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Haz del trabajo duro tu lema en Ramadán

El trabajo duro debe ser el lema de la gente recta que no quiere que Ramadán pase antes de obtener su recompensa. Ellos prefieren persistir en este buen estado a fin de recibir su premio de su Señor y obtener Su perdón, en lugar de disfrutar los placeres de este mundo. Así, cuando celebran el ‘Id, se han ganado el derecho a hacerlo; y cuando rompen su ayuno, se regocijan, como fue mencionado por el Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, cuando dijo: "Hay dos placeres para la persona que ayuna: cuando rompe su ayuno en el momento del Iftar, se regocija; y cuando se encuentre con Al-lah Todopoderoso se alegrará en su ayuno" [Bujari y Muslim]. Es decir, encontrará que ayunar, cuyo objetivo es el perdón y librarse del Infierno, intercede por él el Día del Juicio, como confirmó el Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, cuando dijo: "La gente que ayuna entrará (al Paraíso) por una puerta llamada Ar-Rayyán, por la que nadie más va a entrar".
Los días han llegado a nosotros de nuevo, con el mismo lema que siempre hemos planteado: la determinación de conseguir todos los medios posibles para el perdón de Al-lah Todopoderoso, y cumplirlos lo mejor posible para mostrar a Al-lah, Alabado y Glorificado sea, nuestro buen desempeño, veracidad, sinceridad y buenas obras. Nos acercamos al Señor con devoción y dirigimos todas nuestras preocupaciones, palabras y obras a obtener la buena voluntad, amor y apego de nuestro Señor, y prepararnos para el Más Allá. Si un creyente hace todo esto para agradar a Al-lah, el Omnipotente, recibirá más en el mundo y en el Más Allá, como confirma Al-lah, Alabado y Glorificado sea, cuando dice (lo que se interpreta en español): {Vuestro Señor os hace saber que si Le agradecéis, Él incrementará vuestro sustento; y sabed que si sois desagradecidos Su castigo será severo.} [Corán 14:7] Uno debe estar satisfecho con una pequeña porción de este mundo y debe buscar el Más Allá y tenerle aversión a la morada del Infierno a la que conduce la arrogancia, con el fin de tener los signos del amor y la buena voluntad de Al-lah, Alabado y Glorificado sea, visibles para uno.
Por lo tanto, en los días de Ramadán, uno debe comenzar con arrepentirse, pedir perdón y tener como objetivo modificar su interior con persistencia para poder preparar el alma y el corazón para recibir la recompensa de Al-lah Todopoderoso. De esta forma, uno puede compensar los días en los que fue perezoso y lento, se distrajo de Al-lah, el Altísimo, y fue apresado por la negligencia en todos sus estados y hechos. Debemos arrepentirnos de los días en los que no obtuvimos nada del Corán ni del recuerdo de Al-lah, Alabado y Glorificado sea, y debemos buscar llenar nuestros pechos con la luz de la fe, afirmar nuestros corazones para no ser afectados por los deseos y ser exitosos y fuerte en su camino hacia Al-lah, Alabado y Glorificado sea. Debemos evitar seguir los susurros de Satanás, caer en malas inclinaciones, ser vacilantes y distraídos; y debemos buscar encontrarnos en el mejor estado para ser amados por nuestro Señor.
Fue narrado que el Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, cada vez que llegaban los últimos diez días de Ramadán, se quedaba despierto toda la noche (en oración), alejado de sus esposas, dedicado a la adoración de forma más diligente, y despertaba a su familia (para realizar oraciones nocturnas) [Bujari y Muslim]. Esta fue su práctica durante los últimos diez días de Ramadán. Él hizo todo esto practicando el I‘tikaf (retiro en la mezquita). Es decir, dedicaba su corazón y su cuerpo a su Señor, absteniéndose de mezclarse con la gente para retirarse con Al-lah Todopoderoso, y se convirtió en un ejemplo a seguir por los creyentes. Este retiro con Al-lah, Alabado y Glorificado sea, es una forma en que la gente reforma sus asuntos mundanos y del Más Allá, preparan sus corazones y cuerpos para llevar a cabo los medios de obtener perdón. Él hizo todo esto con persistencia en los últimos diez días de Ramadán buscando ser perdonado, a pesar de que Al-lah Todopoderoso le había perdonado ya todos sus pecados pasados y futuros. Hizo todo esto como forma de expresar gratitud, como él mencionó con sus propias palabras: "¿No debería ser un siervo agradecido?" [Bujari].

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