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{[…] pero Al-lah ya les mostrará lo que no se imaginan} (parte 2 de 2)

{[…] pero Al-lah ya les mostrará lo que no se imaginan} (parte 2 de 2)

En el momento en el que se ponga la balanza en la que se pesarán las obras, la incertidumbre y el temor serán terribles, dijo Al-lah: {Y dispondré la balanza de la justicia el Día de la Resurrección, y nadie será oprimido en lo más mínimo. Todas las obras, aunque sean tan ínfimas como un grano de mostaza, serán tenidas en cuenta. Nadie lleva las cuentas mejor que Yo} [Corán 21:47]. Todo acción que hayas realizado será expuesta en público, todo lo que ocultaste, es ahí cuando la gente verá lo que no se imaginaba que verían y que sería expuesto.
La balanza será puesta y se traerá a cada persona frente a ella, y se comenzará a pesar las acciones que cada una realizó. Se pondrá las oraciones del quiam, el zakat, la sadaqa, la lectura del Corán, la obediencia a los padres, la unión de los lazos familiares, la buena vecindad, todas las buenas obras que se hicieron. Pero de repente, ¡oh, sorpresa!, todas esas acciones serán reducidas a polvo que el viento se llevará. ¿Por qué? ¿Cuál es la razón? Porque todas esas obras fueron hechas sin sinceridad, para ser vistos por los demás. Dijo el Profeta Muhammad, que la paz y bendiciones de Al-lah sean con él, según el relato de Zu’ban, que Al-lah esté complacido con él: “Un grupo de musulmanes se presentarán el día del juicio con tantos hasanat como el tamaño de las montañas de Tihama, sin embargo, Al-lah las pulverizará y hará que el viento se las lleve”. Zu’ban le dijo: “Descríbenoslos, para que no seamos como ellos”. Le dijo: “Son hermanos suyos, musulmanes, que rezan en la velada como ustedes lo hacen (hacen todo lo que ustedes hacen); sin embargo, cuando nadie los ve, cometen todo lo que Al-lah ha prohibido (porque no tienen taqwa y no les importa que Al-lah los vea, así que lo que hacen, lo hacen para que la gente los vea)” (Sahih Ibn Maya).
Además, cometieron cosas que creyeron que no tenían importancia, como miradas indebidas, sonrisas de manera que no corresponde, susurros de cosas no adecuadas, palabras inapropiadas, etc. De poco en poco se acumularon y se hicieron muchas, pero la persona no les prestó atención, porque pensaba que no importaban. Ibn Mas’ud, que Al-lah esté complacido con él, relató que el Mensajero de Al-lah, que la paz y bendiciones de Al-lah sean con él, dijo: “Tengan cuidado de las acciones que piensan que no tienen importancia, pues estas se van acumulando y harán que la persona sea condenada” (Sahih Al Yami’).
Por otra parte, este verso que inspira incertidumbre y temor en la persona que lo recita o escucha, puede tener una connotación muy positiva, es decir, que el creyente podría encontrarse con grandes favores y un bien que no se imaginaba. Como el relato del hombre y la tarjeta que le será entregada; dijo el Profeta de Al-lah, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él: “Una persona de mi nación será llamada y le serán expuestos noventa y nueve tomos del registro de sus acciones, cada uno tan grande como lo que alcanza al cubrir la vista. Al-lah le preguntará: ‘¿Niegas algo de lo que está aquí registrado?’, responderá: ‘No, no niego nada, mi Señor’. Al-lah le dirá: ‘Entonces mis ángeles encargados de escribir todo lo que hiciste no fueron injustos’. Y (como esos registros reúnen todo lo malo que hizo) Al-lah le preguntará: ‘¿Tienes alguna obra de bien, una hasana que le haga contrapeso a todo eso?’. El hombre, asustado, responderá: ‘No, nada’. Al-lah replicará: ‘¡Te equivocas, sí tienes! No se cometerá injusticia alguna en tu contra hoy’. Se sacará una tarjeta en la que está escrito lo que ese hombre creía: ‘La ilaha il-la Al-lah, Muhammad Rasulul-lah’. Preguntará: ‘¡¿Qué valor tiene esta tarjeta ante todos estos registros que tengo frente a mí?!’. Al-lah le responderá: ‘No se cometerá injusticia alguna en tu contra’. Los registros serán puestos en uno de los platos de la balanza y la tarjeta en el otro, y resultará que la tarjeta pesará mucho más (por lo que este hombre será perdonado y agraciado con el Paraíso)”.
También encontramos el hadiz en el que se relata que un hombre que había cometido muchas faltas les pidió a sus familiares que, cuando muriera, cremaran su cuerpo y que arrojaran sus cenizas al mar, porque temía que si Al-lah encontraba su cuerpo lo castigaría severamente. Murió y sus parientes cumplieron con su deseo. Cuando llegue la resurrección, se encontrará frente a Al-lah y Él le preguntará: “¿Qué motivó que le pidieras a tu gente que cremaran tu cuerpo?”, y el hombre responderá: “Mi temor de Ti, mi Señor”. Entonces Al-lah lo perdonará. Este hadiz fue registrado en Sahih Ibn Maya.
Está también la historia del prestamista, cuyo origen se encuentra en Bujari, dijo el Enviado de Al-lah, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él: “Había un prestamista que jamás había hecho una buena obra (más allá de creer en el Tawhid). Era prestamista y cuando enviaba a su cobrador le decía: ‘Cuando cobres y ves que la persona tiene dificultades para pagar, toma solo lo que te pueda dar y el resto perdónaselo; puede ser que así Al-lah nos perdone a nosotros’. Cuando murió, Al-lah le preguntó: ‘¿Alguna vez hiciste algo de bien y cumpliste con alguna de tus obligaciones religiosas?’. El hombre le respondió: ‘No, nada. Lo único que puedo decir es que cuando enviaba a mi cobrador le pedía que si veía que alguien tenía dificultades para pagar, que tomara solo lo que le pudiera dar y que el resto se lo perdonara, esperando que Tú nos perdones a nosotros’. Entonces Al-lah le dijo: ‘Pues Yo te he perdonado’”.
Una persona puede dar una pequeña sadaqa, un solo dátil, pensando que no le representará una gran recompensa, pero el Día del Juicio se encontrará que, por el contrario, esta sadaqa tan “insignificante” le tendrá una recompensa tan grande como la montaña de Uhud, {[…] pero Al-lah ya les mostrará lo que no se imaginan}. En Sahih Muslim se registró: “A quien dé un dátil de sadaqa que haya sido obtenido de forma legal, pues Al-lah solo acepta lo que es legal, Él le aceptará esa acción y la tomará en Su Diestra, y la hará crecer tanto que llegará a ser del tamaño de Uhud”.
Ejemplos como los anteriores se presentan a diario y en cualquier momento: una sadaqa en medio de la noche, una lágrima derramada al reflexionar sobre la grandeza de Al-lah, una aleya enseñada para y por Al-lah, la construcción de una mezquita, la apertura de un pozo de agua, decir la verdad, una súplica sincera que se haya hecho, hacerse cargo de una viuda o de un huérfano, regalar un Corán, enseñar alguna ciencia, alegrar a una persona, sembrar un árbol, tratar con bondad a algún animal… muchas obras que se piensan menores o insignificantes, sin valor, pero que el Día del Juicio valdrán mucho, es ahí cuando también {[…] Al-lah ya les mostrará lo que no se imaginan}, les dará una recompensa, los cubrirá con Su misericordia y perdón sin que la gente que reciba estos favores se los hubiera imaginado.

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