosprecian y califican de acomplejado y extremista. Creen que ellos son los perfectos, los que están por encima de los demás y que sus vidas son equilibradas, pero su ego se los ha llevado por delante, y han caído presas de una de las conductas que les alejan de Al-lah: la soberbia.
Cerrando el tema de las desviaciones más notables que se ven hoy en día entre nuestros jóvenes, tenemos el coqueteo con las mujeres en el caso de los hombres, y con los hombres en el de las mujeres. No hay momento que desperdicien para buscar atraer a la persona del otro sexo, en cualquier lugar, especialmente en la calle, las tiendas, centros comerciales y sitios públicos.

Related Articles